Fracaso escolar: tipos, causas y prevención

Las cifras de fracaso escolar son un dato cada vez más alarmante. Por ello, es importante entender el fracaso escolar, por qué aparece y qué podemos hacer para prevenirlo.
Fracaso escolar: tipos, causas y prevención
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 28 octubre, 2020

¿Qué es el fracaso escolar y por qué se produce? Se trata de una problemática donde están en juego muchos factores: propios del sistema educativo, del alumno, del contexto… En este artículo abordaremos sus posibles causas, qué tipos de fracaso escolar existen y cómo prevenirlo.

¿Sabías que, según la Encuesta de Población Activa (EPA) (2019), el abandono escolar temprano en España se sitúa en el 17,9 %? Además, un 7 % no llegó a completar la ESO. En el resto de los países europeos, la media está bastante por debajo (10,6 %). En estos porcentajes se incluyen todas aquellas personas que abandonaron sus estudios entre los 18 y los 24 años (tras finalizar, como mucho, la ESO).

Fracaso escolar: ¿qué es?

El fracaso escolar se utiliza para definir al colectivo de personas que no ha logrado completar exitosamente las diferentes etapas de la enseñanza obligatoria. Detrás de este fenómeno se encuentra el abandono escolar prematuro, problemáticas sociofamiliares y dificultades importantes de aprendizaje en el alumno.

Es decir, se trata de la dificultad para superar la enseñanza obligatoria, que en España se establece hasta los 16 años (4º de la ESO). Estamos hablando de un problema social y educativo, y como tal requiere políticas sociales y educativas para prevenirse.

Niño aburrido en clase

El concepto: ¿problemático?

Sin embargo, según autores como Marchesi (2003), el concepto de “fracaso escolar” no es aceptado por toda la comunidad educativa y esto se debe a su fuerte carga negativa. A raíz de ello, hay autores que han propuesto las siguientes denominaciones alternativas: “alumnos con bajo rendimiento académico o “estudiantes que abandonan el sistema educativo sin la preparación suficiente“.

De todas formas, como veremos, la primera denominación alternativa tampoco sería 100 % acertada, ya que a veces los alumnos abandonan la enseñanza obligatoria por problemas más allá de su rendimiento académico. En el apartado de causas hablaremos sobre ello.

Tipos

No todos los fracasos escolares son iguales. De hecho, encontramos cuatro tipos de fracaso escolar, según sus características (cuándo aparece, posibles causas…):

Primario

Es el fracaso escolar que aparece en los primeros cursos de escolarización, debido a una importante falta de atención por parte del alumno, a su bajo rendimiento, estancamiento respecto a otros compañeros…

Secundario

El segundo tipo se manifiesta, generalmente, en las últimas etapas de Primaria (y especialmente en el paso a Secundaria, entre los 12 y 13 años). Suele aparecer en alumnos que hasta el momento habían obtenido buenos resultados académicos. Sus causas suelen ser: paso del colegio al instituto, dificultades en la adolescencia

Circunstancial

El fracaso escolar circunstancial es de tipo transitorio. Es aislado, ya que aparece en un momento concreto y debido a causas excepcionales, como por ejemplo: fallecimiento de uno de los progenitores, cambio de centro, bullying… Se puede llegar a revertir si se identifican y tratan correctamente sus causas.

Habitual

Finalmente, el fracaso escolar de tipo habitual aparece cuando los malos resultados académicos son frecuentes en todas las etapas educativas del alumno. Generalmente, entre sus causas se encuentran: problemas de aprendizaje, retrasos en el desarrollo, ciertas enfermedades neurológicas, familias desestructuradas…

Causas del fracaso escolar

Las causas del fracaso escolar son muy dispares; además, no hablamos de una única causa como factor desencadenante del mismo, sino de un conjunto de factores que se relacionan entre sí. Entre las causas más frecuentes tras esta problemática encontramos tres tipos de causas: las que hacen referencia al alumno, al entorno o contexto y al sistema educativo.

