Estar triste no es lo mismo que estar deprimido
Estar triste es algo que nos ocurre a todos en algún momento. La tristeza es una emoción normal que en muchas ocasiones puede hacer la vida más interesante y nos ayuda a apreciar la felicidad. Es más, una gran parte del arte y la poesía se inspira en la tristeza y la melancolía.
Sin embargo, la tristeza suele venir acompañada de una la pérdida. Entonces la tristeza es aún más profunda, pero sigue siendo normal y, aunque en ese momento parezca que ya nada tiene sentido, que nada va a volver a ser igual, que ya no podremos ser felices de nuevo, lo normal es que las aguas vuelvan a su cauce y seamos capaces de encajar la nueva situación.
Es importante llamar a las cosas por su nombre y aprender a diferenciar un estado de tristeza, porque superar la tristeza -o ayudar a alguien a superarla- no es lo mismo que enfrentarse a una depresión.
¿Cómo estar triste de manera saludable?
Estar triste de vez en cuando es normal, y es un ingrediente más de la vida que puede enriquecerla y darle mayor emoción y sentido. Para ello hay que enfocar la tristeza de manera saludable. Para ello, pueden resultar útiles los siguientes consejos:
1. Permítete estar triste
Muchas veces negamos estos sentimientos o los mantenemos en secreto por pudor o por imposiciones sociales. ¿Por qué? Llora cuando lo necesites, quédate en casa si no te encuentras con ánimo para disimular que estás bien y desahoga tu tristeza. Seguro que ya has oído esa frase tan popular que dice: “Las lágrimas desinfectan el dolor”. Las infecciones no son buenas, así que deja sanar tus heridas.
2. Planifica un momento para ti solo
Si te sientes triste, planifica un momento para ti solo. A veces no podemos evitar cumplir con nuestros compromisos. Tú mismo eres un compromiso más, así que reserva un espacio para ti en tu agenda. A mucha gente le funciona tener un día para estar triste, en el que escuchan música melancólica, ven películas dramáticas para llorar y se dejan llevar por sus sentimientos y pensamientos. En medio de todo el ajetreo, tienes derecho a tener un día para tus penas.
3. Identifica cuál es la fuente de tu tristeza
Saber por qué estás triste te ayudará a encontrar la mejor manera de superarlo y, sobre todo, a que esa tristeza no evolucione a un estado crónico o que derive en una depresión. Para eso necesitarás desahogarte y tener tiempo para vivir tu tristeza y que esta pase o saque lo que lleva dentro.
Muchas veces, estar triste es una manifestación de la nostalgia debido a un cambio que no queremos hacer o que nos cuesta trabajo asimilar. Igualmente, es necesario identificarlo para superarlo. Una mudanza, un cambio de centro de estudios, un hijo que se va de casa, incluso una enfermedad que nos limita… todo ello implica cambios, pero son necesarios, y es necesario asumirlos para avanzar.
Cuándo la tristeza se convierte en depresión
Diferenciar tristeza y depresión a veces puede ser difícil. No obstante, las siguientes características nos pueden ayudar a saber cuándo la tristeza empieza a derivar en depresión:
- Tristeza persistente, ansiedad o estado de ánimo “vacío”.
- Sentimientos de desesperanza, pesimismo.
- Sentimientos de culpa, inutilidad, desamparo.
- Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades de las que antes se disfrutaba, incluyendo el sexo.
- Disminución de energía, fatiga, estar “más lento”.
- Dificultad para concentrarse, recordar, tomar decisiones.
- Trastornos del sueño, como insomnio, despertar más temprano de lo habitual por la mañana, o dormir demasiado.
- Problemas de apetito: pérdida de peso o comer en exceso con aumento de peso.
- Pensamientos de muerte o suicidio, intentos de suicidio.
- Inquietud, irritabilidad.
- Síntomas físicos persistentes que no responden a tratamiento tales como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolor crónico.
En resumen, es importante estar atentos a estos síntomas. Algunos dan lugar a error, como la irritabilidad o la falta de interés por las cosas. Si lo ves en otra persona, considéralo una llamada de auxilio y no te lo tomes como algo personal. Si eres tú la persona que lo padece, tal vez haya llegado el momento de pedir ayuda.
Pedir ayuda no nos convierte en débiles, sino en personas que toman la determinación por solucionar un problema que les afecta. En esta vida, nadie hace las cosas totalmente solo y en ausencia de los demás. Así pues, en ocasiones, necesitamos ayudar y ser ayudados, sin que eso implique una merma en nuestra autoestima y autonomía (Dio Bleichmar, E., 1992).
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- Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (1983). Terapia cognitiva de la depresión. Brouwer.
- Dio Bleichmar, E. (1992). La depresión en la mujer. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría., 11(39), 283-289.
- Pérez Álvarez, M., & García Montes, J. M. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para la depresión. Psicothema, 13 (3).