El síndrome de Hubris: el poder como causa de la corrupción moral

El síndrome de Hubris fue descrito por el expolitico David Owen y el psquiatra Jonathan Davidson como un cuadro derivado del exceso de poder en algunos políticos. Veamos en qué consiste.
El síndrome de Hubris: el poder como causa de la corrupción moral
Cristina Roda Rivera

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 06 abril, 2022

El síndrome de Hubris hace referencia a las personas que experimentan un cambio de personalidad cuando se encuentran en posiciones de liderazgo. Puede darse en los negocios, política o cualquier otro campo.

Este síndrome describe como personas en el poder muestran un orgullo extremo, exceso de confianza y un desprecio total por los demás. Estos rasgos de carácter conducen a un comportamiento impulsivo y a menudo destructivo.

Desde el punto de vista neurocientífico no hay ninguna evidencia de que pueda existir un cambio fisiológico en dichas personas. Sin embargo, tanto la psiquiatría como la psicología abordan este tema.

No debe verse como un trastorno en sí ni como un subtipo del trastorno de personalidad narcisista. Es un cuadro o síndrome que se deriva del excesivo poder no tiene el mismo desarrollo que un trastorno de personalidad.

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El síndrome de Hubris: la desmesura del poder

El término hubris o hybris (ὕβρις, hýbris) es un concepto griego que significa ‘desmesura’. Es lo opuesto a la sobriedad, a la moderación. La persona hubrística era aquella con un orgullo desmesurado, que trataba a los demás con insolencia y desprecio. El individuo parecía obtener placer al usar su poder de esta manera, pero ese comportamiento deshonroso fue fuertemente condenado en la antigua Grecia.

La investigación sobre este fenómeno se hizo más seria y académica por parte David Owen, que fue ministro en el gobierno laborista de James Callaghan y el psiquiatra Jonathan Davidson.

Para Owen, el síndrome de Hubris a menudo es visto como una extensión natural, o al menos no inesperada, de la confianza y la ambición requeridas de cualquiera que busque el poder. Si bien muchos podrían considerar la arrogancia como un lado desafortunado de los líderes, también creen que al menos cierto nivel de arrogancia es el precio a pagar por un gran liderazgo.

El poder es una droga embriagadora, que no todos los líderes tendrían el carácter arraigado necesario para contrarrestar. Hacerlo requiere una combinación de sentido común, humor, decencia, escepticismo e incluso cinismo que trata el poder por lo que es: una oportunidad privilegiada para influir y a veces determinar el giro de los acontecimientos.

Owen describe específicamente el síndrome de Hubris como trastorno de personalidad único y adquirido que se desarrolla solo después de que un líder ha mantenido el poder durante un período de tiempo. Además, solo es aplicable si no hay antecedentes de enfermedad psiquiátrica.

Síntomas del síndrome de Hubris

Una muestra de los 14 síntomas del síndrome de Hubris identificados por David Owen incluyen los siguientes:

  • Uso del poder para la auto-glorificación.
  • Obsesión con la imagen personal.
  • Excesiva confianza en sí mismo, acompañada de desprecio por los consejos o críticas de los demás.
  • Pérdida de contacto con la realidad.
  • Habla como un mesías, como alguien que deja entender que está revelando una verdad absoluta.
  • Acciones imprudentes e impulsivas.
  • Aparece una incompetencia evidente por el exceso de confianza, existe una falta de atención a los detalles.

Al investigar estos síntomas, Owen y Davidson notaron la superposición con otros trastornos de la personalidad. Especialmente se superponía con el trastorno de personalidad narcisista.

Siete de los 14 síntomas también son síntomas del trastorno de personalidad narcisista y 2 síntomas son del trastorno de personalidad antisocial y el trastorno de personalidad histriónico.

Perfiles de dirigentes famosos

Owen y Davidson investigaron los perfiles psicológicos de los primeros ministros del Reino Unido y los presidentes de los Estados Unidos en el poder en los últimos 100 años en busca de ejemplos de rasgos hubrísticos.

Encontraron a siete presidentes de los Estados Unidos que mostraron rasgos definitorios de arrogancia: los dos Roosevelts, Woodrow Wilson, John Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon y George W. Bush. Sin embargo, el único de estos presidentes que identificaron presentaba más claramente el Síndrome de Hubris era Bush.

Entre los primeros ministros del Reino Unido fueron analizados: Herbert Asquith, David Lloyd George, Neville Chamberlain, Winston Churchill, Anthony Eden, Margaret Thatcher y Tony Blair. Todos ellos mostraron señas de un orgullo excesivo, pero solo Lloyd George, Chamberlain, Thatcher y Blair manifestaban el síndrome de Hubris al completo.

David Lloyd George
David Lloyd George, político británico y primer ministro entre 1916 y 1922

Los políticos no son los únicos

Los primeros ministros y presidentes son fuentes convenientes de estudio debido a la extensa información biográfica disponible. Sin embargo, el Síndrome de Hubris está relacionado con el poder y, por lo tanto, cualquier persona en puestos de poder como los CEO de las corporaciones puede sufrir este síndrome.

El gran Bertrand Russell ya capturó el fenómeno de que algo sucedía a la estabilidad mental de una persona cuando estaba en el poder. Describió el vínculo causal entre el poder y el comportamiento aberrante denominándolo “la intoxicación del poder”.

Por tanto, esto nos lleva a pensar que hay personas con un comportamiento honrado que, ante la acumulación de poder a lo largo de los años, se corrompe. Es por ello que en toda sociedad desarrollada se debe controlar cualquier signo de despotismo con un sistema social y político que delimite el poder que recae en una sola persona.


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