Glándulas pituitaria y pineal: funciones y características

La glándula pituitaria y la pineal son muy sensibles a nuestros entornos y a su contaminación. Su función es clave para el equilibrio hormonal y nuestros ritmos circadianos.
Glándulas pituitaria y pineal: funciones y características
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 09 marzo, 2022

Las glándulas pituitaria y pineal regulan gran parte de nuestros procesos hormonales. Son ese pequeño centro de poder en nuestro cerebro que Descartes definió como el asiento de nuestra alma. Asimismo, este sofisticado laboratorio químico media en procesos tan básicos como nuestro descanso y relajación, nuestro envejecimiento, el equilibrio de las tiroides y mucho más.

Cada vez que buscamos información sobre estas diminutas glándulas es común encontrar múltiples referencias procedentes del mundo espiritual. Que sea así no es de extrañar. Este “tercer ojo” se conecta para muchos con nuestra vertiente más mágica e intuitiva. Ahora bien, más allá de este universo energético y trascendental, la impronta de estas estructuras en nuestra cultura se debe a que están conectadas a los ciclos de luz y oscuridad.

El ser humano rige sus ritmos biológicos en sintonía con la naturaleza. La luz del sol configura ese canal que estimula los pequeños núcleos de nuestro cerebro. Las glándulas pituitaria y pineal son como directores de orquesta. Son ellas las que pautan a un ritmo perfecto nuestro crecimiento, madurez sexual, temperatura y hasta nuestras emociones…

Cualquier pequeño desequilibrio impacta de forma directa en nuestro bienestar.

Las llaman las glándulas maestras o incluso nuestro tercer ojo. Las glándulas pituitaria y pineal configura esa fábrica que regula nuestras hormonas para garantizar nuestro equilibrio y bienestar.

Glándula pineal

Glándulas pituitaria y pineal, ¿cuáles son sus funciones?

La mayoría de datos que conocemos sobre las glándulas pituitaria y pineal proceden de los estudios sobre neurología patológica realizados sobre estas estructuras. Así, autores y expertos en el tema como los doctores J. Anderson,  N. Antoun y  K. Chatterjee nos señalan en un trabajo de investigación que una parte de las personas que padecen problemas hormonales tiene como origen una alteración en estas estructuras.

Por otro lado, cabe señalar un aspecto importante para hacernos una idea muy llamativa relacionada con la glándula pituitaria y pineal. Siendo tan pequeñas (poco menos de 8 mm) reciben un gran flujo de sangre. Por tanto, su relevancia es determinante. A su vez, tampoco podemos descuidar otro detalle: son muy sensibles a nuestros estilos de vida. Veamos la función de cada una de ellas.

Glándula pituitaria o hipófisis

Un aspecto fascinante de esta glándula es el modo en que se conecta con nuestro entorno. Con base en toda la información que recibe de nuestros sentidos y del tálamo, libera una serie de hormonas con las que conseguir que nos ajustemos y reaccionemos mucho mejor a las demandas del exterior.

  • La glándula pituitaria o hipófisis facilita la conexión social y nos ayuda a reaccionar ante los peligros.
  • Favorece la liberación de oxitocina para reforzar nuestra vinculación con nuestras parejas, hijos, etc.
  •  Estimula la liberación de hormonas suprarrenales para que podamos soportar mejor el estrés.
  • La glándula pituitaria, además, trabaja en conjunción con el hipotálamo.
  • Esta última estructura, relacionada con nuestras emociones y nuestra memoria, también está influenciada por la glándula pituitaria.
  • Así, y gracias a esa unión, lo que pensamos y percibimos a través de los sentidos, se traduce en un estado emocional.

Por otro lado, también es importante destacar la implicación de esta glándula con determinados procesos biológicos:

  • Regula el metabolismo.
  • Estimula la hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH), las cuales liberan estrógeno, testosterona y progesterona.
  • Estimula la prolactina, necesaria para la producción de leche.
  • Media además en la producción de los melanocitos para cuidar de nuestra pigmentación de la piel.
  • Estimula la hormona de crecimiento y del desarrollo humano.

