Estrés digital: cuando la tecnología nos desborda

¿Sientes la necesidad de desconectar de las redes? ¿Te abruma tanta información y notificaciones en tu teléfono? Seguramente estés padeciendo estrés digital. Aquí te contamos qué es y cómo evitarlo.
Estrés digital: cuando la tecnología nos desborda
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 26 mayo, 2020

El estrés es un estado psicológico y fisiológico que nos sitúa en un estado de alerta y que, de forma crónica, puede ser muy perjudicial para la salud. Nos estresan los eventos vitales inesperados, las preocupaciones, la rutina y las actividades que realizamos en el día a día sin darnos cuenta. Es el caso del estrés digital, que consiste en el estrés relacionado los medios de comunicación, dispositivos tecnológicos y, sobre todo, las redes sociales.

Al igual que otros tipos de estrés, el digital tiene consecuencias perjudiciales para la salud. Además de las comunes a cualquier tipo de estrés, este puede tener consecuencias específicas concretamente en el cerebro, debido al desarrollo de tareas múltiples. Es decir, el uso de tecnología digital permite, y a veces nos fuerza a, realizar varias tareas a la vez y estar pendiente de distintos tipos de información, lo que puede pasar factura a la larga.

Hombre estresado en el trabajo

¿Qué es el estrés digital?

Se ha llamado estrés digital a la ansiedad que genera el querer compaginar la vida en línea con el resto de actividades cotidianas. Se produce por diferentes factores relacionados con los medios de comunicación: redes sociales, información recibida en los medios, el correo electrónico, recibir multitud de notificaciones procedentes del trabajo, etc.

Entre los principales síntomas que presenta alguien con estrés digital se encuentran los siguientes:

  • La nomofobia. Así es como se ha denominado al miedo irracional a estar sin teléfono o a no poder utilizarlo. Aunque se sienta la necesidad de desconectar, estar desconectados acaba generando miedo e inseguridad por no poder estar disponible o bien por no poder mantenerse al tanto en las redes.
  • Conductas de comprobación. Es decir, la necesidad de consultar si hay algún asunto pendiente. Por ejemplo, comprobar si hemos recibido algún correo electrónico, algún mensaje o consultar el feed de nuestra red social favorita.
  • A la misma vez que está la necesidad por estar conectados, se siente la necesidad de desconectar. Esas conductas de búsqueda y de alerta por si recibimos algo, puede llevar a síntomas físicos como dolores de cabeza, problemas de sueño o falta de concentración.

La invasión tecnológica

Según los datos, en 1995 solo un 10 % de la población adulta usaba internet, mientras que en 2011 ya indicaban cerca de un 80 %. En el año 2020, las cifras han subido al 91 % en España, 96 % en Reino Unido y el 99 % en Emiratos Árabes, el lugar del mundo con mayor cifra. De estos porcentajes, los adultos gastan de media unas 6 horas conectados a los teléfonos móviles, prevaleciendo el uso de aplicaciones de mensajería y redes sociales.

Aunque las cifras puedan resultar alarmantes, la realidad es que hoy en día es prácticamente imposible escapar de la tecnología. Es un avance que llegó para quedarse y para aumentar. Así pues, actualmente, la mayoría estamos rodeados y bombardeados continuamente por información y dispositivos digitales.

El problema que entonces se presenta es que nos olvidamos de conectar con la vida off-line. Además, su ritmo vertiginoso nos ha llevado a generalizarlo también en nuestra rutina, Es decir, la tecnología es rápida, cambiante y está disponible a todas horas. Por ello, resulta tan estimulante como desbordante y pasamos los días queriendo atenderlo todo y cuanto antes.

Estar en todo y en nada

El estrés digital no solo tiene en cuenta el uso del teléfono móvil. Habría que sumarle el tiempo de navegación por páginas web, el tiempo dedicado a chequear el correo electrónico, a escuchar música en streaming, a reuniones virtuales o simplemente el uso del ordenador para trabajar. Así, el estar rodeados de tecnologías nos lleva a cambiar de dispositivo y de actividad o tarea constantemente.

Según expertos, quienes tienen que trabajar con el correo electrónico, suelen cambiar de ventanas, y por tanto de foco de atención, unas 36 veces por hora. Es decir, de media, cada dos minutos cambiamos lo que estamos haciendo. Mientras que quien no usa el e-mail, lo hace unas 18 veces. Este capacidad de multitarea, que hasta hace un tiempo se consideraba como una cualidad beneficiosa, en realidad tiene una serie de consecuencias sobre nuestro rendimiento.

Se estima que el cerebro es capaz de afrontar la realización de dos tareas simultáneas, pero cuando se introducen más, este se descoordina. Comienza a estar pendiente de recibir más información por otra vía para estar preparado de una posible oportunidad o amenaza. Es entonces cuando somos menos capaces de filtrar y retener información, de cambiar de una tarea a otra y de concentrarnos. En definitiva, al abordar varios frentes, somos menos productivos.

Personas con móviles en las manos

Desintoxicación digital

Como se ha indicado, el estrés está relacionado con una peor salud física y psicológica, que puede tener incluso consecuencias a muy largo plazo. Por ello, es importante saber identificar y gestionar las situaciones que nos lo provocan. En este caso, también hay que saber liberarse del estrés digital y, para ello, los especialistas recomiendan realizar una desintoxicación.

Para hacer una buena desintoxicación digital lo principal es abstenerse un tiempo de usar las tecnologías y aprovechar para conectar con el entorno real.

Sin embargo, como reflexionábamos antes, a día de hoy es muy difícil desconectar por un largo período. Así que se pueden seguir los siguientes consejos para minimizar los efectos negativos de la saturación tecnológica:

  • Evitar redes sociales o aplicaciones de ocio durante el tiempo de estudio o trabajo. Irónicamente, existen muchas aplicaciones para controlar el tiempo que se dedica e incluso bloquear el acceso a las apps que uno quiera. También lo puedes hacer desde la configuración de tus dispositivos. Es importante marcar un horario y un tiempo límite para socializar en línea.
  • Si es necesario trabajar con el ordenador, hay que mantener el orden y limpieza en el entorno del mismo. Cuanto más agradable sea, mejor será la concentración.
  • Elegir un momento concreto para leer el correo electrónico ajustado a las necesidades reales. Así se evitará estar constantemente comprobándolo y, por lo tanto, desconectando de otras tareas.
  • Si por casualidad se encuentra un contenido interesante, hay que guardarlo para leerlo más tarde.
  • En cuanto al multitasking, si es inevitable, es recomendable agrupar las tareas por similitud, lo que evitará sobrecargar la mente al cambiar de foco.

En definitiva, las tecnologías son muy útiles, pero es importante saber mantener la distancia para no saturarnos y que nos afecten de forma negativa en lugar de ayudarnos. Dedica más tiempo a conectar con las personas que tienes alrededor, contigo y con la naturaleza. Además de ser más satisfactorio, hará que te recuperes antes de la vida digital.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.