¿Es verdad que las parejas terminan pareciéndose mucho entre sí?

Hay parejas que con el paso de los años terminan pareciéndose hasta en el aspecto físico. Sin embargo, también podemos encontrarnos con los llamados "doppelgängers románticos". Hablamos sobre ello.
¿Es verdad que las parejas terminan pareciéndose mucho entre sí?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 09 septiembre, 2021

¿Alguna vez has notado que algunas parejas terminan pareciéndose mucho entre sí? Puede que tengas esos amigos que llevan juntos desde el instituto y que, a día de hoy, visten casi igual e incluso podrían pasar como hermanos. Gestos semejantes, mismo sentido del humor, gustos culinarios idénticos y hasta pequeños matices en su forma de expresar que revelan una gran similitud…

Ahora bien, el fenómeno no se queda únicamente ahí. No solo las parejas que llevan más de una década de relación guardan cierta semejanza. A veces, nos encontramos con personas que mantienen una relación con hombres o mujeres que podrían pasar por sus gemelos. Esta realidad es bien conocida en redes sociales, hasta el punto de que el término ya tiene nombre “doppelgängers románticos”.

Es como si, en este caso, lo de que los polos opuestos se atraen no se cumpliera en absoluto. Hay veces en que buscamos almas gemelas en todos sus sentidos, tanto en el plano experiencial, emocional y psicológico, como físico. Un fenómeno curioso en el que vale la pena detenernos.

A algunas personas les atrae aquello que les es familiar, porque les confiere seguridad y confianza. Esto explicaría por qué un número determinado de parejas se parecen en su estilo y hasta en su aspecto físico.

imagen representando cómo las parejas terminan pareciéndose mucho entre sí

¿Es cierto que las parejas terminan pareciéndose mucho entre sí?

Es verdad que en ocasiones, nos sentimos atraídos por alguien opuesto por completo a nosotros. Hay quien desprende tal misterio y nos resulta tan desafiante y fuera de lo común que es comprensible sentir atracción. Sin embargo, buena parte de nosotros orbitamos alrededor de figuras que nos son familiares en diversos aspectos.

Nos enamoramos de compañeros de facultad o de trabajo. También de esa persona que hemos conocido en algún grupo de una red social al compartir una afición en común. Incluso en nuestros registros en las clásicas aplicaciones para buscar pareja, reflejamos nuestros gustos y pasiones para encontrar personas con la misma afinidad.

Lo familiar, lo semejante a nosotros nos da seguridad. Y aquello que nos hace sentir seguros nos despierta confianza. Así, Justin Lehmiller, psicólogo social de la Universidad de Indiana y autor del libro Tell me what you want: The Science of Sexual Desire, nos indica algo interesante. Aquello que nos es familiar es lo que más nos atrae, aunque no siempre somos conscientes de ello.

Doppelgängers románticos: cuando el parecido también es físico

Desde la psicología evolutiva se da una respuesta algo polémica a la pregunta de si es verdad que las parejas terminan pareciéndose mucho entre sí. Según este enfoque, lo que sucedería es que es más común que busquemos individuos con ciertas semejanzas a nosotros mismos, por lo que se conoce como “apareamiento selectivo”.

Según esta teoría evolutiva, preferimos que se nos parezcan físicamente porque así damos con alguien con unos genes similares y elevamos la probabilidad de que esa relación tenga éxito a nivel emocional y también reproductivo. Esta sería una explicación algo controvertida.

Otra nos habla de que nos sentimos atraídos por personas con algún parecido físico con nuestros padres. Bien es cierto que la idea nos suena desagradable. Sin embargo, parece que de manera inconsciente, abundan quienes experimentan este tipo de atracción. Si tal persona tiene los ojos, el cabello, las facciones o ese aire o gestualidad que les recuerda a su padre, madre, tío, tía, etc., se enciende en ellos una mayor sintonía.

Según el enfoque de la psicología evolutiva, nos sentimos atraídos -de manera inconsciente- por personas que tienen cierto parecido con nosotros. Eso nos da confianza y seguridad.

Silueta de una pareja en el cielo simbolizando cómo las parejas terminan pareciéndose mucho entre sí

Las parejas terminan pareciéndose mucho entre sí (pero no tanto como creemos)

Más allá de si buscamos o no personas físicamente parecidas a nosotros, hay otra pregunta de interés. ¿Es verdad que las  parejas terminan pareciéndose mucho entre sí? La universidad de Stanford realizó un estudio en el 2020 para responder esto mismo. Bien, la conclusión a la que se llegó es sencilla, comprensible e ilustrativa.

Se estudiaron los casos de 517 parejas de entre 20 y 69 años. El objetivo era comprender si a lo largo de los años, las parejas reflejan una clara semejanza física. La conclusión fue negativa: los rostros de esas personas que mantienen una relación durante décadas no se vuelven semejantes.

Ahora bien, sí se da otro hecho muy concreto. Hay un mimetismo social y emocional, es decir, con el tiempo, y debido al entorno y las experiencias compartidas se van creando similitudes entre las parejas. Se aprecia cómo convergen en estilos de personalidad, inteligencia, forma de comunicar, vestir, en el estilo de vida, actitudes y valores…

La convivencia, si es buena, nos va acercando en muchos más aspectos hasta el punto de ser muy parecidos, pero no en el plano físico. La similitud física solo se da en los llamados d oppelgängers románticos. Es decir, en esas personas que de manera consciente o inconsciente se sienten atraídas por quienes guardan rasgos semejantes con ellos mismos.

Como vemos, el mundo de la atracción humana, sigue albergando matices y dinámicas dignas de interés.


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