Idealismo absoluto de Hegel: características y ejemplos

El idealismo absoluto es la teoría que considera que la realidad y la verdad son el pensamiento en constante actividad, en evolución. Te invitamos a conocer más de este planteamiento filosófico.
Idealismo absoluto de Hegel: características y ejemplos

Escrito por Jennifer Rojas

Última actualización: 14 septiembre, 2024

La filosofía moderna ha centrado su reflexión en el dualismo entre sujeto y objeto, preocupándose por cómo los individuos conocen el mundo que los rodea. No obstante, el idealismo absoluto de Hegel es una teoría que trata de superar esta dicotomía.

Este autor hace uno de los planteamientos más importantes y completos de la historia, aunque algo complejo. Partiendo de allí, en este artículo, ofreceremos algunas claves para entender mejor esta intrincada teoría.

¿De qué se trata el idealismo absoluto de Hegel?

El idealismo absoluto es la teoría filosófica propuesta por el alemán Friedrich Hegel (1770-1813) como respuesta a las propuestas idealistas de Immanuel Kant (1724-1804), Johann Fichte (1762-1814) y Friedrich Schelling (1775-1854).

Su hipótesis busca superar la escisión entre sujeto y objeto que prevaleció en la filosofía moderna, la cual se centró en cómo el individuo conoce el mundo que lo rodea.

Durante este período, las teorías partieron del sujeto o del objeto, originando las corrientes racionalistas y empiristas. Pero el idealismo absoluto de Hegel trata de ser uno verdadero, donde sujeto y objeto se unifican como una necesidad para el progreso del conocimiento.

Tiene como objetivo que el espíritu humano tome conciencia de que el pensamiento es la única actividad mental capaz de unificar el mundo y la mente, o el objeto y el sujeto.



Influencia filosófica del idealismo absoluto

Si bien la teoría hegeliana toma aportes de Fichte y Schelling, llega a conclusiones que ellos no alcanzaron. Hegel considera que la propuesta de Fichte sobre el Yo como actividad y realidad es correcta, pero critica que esta subjetividad nunca se completa ni concluye.

Entonces, Fichte no logró superar la escisión entre el «yo» y el «no-yo», o entre sujeto y objeto. No obstante, Hegel adopta de Fichte la idea del Espíritu como movimiento.

En cuanto a Schelling, Hegel encuentra su identidad entre sujeto y objeto vacía y artificial, pues carece de un contenido preciso. Y lo critica con la conocida frase «una noche en la que todos los gatos son pardos», destacando la falta de sentido en esta identidad.

Características fundamentales

Para superar los sistemas idealistas precedentes, el filósofo alemán estructura su propuesta a partir de la concepción infinita del espíritu, el método dialéctico y el carácter especulativo de su sistema. Veamos de qué va.

Realidad como espíritu infinito

Según Hegel, la realidad es espíritu o pensamiento. Esto significa que aprehendemos el mundo que nos rodea a través de la actividad reflexiva que la razón hace sobre sí misma. En este sentido, caracteriza al pensamiento o a la razón como infinita, ya que siempre se encuentra actuando y autorrealizándose mediante el método dialéctico.

Método dialéctico

Hegel considera que el pensamiento evoluciona por medio del método dialéctico. Este procedimiento es definido como un movimiento circular que la razón realiza sobre sí misma. En un primer momento, se determina una idea como verdadera.

Luego, esta determinación es negada y superada por una nueva idea. Es lo que se conoce como tesis, antítesis y síntesis. Por lo tanto, esta propuesta metodológica da cuenta de una razón que sale, vuelve a sí misma y reflexiona sobre sí.

Conocimiento del absoluto

La perspectiva hegeliana considera que se llega a comprender al absoluto, definido como la idea verdadera sobre lo real, gracias al método dialéctico. Así, cree que la filosofía se eleva al estatus de ciencia. La dialéctica, entonces, permite ir más allá de las apariencias de las cosas que nos rodean por la captación de la realidad y la verdad.

Elemento especulativo

Se trata del tercer momento de la dialéctica, considerada por Hegel como la cúspide de la razón o la llegada al absoluto. En consecuencia, el momento especulativo es positivo, en tanto niega, de manera provisoria, la antítesis y desde esta negación se propone una idea superadora.

Unidad entre sujeto y objeto

Todo este andamiaje teórico le permite al autor proponer un nuevo idealismo. Uno en el cual el sujeto pueda conocer la verdad absoluta de las cosas del mundo. Algo que con el criticismo o idealismo trascendental kantiano no se podía lograr, porque no había tal acceso como a la «cosa en sí» o noúmeno. La propuesta es clara: se puede llegar al absoluto mediante la actividad que la razón hace sobre sí misma.

