El impacto del cambio climático en la salud mental
El cambio climático está afectando no solamente a los ecosistemas de nuestro planeta, sino también a nuestra salud física y mental. Los efectos más inmediatos de estos cambios en la mente se observan con más claridad después de los desastres naturales: trauma, conmoción, trastorno de estrés postraumático, sentimientos de abandono, ansiedad y depresión que pueden conducir a ideaciones suicidas y a comportamientos de riesgo (APA, 2021).
Los cambios meteorológicos ya no son una simple amenaza latente e inminente, sino una realidad asentada y destructiva con terribles predicciones para nuestro futuro.
«Los síntomas humanos del cambio climático son inequívocos y potencialmente irreversibles y afectan la salud de las poblaciones de todo el mundo en la actualidad» (Watts et al., 2017). Se ha estimado que entre 2030 y 2050 habrá un aumento de 250 000 muertes por año debido los impactos del cambio climático.
Así influye el cambio climático en la salud mental
Hay personas más vulnerables que otras a padecer los impactos del cambio climático, incluidos los niños, los enfermos crónicos, los adultos mayores, las personas con deficiencias cognitivas, las mujeres embarazadas y las personas con problemas con psicopatologías.
Los efectos del cambio climático pueden ser directos o indirectos, de corto o largo plazo y sus consecuencias, debido a una exposición extrema y prolongada a ellos, pueden retrasarse, englobando trastornos como el estrés postraumático, o incluso transmitirse a generaciones posteriores (Cianconi, Betrò y Janiri, 2020).
Una revisión de 120 estudios en la que se investigaron eventos climáticos extremos como calor, humedad, sequía, incendios forestales e inundaciones concluyó que las posibles consecuencias de estos sobre la salud mental son los siguientes:
- Trastornos psicológicos.
- Empeoramiento de la salud mental en personas diagnosticadas con alguna psicopatología.
- Aumento de las hospitalizaciones psiquiátricas.
- Elevación de las tasas de suicidio.
Los autores de este trabajo llegaron a la conclusión de que es probable que el cambio climático afecte a la salud mental no solo mediante de la exposición directa a eventos traumáticos relacionados con el clima, sino también indirectamente a través de efectos indirectos, como la pobreza, el desempleo y la falta de vivienda.
Efectos inmediatos
De acuerdo con un informe, el 25 al 50 % de víctimas de un desastre climático corren el riesgo de sufrir un efecto adverso en la salud mental. También, este mismo reporte, sostiene que la salud mental de más 54 % de los adultos y del 45 % de los niños se ve seriamente amenazada. De hecho, después de estos se han observado reacciones de angustias, que incluyen las siguientes alteraciones:
- Insomnio.
- Irritabilidad.
- Aumento del consumo de sustancias.
- Depresión.
Aunque estas reacciones tienden a ser pasajeras, en muchos casos pueden persistir, especialmente, en personas que no solicitan ayuda, dan la espalda a sus emociones y tratan de esconder el trauma debajo de cien alfombras. En esos casos, el impacto sobre la salud mental es más importante.
Efectos graduales
La salud mental no sufre solo como consecuencia de un desastre natural, sino que también lo hace por los cambios graduales que va sufriendo el planeta, que a la larga empiezan a afectar la salud de las personas.
En un estudio, se halló que el aumento de las temperaturas se asocia con un mayor riesgo de muerte por agotamiento, agresión, lesiones, suicidio. Asimismo, en otra investigación se ha sugerido una conexión entre el calor extremo y un aumento de la irritabilidad, la agresividad e incluso la violencia.
“Cuando las personas se calientan incómodamente, su temperamento, irritabilidad y probabilidad de agresión física y violencia aumentan”.
Las ciudades y regiones con temperaturas más altas tienden a experimentar más delitos violentos que las regiones más frías, incluso después de controlar una docena de factores socioculturales como la edad, la raza, la pobreza y la cultura del honor (Plante y Anderson, 2017).
Al parecer, las tasas de criminalidad y agresión tienden a aumentar durante los calurosos meses de verano, lo que sugiere un vínculo entre los comportamientos agresivos y las temperaturas (Haertzen et al.; Cohn et al., 2004).
El cambio climático afecta la salud mental de múltiples formas. De acuerdo con varios autores, las sequías, las inundaciones, el aumento del nivel del mar, el aumento de la temperatura ambiente y otras consecuencias del cambio climático pueden producir un aumento de la angustia psicológica a través de muchos mediadores: tensión económica, estrés, disminución del capital social y eventos traumáticos, entre otros.
¿Qué hacer?
A nivel gubernamental, se pueden construir instalaciones de tratamiento adecuadas para manejar los problemas de salud mental y promover una salud mental positiva es otra manera de mitigar la angustia psicológica debido al cambio climático (Padhyet al., 2015).
A nivel personal, es conveniente aumentar los niveles de resiliencia y, según la APA, prepararse para eventos climáticos extremos, ya que esto puede ayudar a manejar mejor las respuestas emocionales constantes a las amenazas del cambio climático. Esta preparación incluye lo siguiente:
- Hacer planes de emergencia para el hogar.
- Alistar un botiquín de emergencia.
- Construir redes sociales sólidas para ayudar con la planificación de desastres y compartir recursos.
Los cambios de estilo de vida proambientales pueden ayudar a disminuir el impacto de los cambios ambientales al mejorar el bienestar psicológico frente al cambio climático. Un estudio encontró que las acciones proambientales predicen niveles más altos de satisfacción con la vida y mayor bienestar subjetivo. Entre las actividades aparentemente beneficiosas estaban las siguientes:
- Cultivar tu propia comida.
- Comer alimentos orgánicos.
- Hablar con los niños sobre temas ambientales.
- Evitar el exceso de envases en las compras.
Para terminar, el impacto del cambio climático sobre la vida del planeta no afecta solamente a los ecosistemas y a la salud física, sino también al funcionamiento mental de las personas. El cambio ambiental puede impactar considerablemente el modo en que experimentamos nuestra existencia.
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