Causas relacionadas con el alumno

Si nos situamos en el alumno, podemos encontrar algunas de las siguientes causas (que no implica que siempre aparezcan):

  • Bajo nivel de esfuerzo.
  • Bajo nivel de interés en la escuela.
  • Dificultades de aprendizaje.
  • Altas capacidades (el alumno se aburre en clase).
  • Poca o nula motivación.
  • Percepción negativa que tiene del apoyo recibido de los padres.
  • Poca implicación en su proceso de aprendizaje.
  • Sentimientos de insuficiencia.
  • Indefensión aprendida.
  • Actitudes y creencias negativas en relación a la enseñanza.
  • Problemas de autoestima.
  • Alteraciones en el autoconcepto.

Causas según el entorno

Las causas también tienen que ver con el entorno (factores sociales y familiares). Algunas de ellas tienen relación con:

  • Profesión de los padres.
  • Nivel socioeconómico familiar.
  • Cultura.
  • Relación del alumno con su entorno.
  • Estructura familiar.
  • Dinámicas familiares.

Causas propias del sistema educativo

Finalmente, encontramos un grupo de causas (o factores) relacionadas con el propio sistema educativo. Éstas tienen que ver con el funcionamiento del mismo, y también con el rol del/a profesor/a:

  • Práctica docente.
  • Administración educativa.
  • Actitud y creencias del equipo educativo.
  • Gestión del centro educativo.
  • Método de enseñanza.
  • Preparación y nivel del profesorado.
  • Capacidad del profesor para motivar al alumnado.

Así, el fracaso escolar surge como un proceso que nace de la interrelación de muchas de estas causas, la mayoría de las veces pertenecientes a los tres ámbitos mencionados. Es decir, un niño, únicamente por no tener motivación es difícil que deje los estudios; normalmente se añaden otras variables a la ecuación (por ejemplo: baja autoestima, poca implicación de los padres en su educación, dificultades económicas…).

¿Cómo prevenir el fracaso escolar?

El fracaso escolar se puede -y se debe- prevenir. ¿Cómo? A través de abordajes multidisciplinares, ya que se trata de un problema en el que se compromete el bienestar del alumno a nivel cognitivo, físico, social y psicológico, además de la problemática que se genera a nivel educativo y social. Algunas de las propuestas que encontramos son las siguientes:

Detección de las dificultades

Es fundamental detectar a tiempo las posibles dificultades en el alumno. Así, será importante observar y analizar al alumno desde edades tempranas. Se evaluará: su nivel de motivación, interés, atención, habilidades educativas, nivel de desarrollo, inteligencia, relaciones con los compañeros…

Tratamiento individualizado y atención a la diversidad

Será importante que el sistema educativo se adapta a cada uno de sus alumnos (y no al revés). El hecho de aplicar los mismos métodos educativos a alumnos tan diferentes (entre los que se encuentran alumnos con altas capacidades), puede generar mucha desmotivación entre los alumnos, lo que acaba originando el fracaso escolar.

En este sentido, deberá tenerse en cuenta las fortalezas y debilidades de cada niño, sus necesidades educativas, etc. Para ello se requerirá de la formación adecuada a los docentes para que puedan adaptar sus currículos y metodologías, e implicar a toda la comunidad educativa.

“A los niños se les debe enseñar a pensar, no qué pensar”.

-Margaret Mead-

Alumna apoyando su cabeza en la pizarra

Cambio de los métodos educativos

Los métodos educativos deben ser flexibles (e idealmente, personalizados, aunque no sea una tarea fácil). Debemos apostar por la innovación (por ejemplo introduciendo las TICs, potenciando la inteligencia emocional, el contacto con la naturaleza…) y enseñar al alumno métodos de estudio que le motivan y le sirvan.

El fracaso escolar es un problema multicausal, y como tal, deben analizarse sus posibles causas en cada caso. Así, combatirlo será un objetivo, pero aún más importante: prevenirlo, evitar que aparezca. En este sentido, la motivación del alumno será esencial y por ello encontrar la manera de motivarlo durante su aprendizaje puede ayudar a que siga estudiando, sin dejar de analizar su contexto concreto, sus características personales y sus posibles dificultades.

¡Cada niño es un mundo! Y cada proceso de aprendizaje, también.

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

-Nelson Mandela-


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