¿En qué se diferencian el TOC y el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad?

TOC y TPOC son trastornos con algunas similitudes, pero que requieren un abordaje terapéutico distinto. Por ello, es importante aprender a diferenciarlos correctamente.
¿En qué se diferencian el TOC y el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad?
Marta Bermejo Victoriano

Escrito y verificado por la psicóloga Marta Bermejo Victoriano.

Última actualización: 24 noviembre, 2019

El trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno compulsivo de la personalidad comparten varios puntos en común. Sin embargo, se trata de dos cuestiones diferentes que requieren un abordaje particular. Ahora, ¿cómo se consigue diferenciar uno del otro?

Para los clínicos es importante saber hacer un buen diagnóstico diferencial ya que el tratamiento de ambos trastornos, aunque se puedan trabajar algunos aspectos con las mismas técnicas y herramientas, es diferente. 

Mujer estresada por pensamientos obsesivos

Dos trastornos diferentes con una base común

Como veremos más adelante, la sintomatología del trastorno obsesivo compulsivo (TOC)  y del trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad (TPOC) tiene aspectos en común y, aunque a veces nos puede parecer la misma, en realidad no lo es. Sí es cierto que existe una base obsesiva muy potente en ambos trastornos, pero eso no significa que sean iguales. 

El nombre de cada diagnóstico también puede llevar a confusión, al diferenciarse solo en el término “de personalidad”. 

Estamos ante dos grandes trastornos, uno de ellos bastante común y frecuente en las consultas de psicología, que es el TOC, el cual se encuadraba dentro de los trastornos de ansiedad hasta hace muy poco, pero a partir del DSM V se ha separado de estos debido a que se ha encontrado que implica circuitos cerebrales específicos. Por su parte, el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad pertenece, como su denominación indica, a los trastornos de la personalidad.

Tienen etiología, curso y pronóstico diferente, en el caso de TOC podemos hablar de un trastorno de evolución larga pero que se puede controlar, con buena respuesta a los psicofármacos, por tanto con una base genética o biológica, base que no está tan clara en el de personalidad. En ambos casos,  la persona que lo padece puede llevar un completo manejo de sus síntomas y llevar una vida funcional.

Para ver bien sus diferencias, vamos a ver en qué consiste cada uno de ellos.

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)

Se caracteriza por dos grandes síntomas.

  • Por un lado las obsesiones, que se presentan como pensamientos, impulsos o imágenes persistentes y recurrentes y de carácter intrusivo, es decir, aparecen de repente y de manera involuntaria en la mente de la persona. Son pensamientos que se tiende a rechazar y no querer pensar, son irracionales e ilógicos, a veces de contenido “mágico”, causan una gran ansiedad y malestar clínicamente significativos.
  • Por otro lado, las compulsiones, que consisten en conductas o actos mentales repetitivos que la persona lleva a cabo a fin de neutralizar el malestar que le genera la obsesión, como si realizando estos comportamientos el contenido de la obsesión no se cumpliera, ya que las obsesiones generalmente se refieren a situaciones temidas.

Las compulsiones se realizan a modo de ritual, es decir, la persona sigue un mismo patrón o proceso de manera rígida, que repite un número determinado de veces, hasta que disminuye la ansiedad o malestar.

Las conductas suelen ser del tipo lavarse las manos, comprobar cosas, ordenar, etc., mientras que los actos mentales consisten en repetir palabras, contar, rezar, pensar en algo determinado de manera repetida o durante un tiempo determinado. 

Todo esto interfiere de manera significativa en la vida de la persona, quitándole mucho tiempo, incluso a veces no permitiendo llevar a cabo una rutina normal, como puede ser por ejemplo dormir, porque se invierten muchas horas en limpiar u ordenar cosas.

Trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad (TPOC)

Se caracteriza por un patrón de preocupación excesiva por el orden y el control, con tendencia al perfeccionismo. Por ende, q uien lo padece se centra demasiado en los detalles, hacer listas de cada tarea, seguir las normas, mantener un orden extremo (llegando a perder de vista el objetivo de la tarea en sí), etc. 

El perfeccionismo impide que la persona pueda llevar a término las cosas porque piensa que están inacabadas, que no están suficientemente bien o son erróneas. 

El pensamiento y la conducta se basan en una rigidez extrema, que incluso exigen también a los demás, lo cual dificulta mucho la relación social con el resto. Tienden a dedicarse de forma desproporcionada al trabajo, suelen acaparar tareas y funciones para no delegar, asegurándose así de que las cosas se hacen según su criterio, también les cuesta deshacerse de objetos que ya no son servibles.

El patrón de este trastorno es estable y de larga duración en el tiempo, pudiendo iniciarse en la adolescencia o primeros años de la etapa adulta.

Persona con TOC

Entonces, ¿qué diferencia a estos dos trastornos?

Como vemos en la descripción de cada uno de ellos hay aspectos en común, sobre todo la base obsesiva del pensamiento. Pero también hay diferencias marcadas y son las siguientes:

  • Con respecto al contenido del pensamiento, en el TOC el pensamiento es egodistónico, es decir, produce malestar y no cuadra con la forma de pensar de la persona, por ello produce ansiedad. En cambio en el TPOC esto no ocurre, la persona vive con tranquilidad sus pensamientos, no le generan ansiedad ni malestar y se encuentra bien realizando sus tareas según sus propias normas. En este caso, son pensamientos egosintónicos, lo cual dificulta que tome conciencia de problema, porque para la persona su forma de pensar es la “normal”, para quien padece TOC no lo es, son capaces de cuestionar sus propios pensamientos reconociendo incluso que son “absurdos”, aunque no pueden evitar pensar que se pueden convertir en realidad.
  • En cuanto a la forma de funcionar, las personas con TPOC tienden a llevar todo con extrema responsabilidad y orden, algo que a los que conviven o trabajan con ellos les resulta muy difícil de soportar y manejar. Tienden al alto rendimiento y a la búsqueda de lo “perfecto”, en cambio las personas con TOC funcionan de forma contraria, suelen ser más desordenadas y con más tendencia al caos.
  • En el TOC es la propia persona la que busca ayuda por su sufrimiento y gran ansiedad, en el caso del TPOC esto es más difícil ya que no existe, o existe en menor medida, conciencia de problema. Por ello es este último caso, a veces es la familia o personas más allegadas quienes solicitan ayuda.

TOC Y TPOC son patologías diferentes que, una vez identificadas, pueden abordarse con éxito. Aunque el abordaje terapéutico vaya enfocado de manera diferente.

En resumen…

Una persona con TPOC tiene una clara tendencia a la escrupulosidad, el perfeccionismo, la pulcritud, la formalidad, el orden y la meticulosidad. Suele ser además una persona rígida que se exige mucho a sí misma y que es poco dada a la espontaneidad y la improvisación (pues necesita tenerlo todo planificado) 

Una persona con TOC tiene pensamientos, imágenes o impulsos persistentes intrusos e inapropiados que intentan suprimir, que son producto de la mente (e irracionales) y generan ansiedad. Entonces, lleva a cabo rituales (compulsiones) para intentar reducir dicha ansiedad. 

El TOC puede presentarse en momentos puntuales, mientras que el TPOC se mantiene en el tiempo y (generalmente) no afecta tanto la calidad de vida de la persona.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.