Asimismo, tal y como hemos señalado con anterioridad, este tipo de estructuras son muy sensibles a nuestro entorno. Estudios como el realizado en la Universidad de Sheba, Tel Hashomer,  en Israel, nos explican que hay una relación entre la radiación ionizante y la aparición de tumores en esta estructura.

Glándula pineal ilustración

La glándula pineal: la reguladora de ciclos

Las glándulas pituitarias y pineal comparten funciones y se hallan a su vez muy cerca una de la otra. Sin embargo, esta última es la que siempre ha despertado mayor interés desde un punto de vista místico y espiritual. Quizá sea por su forma de árbol, quizá por su fragilidad o por el hecho de que necesite oscuridad para funcionar de manera efectiva.

Si hacemos referencia a su fragilidad es por un hecho no menos llamativo: una vez llegamos a la adolescencia, su actividad empieza a reducirse. Tanto es así que es común llegar a la edad adulta con una glándula pineal que empieza ya a mostrar signos de calcificación. Su sensibilidad a nuestro entorno, la alimentación, los tóxicos ambientales y nuestro estilo de vida merma en ocasiones su buen funcionamiento. Veamos ahora qué procesos son los que regula la glándula pineal:

  • Regula nuestro ritmo circadiano e induce el sueño.
  • La glándula pineal necesita oscuridad para secretar melatonina. Así, estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Hokkaido, en Sapporo, Japón, nos señalan que cualquier alteración en esta estructura afectará de forma directa a nuestro descanso nocturno.
  • Es clave también en la maduración sexual.
  • Una alteración en la glándula pineal, puede mediar incluso en la aparición del trastorno afectivo-estacional y la depresión.

¿Cómo podemos cuidar mejor de las glándulas pituitaria y pineal?

En la actualidad, el interés por las glándulas pituitaria y pineal va en aumento. Más allá del campo místico y espiritual, encontramos cada vez más trabajos sobre el tema orientados al gran público. Un ejemplo es el Journal of Pineal Research, donde se publican estudios tan interesantes como prácticos sobre este “tercer ojo” con funciones endocrinas.

Estas estructuras son el claro ejemplo de cómo nuestro sistema endocrino media también en nuestro comportamiento y personalidad. De hecho, algo bien conocido es el impacto que puede tener en nuestra calidad de vida, enfermedades como el hipotiroidismo o el hipertirodismo. No solo se ve afectado nuestro metabolismo o nuestro peso. El estado de ánimo o incluso nuestro descanso nocturno son efectos de esa alteración hormonal.

Mujer en campo de trigo pensando en cuidar de sus Glándulas pituitaria y pineal

Por tanto, nunca está de más conocer de qué manera podemos cuidar un poco mejor de estas estructuras. Las glándulas pituitaria y pineal agradecerán sin duda que tengamos en cuenta estas propuestas:

  • Mantener una alimentación lo más natural posible, libre de pesticidas, colorantes, conservantes, etcétera.
  • Los alimentos de cultivo orgánico consumidos en forma cruda reducen la calcificación de la glándula pineal.
  • También sería recomendable mejorar el aporte de las vitaminas D, A y el complejo B, así como de minerales como el magnesio o el manganeso.
  • Sería ideal que nos ajustáramos siempre a los ciclos de la naturaleza. Si viviésemos en sintonía con las horas de luz y descansando con la oscuridad, estas glándulas lo agradecerían.
  • También es recomendable reducir o cuidar nuestra exposición a la luz azul de los dispositivos electrónicos.

Para concluir señalar solo que entre estas dos glándulas la más importante es sin duda la glándula pituitaria o hipófisis. Es la estructura endocrina más relevante, porque es ella la que prácticamente regula todos los procesos de nuestro organismo. Vale la pena cuidar de ella, y para conseguirlo, basta solo con ajustar nuestro estilo de vida a un enfoque más sano y más acorde con el desarrollo natural del día.


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  • Kandel, E.R.; Schwartz, J.H. & Jessell, T.M. (2001). Principios de neurociencia. Cuarta edición. McGraw-Hill Interamericana. Madrid.
  • Frank H. Netter, Peter H. Forsham,Emilio Gelpi Monteys (1998). Sistema Endocrino y Enfermedades Metabólicas. España: Masson

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