Hay quien escucha solo lo que quiere oír
Seguro que también a ti te habrá pasado en alguna ocasión: mantienes una conversación con alguien y al poco tomas plena conciencia de que ese es un diálogo de tontos. No os entendéis y la otra persona es incapaz de atender cada cosa que le dices o le explicas. Todo ello ocurre porque hay quien escucha solo lo que quiere oír, son figuras con las que es muy complicado comunicarse.
Decía Ernestt Hemingway que se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar. Nada es más cierto. Porque si hay algo que parece costarle en exceso al ser humano es guardar silencio para permitirse escuchar. Sin embargo, hay un factor aún más importante: para comprender el mensaje de quien tenemos en frente no basta con quedarse callado.
También la mente debe bajar el volumen y focalizarse en el mensaje que nos están transmitiendo. Reducir el ruido mental, el flujo de pensamientos para practicar una escucha activa y auténtica es de primero de respeto interpersonal en el ámbito de la comunicación. Tristemente, esta dinámica psicológica es algo que no se da con frecuencia y de ahí los malentendidos y los problemas.
Profundizamos a continuación en esta práctica tan común: escuchar sin oír, abrirnos al otro para entender solo lo que deseamos.
¿Por qué hay quien escucha solo lo que quiere oír?
En efecto, hay quien escucha solo lo que quiere oír y esto desespera. Lo hace porque provoca malentendidos, porque en ocasiones insisten en que has dicho tal cosa cuando no es cierto. También es común que pasen por alto informaciones importantes que no escuchan, ni atienden ni tienen en cuenta.
Estas situaciones provocan que tengamos la clara sensación de haber hablado con la pared o que hayamos perdido el tiempo del peor modo posible. ¿A qué se debe?
En este contexto es importante considerar un pequeño aspecto. Todos cometemos pequeños fallos en la escucha activa. También nosotros escuchamos -en momentos puntuales- lo que queremos o lo que creemos.
Estas son las causas que lo explican.
Escuchar y hablar a la vez nunca es fácil
Este dato es realmente curioso. Estudios como los realizados en el departamento de neurociencia integrativa de la Universidad de San Francisco nos revelan que las regiones cerebrales auditivas y sensitivomotoras encargadas de escuchar y hablar actúan por separado. Es decir, al ser humano le cuesta mucho escuchar de manera activa y razonar más tarde una respuesta.
No obstante, esto es algo que vamos aprendiendo con el tiempo controlando diversos procesos. Debemos desarrollar el control de la impulsividad (solo así evitamos, por ejemplo, limitarnos a escuchar solo para responder). También es necesario afinar la capacidad empática para favorecer una conexión auténtica con el otro.
Saber comunicar con eficacia requiere desarrollar el arte de la paciencia y la escucha activa. Esto es algo que no todo el mundo hace.
Atención selectiva: poner la atención solo en lo que nos interesa
La capacidad de las personas es limitada y en algunas más que en otras. Asimismo se le añade un sistema cognitivo que focaliza la atención solo en elementos que se ajustan a la personalidad del oyente. Es decir, la atención selectiva provoca que muchas de las personas con las que hablamos solo atiendan aquellas cosas que coinciden con sus opiniones, valores o experiencias.
En estas situaciones se da además otro hecho. Hay quien se mueve en círculos muy cerrados, es decir, se relacionan solo con otras personas que piensan y opinan como él o ella. En el momento en que comparten tiempo y espacio con figuras ajenas a ese entorno tan limitado, excluyen todo aquello que no se ajusta a sus esquemas y perspectivas.
Sesgo de confirmación: oír solo lo que valida las propias creencias
Hay quien escucha solo lo que quiere oír y esto se explica también por el sesgo de confirmación. Este constructo psicológico lo que hace es orientar a la persona a buscar, escuchar, interpretar y atender solo aquello que confirma las creencias de uno. Sin embargo, también aparece otro fenómeno no menos problemático.
Estas personas interpretan lo que escuchan ajustándolo a su propia realidad. Esto hace, por ejemplo, que acaben entendiendo justo lo contrario de lo que les hemos dicho porque casi de manera inconsciente, lo reformulan para ajustarlo a sus propios esquemas.
Hay quien escucha solo lo que quiere (narcisismo)
Existe otra razón no menos importante que puede explicar por qué hay quien escucha solo lo que quiere oír. El narcisismo es ese filtro que altera, vulnera y opaca cualquier tipo de interacción. Así, las personas narcisistas tienen la sutil tendencia a dejar de escuchar lo que le digamos porque solo importa lo que ellas crean, piensen u opinen.
En estos casos, no se trata solo de tergiversar los mensajes emitidos, lo que hacen va más allá: invalidan a las personas. No prestan atención y si lo hacen es solo para un fin: manipular. Son sin duda realidades mucho más complejas y que muchos habrán vivido en piel propia.
Para concluir, si bien es cierto que los procesos de comunicación nunca son fáciles, lo más importante es poner intenciones y voluntades no solo para entendernos, sino también, para enriquecernos de esas dinámicas tan esenciales en el día a día.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Moses DA, Leonard MK, Makin JG, Chang EF. Real-time decoding of question-and-answer speech dialogue using human cortical activity. Nat Commun. 2019 Jul 30;10(1):3096. doi: 10.1038/s41467-019-10994-4. PMID: 31363096; PMCID: PMC6667454.