Fobia a vomitar o emetofobia
Todos sentimos, en mayor o menor medida, arcadas o náuseas cuando otra persona vomita. Sin embargo, la emetofobia o fobia a vomitar va más allá: obliga a la persona a modificar su vida por el temor a este reflejo fisiológico.
Aunque en un principio no lo parezca, este miedo puede ser muy limitante. Desde plantearse la maternidad hasta controlar de forma obsesiva las caducidades de la comida, estas personas ven muy afectada su vida personal.
Además de todo ello, se trata de un miedo bastante desconocido y, por tanto, suele contar con bastante poco apoyo social. Por esto mismo vamos a caracterizarla, para darle visibilidad y conocer más a fondo sus implicaciones.
El miedo irracional a vomitar: una fobia específica
La emetofobia se encuentra tipificada en el manual diagnóstico DSM-V, dentro de las fobias específicas y los trastornos de ansiedad. Se trata del temor intenso e irracional a vomitar, hasta el punto de ser desmesurado.
Todas las fobias específicas tienen en común una serie de criterios para ser diagnosticadas en el ámbito profesional. Los que encontrarás, a continuación, son los que se detallan en el mencionado DSM-V:
- Este miedo se activa de forma persistente, al menos, durante 6 meses.
- La respuesta de ansiedad o pánico ante el estímulo o su anticipación es inmediata e intensa.
- Esta alteración no se explica por otros trastornos ni es efecto de sustancias, así como de trastornos físicos.
- Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica. Como hablamos de emetofobia, sería vomitar.
- Dicho miedo es desproporcional respecto al peligro que plantea el objeto o situación, así como al contexto sociocultural.
- El miedo causa malestar clínico en la persona y un deterioro significativo en su vida cotidiana (laboral, social, familiar…).
Síntomas
La fobia a vomitar es un miedo irracional que tiene efectos a todos los niveles de la salud del paciente. Enseguida los tienes en detalle:
- Físicos: paradójicamente, el miedo a vomitar produce síntomas fisiológicos similares a lo que se trata de evitar. Por tanto, es fácil encontrar náuseas, arcadas, mareos, temblores, etc.
- Conductuales: comportamientos obsesivos sobre la calidad de la comida, evitación de lugares específicos (colegios y hospitales, por ejemplo) y modificación de hábitos alimentarios.
- Cognitivos: pensamiento obsesivo sobre vomitar, ideas irracionales (como creer que pronunciar la palabra «vómito» lo desencadenará) o pensamientos ansiógenos de anticipación.
Causas de la emetofobia
El origen de la fobia a vomitar no está definido de forma clara. Al ser el vómito un reflejo del cuerpo para protegerse a sí mismo, no se puede entender como una extensión de un miedo natural, pero sí como una intensificación de la reacción emocional a lo desagradable que resulta.
Los conocimientos que aportan los casos individuales señalan las experiencias traumáticas como la causa más habitual. Las personas que acuden a terapia para solucionar esta fobia pasaron por un episodio de malestar físico muy intenso, como una enfermedad gastrointestinal aguda, y desarrollaron este miedo a raíz de ello.
Por otro lado, se baraja que las personas con mayor sensibilidad al asco también son más propensas a desarrollar este trastorno. Sin embargo, los estudios de revisión, como este de la Revista Brasileña de Psiquiatría, indican que se trata de una fobia específica que requiere de más estudio para determinar sus causas y su prevalencia.
Tratamiento para la fobia a vomitar
La emetofobia es un miedo bastante limitante y que afecta a un ámbito muy relacionado con la supervivencia, a saber, la alimentación. Por tanto, es muy importante tratarla para controlar posibles problemas adyacentes, como los trastornos de ansiedad o los de la conducta alimentaria.
En ocasiones, es necesario combinar el tratamiento psicológico con el psiquiátrico, pues podría ser necesario complementar la terapia con fármacos.
En este sentido, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser un enfoque válido para entender esta fobia. En ella, se aborda el tratamiento desde la exposición gradual, en la que se permite al paciente enfrentarse a su miedo en situaciones controladas, poco a poco y favoreciendo la desensibilización sistemática.
Al tratarse de un trastorno acompañado de creencias «mágicas» y pensamientos irracionales, también ha dado buenos resultados la técnica de la reestructuración cognitiva. Asimismo, se hace un abordaje sobre la conducta alimentaria del paciente y el origen del miedo, a veces con técnicas como el EMDR.
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Apoyo social y emetofobia
Es raro encontrar un caso de emetofobia en nuestra vida, debido a que el total de la prevalencia de todas las fobias específicas es de alrededor del 5 % de la población. No obstante, es importante saber escuchar y validar a la persona que indica que su miedo a vomitar no es racional y que sufre por ello.
Si crees que padeces este trastorno, no dudes en buscar ayuda profesional. Al ser un miedo que se inmiscuye enormemente en la vida social, es importante que informes a quienes tienes alrededor para que puedan ayudarte como necesitas.
De acuerdo con una publicación de Apoyo Psicosocial, se sabe que el respaldo percibido es un factor crucial para la recuperación en trastornos mentales. Recuerda que nadie debe transitar por el dolor psicológico sin una mano amiga.
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