¿Qué es el género no binario?

¿Qué es el género? ¿Cuáles son sus implicaciones? ¿Por qué hablamos de género no binario? Contestamos a estas preguntas para entender nuestra evolución social.
¿Qué es el género no binario?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Helena Sutachan

Última actualización: 30 agosto, 2023

El reciente estreno de la tercera temporada de la serie de Netflix Sex Education y, con él, la aparición de un nuevo personaje, Cal Bowman, quien se autodefine como «no binarie», pone en escena el debate sobre las personas que encarnan identidades de género no binarias y las situaciones que afrontan en el día a día.

Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de género no binario? Para dar respuesta a esta pregunta tendremos, primero, que comprender qué es el género, cuál es la relación entre sexo y género y qué implicaciones sociales tiene la construcción de identidades alternativas en un mundo organizado desde una lógica binaria.

El género, más allá del sexo

La palabra «género», por definición, remite a la idea de categorización, clasificación y diferenciación entre distintos ítems. Su uso en las ciencias sociales se refiere a la necesidad de comprender la forma en la que nos constituimos como sujetos, más allá de las fronteras deterministas del sexo biológico.

De este modo, el sexo haría referencia, de manera general, a las características fisiológicas, biológicas y anatómicas de los cuerpos que permiten que un individuo sea clasificado como «macho» o «hembra». Por su parte, el género apelaría a los procesos históricos y socioculturales a través de los cuales un cuerpo llega a convertirse en «mujer» u «hombre», y a su vez a incorporar y reproducir los roles y comportamientos asociados e impuestos.

Por lo tanto, el género es a la vez una construcción social y la interiorización (o no) de dichas concepciones por parte de un individuo. Este proceso de introyección está ligado con la idea de «identidad de género».

La identidad de género puede comprenderse como la experiencia individual acerca de cómo nos percibimos en relación con nuestra sexualidad y con nuestras formas de ser, experimentar y estar en el mundo. En este sentido, esta identidad puede coincidir o no con nuestro sexo biológico.

Hemos planteado hasta aquí el esquema sexo-género desde categorías binarias; sin embargo, ¿qué ocurre cuándo nuestra identidad de género no coincide con nuestro sexo y tampoco se ajusta a las categorías de lo masculino o lo femenino? En estos casos, estamos frente a una identidad de género no binaria.



El género no-binario: afirmando la indeterminación

Hemos aprendido a comprender el mundo a partir de una lógica binaria. Pares como razón/emoción, cultura/naturaleza o mente/cuerpo hacen parte constitutiva del pensamiento de la modernidad del que somos indiscutibles herederos.

Desde el punto de vista del género, la dicotomía entre masculino (macho)/ femenino (hembra) ha sido fundamental en la forma en la que hemos intentado comprender las relaciones entre unos y otros, el deseo, la estética, el erotismo y la identidad.

Este binarismo de género se sostiene en el marco de un sistema cisnormativo. Dentro de este referente, el parámetro de la «normalidad» estaría dictado por la coincidencia entre la identidad de género y el sexo biológico. Mientras que la «anormalidad» está determinado por aquellas identidades que no coincidan con la expectativa cisgénero.

Sin embargo, durante las últimas décadas han ido visibilizándose identidades no normativas. Estas buscan poner en cuestión el binarismo de género y la rigidez identitaria de un sistema que solo admite dos opciones como válidas.

De esta forma, el género no binario es un concepto que permite dar cuenta de aquellas personas que no se identifican como hombres ni como mujeres. Se podría decir que es una identidad «intermedia» entre los dos extremos del espectro binario.

Surya Monro, profesora de Sociología y Política Social en la Universidad de Hudderfield, señala que «no binario» es un término general que incluye a aquellos cuya identidad queda fuera de o entre las identidades masculina y femenina; como una persona que puede experimentar tanto de estos dos extremos identitarios, en diferentes momentos, o alguien que no experimenta o no quiere tener ninguna identidad de género.

Así, quienes se reconocen como «no binarios» puede que no se identifiquen con ningún género. También es posible que busquen una expresión de género neutra o tendiente a la androginia. Además, pueden transitar entre las expresiones de género masculinas y femeninas.

No binario: un concepto paraguas

El concepto «no binario» es como un paraguas que abarca una variedad de identidades. Como señalan Emily Kendall, en un artículo de la Encyclopedia Britannica, mientras algunas personas, como las bigénero o pangénero, se sienten identificadas con múltiples géneros a la vez, otras, como las de género fluido, experimentan cambios en su identidad a lo largo del tiempo.

Por otro lado, quienes se identifican como agender sienten que no poseen una identidad de género específica. Es importante mencionar que algunos sujetos no binarios se ven a sí mismos como transgénero, al no coincidir su identidad con el género que se les asignó al nacer, aunque no todos los individuos lo hacen.

Las identificaciones no binarias son muy personales y diversas. Incluso, destaca Kendall, dos individuos con la misma etiqueta pueden vivir su género de formas distintas. Aquellos que se definen como no binarios suelen ser reconocidos como miembros de la comunidad LGBTQ+ y su orientación sexual puede variar.



Breve historia del género no binario

En un artículo sobre la historia de esta forma de género, Alexzander Baesten resalta que aunque la exploración de la identidad de género es más prominente en la actualidad, la idea de ser no binario no es nada nueva.

Este autor señala que uno de los primeros ejemplos conocidos de alguien que podría haberse identificado con el significado contemporáneo de «transgénero» se remonta a la década de 1620 en la colonia de Virginia, refiriéndose a un sirviente llamado Thomas/Thomasine Hall, quien se identificaba, tanto como hombre, como mujer.

No fue hasta 1910 que el sexólogo alemán, Dr. Magnus Hirschfeld acuñó el término «transvestite», aunque ahora se considera desactualizado y peyorativo. Con el tiempo, surgieron términos más específicos para describir identidades de género fuera del binario típico, como «genderqueer», que surgió en 1995.

Hoy en día, sostiene Baesten, el término «nonbinary» también se utiliza para describir identidades de género que no se fijan como masculino o femenino. Además, es esencial reconocer que las identidades de género fuera del binarismo típico han existido durante siglos en culturas no eurocéntricas.

Por ejemplo, en las tribus nativas americanas, el término «two-spirit» representa a individuos que no se consideran ni hombres ni mujeres. En el sur de Asia, las hijras, que a menudo son asignadas como hombres o intersexuales al nacer, adoptan roles y vestimenta tradicionalmente femeninos.

Alexzander Baesten termina su recorrido histórico afirmando que estas identidades de género han estado presentes de forma consistente a lo largo de la historia y desafían la noción de que ser «no binario» es un concepto nuevo o «moderno».

¿Identidades periféricas?

Cuestionar desde la propia existencia el binarismo de género en ocasiones produce ser blanco de críticas. El sistema sexo/género está muy arraigado en los procesos de construcción identitaria y desde allí se generan y reproducen violencias sobre aquellas corporalidades que se señalan como no normativas o diferentes.

La violencia física, simbólica y todas las formas de discriminación a las que se ve expuesta la comunidad trans, las personas de género fluido y las personas queer son parte del reflejo visible del entramado de opresiones que enfrentan quienes expresan una identidad de género alternativa.

Resulta pertinente plantearnos la pregunta acerca de qué es aquello que incomoda en la indeterminación de género. ¿Qué nos impide como sociedad romper con el pensamiento binario y abrirnos a nuevas formas de habitar el mundo, desnaturalizando las dicotomías y las estructuras de dominación que jerarquizan unos cuerpos y unas experiencias por encima de otras?

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