Evolución histórica del idealismo absoluto

El idealismo absoluto que Hegel trata de explicar se desarrolla en cuatro momentos distintos, que corresponden a tres obras diferentes de este alemán. Por consiguiente, su filosofía expone de manera gradual las tres partes de la realización del absoluto: la tesis, la antítesis y la síntesis. Entonces, el sistema hegeliano abarca la reflexión sobre el mundo fenoménico o de las apariencias, la lógica, la naturaleza y la sociedad.

Mundo fenoménico

Hegel publicó en 1807 Fenomenología del Espíritu, en la cual expone el pasaje de la conciencia común a la conciencia filosófica. El objetivo de este era elevar el pensamiento que va desde el sentido común hasta el saber absoluto.

Consiste en el camino filosófico que debe atravesar la razón para llegar al absoluto. De esta manera, Hegel considera que al final del recorrido se logra eliminar la diferencia entre sujeto y objeto por intermedio de la unidad de ambos.

La lógica de Hegel

Una vez que el saber absoluto ha sido adquirido, es decir, luego de la Fenomenología del Espíritu, Hegel publica su obra Ciencia de la Lógica (1812). En ella se propone construir una ciencia verdadera con la ayuda de un sistema lógico que llegue hasta las verdades últimas.

La novedad más importante de este libro es la identificación entre ser y pensar, una tesis que ya el filósofo presocrático Parménides había postulado. De esta manera, Hegel considera que el pensamiento, en su autoactividad y autorrealización, construye su propio ser. De ahí proviene la identificación, ya que, debido al proceso dialéctico, el pensamiento descubre su propio ser o esencia.

Filosofía de la naturaleza

La naturaleza es concebida por Hegel como el segundo momento de la dialéctica, es decir, se trata de la negación de la idea. Esto significa que el mundo que nos rodea es finito en oposición a la actividad infinita del pensamiento. Por eso, es necesario que las ideas y presupuestos de los objetos o la objetividad sean negados para convertirse en espíritu infinito, en otras palabras, la idea absoluta.

Filosofía del espíritu

Esta es la parte final del idealismo absoluto en el sentido de que la idea, que fue negada en la naturaleza, retorna al pensamiento. De acuerdo con Hegel, el espíritu es el equivalente a Dios. Con todo, lo más importante de este momento es lo que el filósofo denomina como «espíritu objetivo».

Se refiere a la idea vuelta al mundo real; representa la realización de las instituciones sociales, las leyes del Estado y la vida en comunidad. Por lo tanto, el espíritu objetivo se hace en las cosas y objetos externos. Esta es la parte hegeliana de la filosofía del derecho expuesta en su obra Elementos de la filosofía del derecho (1821).

Ejemplos que tratan de ilustrar el idealismo absoluto de Hegel

Para representar el idealismo absoluto que Hegel expone, es conveniente dirigirnos hacia ejemplos concretos. Pensemos en la transformación que una planta atraviesa antes de convertirse en fruto. Primero fue un capullo, luego una flor y por último una fruta.

Estos tres momentos representan el método dialéctico de la filosofía de Hegel: el capullo es una determinación que debe ser negada, en una primera instancia es la idea, pero debe ser superada para pasar a un estadio superior.

Luego, se llega a la flor, otra determinación a superar. Por último, arribamos al fruto, la síntesis o el absoluto, lo máximo a lo que se puede alcanzar en el proceso dialéctico.

Lo mismo sucede si tomamos como ejemplo un trozo de arcilla. Sabemos que, en sí, contiene la potencia de convertirse en una vasija. Sin embargo, para que llegue a esa forma debe atravesar un proceso productivo, debe ser trabajado.

Esto mismo es el idealismo absoluto de Hegel, una idea abstracta pasa por sus múltiples formas para llegar a convertirse en la idea absoluta o suprema.



El idealismo hegeliano ayuda a comprender la realidad en evolución

El idealismo absoluto de Hegel es una de las corrientes filosóficas más importantes de la época moderna. Representó la cúspide del pensamiento alemán. Nos es útil para comprender nuestra realidad en términos de constante evolución, a través del conflicto y la superación de los mismos.

El sistema hegeliano no solo trata de dar una respuesta teórica a los problemas filosóficos de su época. También intenta construir bases racionales sólidas para nuestra vida en comunidad. En ese aspecto, no se trata solo de una teoría abstracta, sino también de la aplicación concreta de sus ideas.


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