Iniciativa laboral: 7 estrategias para desarrollarla

Las personas proactivas, resolutivas y flexibles son muy valoradas por las empresas. Pero, ¿cómo desarrollar la iniciativa laboral? Te lo contamos.
Iniciativa laboral: 7 estrategias para desarrollarla
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 02 septiembre, 2024

¿Qué cualidades crees que necesita una persona para desempeñarse en un puesto de trabajo? Todo depende del empleo en concreto, pero probablemente pienses que necesita ser responsable, flexible y meticulosa. Esto es cierto, sin embargo, el panorama de la sociedad y de las empresas ha cambiado, y ya no es suficiente con ser un empleado eficiente. Hay una característica que puede llevarnos a sobresalir, y es la iniciativa laboral.

Esta competencia profesional es una de las más demandas por las organizaciones debido a los beneficios que reporta. Una persona con iniciativa laboral, a igualdad de otros factores, suele sentirse más motivada y comprometida con su trabajo, por lo que es un gran activo a la hora de innovar y proponer mejoras en los procesos internos.

Pero, ¿qué es exactamente la iniciativa laboral? ¿Qué podemos hacer para desarrollarla? Hablamos de ello a continuación.

Chica en una entrevista
La iniciativa laboral es un punto tomado en consideración en las entrevistas de selección.

La iniciativa laboral: una competencia del siglo XXI

Para entender la importancia de la iniciativa laboral hemos de echar un vistazo al mercado de trabajo actual. Durante la era industrial, las tareas eran más monótonas y repetitivas, requerían de rigor y precisión, pero no tanto de curiosidad y creatividad. Hoy en día, la globalización y los avances tecnológicos nos sitúan ante un panorama bien distinto en el que las soft skills resultan claves.

Se requiere de los trabajadores aportar aquello que no es mecanizable, como la resiliencia, el trabajo en equipo, la empatía o la capacidad de adaptación. Y, por supuesto, la iniciativa laboral. Esta cualidad es entendida como la disposición para proponer y desarrollar cambios, mejoras o adaptaciones que reviertan positivamente en los procesos, dinámicas o resultados de la organización.

Es la habilidad para observar el entorno y señalar qué se puede hacer para diferenciarse de la competencia, optimizar los procesos de trabajo o mejorar la motivación y el ambiente laboral. Y es que tener iniciativa no solo consiste en proponer nuevos productos o servicios, sino en tener una visión global que permita detectar dónde y cómo se puede intervenir para lograr un avance.

Claves para desarrollar la iniciativa laboral

La iniciativa laboral de los empleados favorece a las organizaciones porque les permite reinventarse, avanzar y obtener mejores resultados; pero también es positiva para la persona, ya que se sentirá más útil, valiosa, motivada y satisfecha en su día a día laboral. No obstante, conviene recordar que es algo para lo que no nos preparan.

La escuela tradicional nos insta a ser sujetos pasivos, receptores de información y de órdenes. Desde pequeños aprendimos a cumplir con lo justo y necesario, pero no se fomentó en nosotros el pensamiento crítico, la curiosidad o la iniciativa. Por ello, ya de adultos, puede costarnos implementar estas habilidades en el entorno laboral. No obstante, podemos mejorar al respecto dando algunos pasos:

No te conformes con cumplir

Sabemos que en un empleo se nos paga por sacar adelante una serie de tareas fijadas, pero esto no implica que debamos conformarnos con «cubrir el cupo». Busca la manera de que tus resultados sean de mayor calidad y de que el proceso sea más sencillo y placentero para ti.

Pequeños cambios encaminados a mejorar el clima laboral o a hacer más sencillo y eficiente el modo de trabajo pueden marcar la diferencia. Por ello, no te estanques y adopta una disposición de observación para detectar qué se puede mejorar.

Ten una actitud proactiva

La iniciativa laboral cobra gran relevancia ante los momentos difíciles. Y es que, en lugar de lamentarnos, quejarnos o desmotivarnos, nos lleva a ser resilientes y flexibles, a colaborar y buscar soluciones.

Esta actitud es muy valorada por jefes y compañeros, ya que contribuye al bien común y favorece un buen ambiente en la organización. Además, si te adelantas a los posibles problemas y sugieres modos de prevenirlos, el éxito será aún mayor.

Procura mantenerte motivado

Los resultados son significativamente mejores cuando la persona que está realmente implicada con la tarea y disfruta de lo que hace. Por esto, es importante cuidar tu estado de ánimo y saber regular tus emociones a fin de mantenerte motivado.

No todos los días nos sentimos igual de inspirados, pero podemos buscar el modo de que esa tarea que ya se torna repetitiva y monótona tenga un aliciente y nos enriquezca a nivel personal. Subir el nivel de dificultad o implementar ciertos cambios puede ser el reto que necesitamos para seguir activos e involucrados con nuestro trabajo.

Pierde el miedo al rechazo

La iniciativa laboral requiere tener la valentía de proponer, sugerir y participar. Tener una voz propia y hacerla oír no siempre es tan sencillo, pues a la mayoría nos han enseñado a cumplir órdenes y cuidarnos de emprender cualquier iniciativa. Sin embargo, perder el miedo al rechazo te permitirá ofrecer ese feedback que la empresa puede estar necesitando para mejorar. Todos tenemos comentarios y opiniones interesantes que aportar.

Cuida tu actitud

Cuando formamos parte de una organización no solo aportamos nuestro trabajo físico, creativo o intelectual; también contribuirnos (de forma positiva o negativa) con nuestra energía y actitud.

Una persona positiva, amable, empática y colaborativa tiene un gran valor en un equipo de trabajo, ya que contagia entusiasmo y crea un clima laboral agradable. Por tanto, trabajar en estas fortalezas personales puede ser una buena decisión.

Muestra una buena predisposición

Hay muchas oportunidades que se presentan en las que podemos mostrar iniciativa. Por ejemplo, cuando se requieren voluntarios para un proyecto, o simplemente al ofrecer nuestra ayuda o recalcar que estamos dispuestos a colaborar en tareas que no necesariamente forman parte de nuestro trabajo habitual. Esto puede abrirnos puertas al ascenso, ayudarnos a mejorar las relaciones con los compañeros y también permitirnos desarrollar nuevas habilidades y ampliar conocimientos.

Valora tu trabajo

Por último, como ves, la iniciativa laboral requiere dar un extra a lo que comúnmente se espera de nosotros. Un extra de energía, tiempo o esfuerzo. Esto no necesariamente se ejecuta buscando una recompensa en concreto, pero sí es importante saber valorar nuestro trabajo y todo lo que aportamos y podemos aportar a la organización.

Si no ponemos en valor este empeño, si no lo hacemos notar, podemos caer en la frustración y la insatisfacción. Por ello, obtener reconocimiento también es parte del proceso.

Jefe agradecido con su empleado
Iniciativa laboral también es valorar lo que hacemos en el trabajo, lo que aportamos y nos esforzamos.

Las empresas y organizaciones también influyen en la iniciativa laboral

Las pautas anteriores están dirigidas a las personas a un nivel particular, de modo que puedan, con sus conductas y actitudes, mostrar una más iniciativa. Sin embargo, es importante recordar que no todos los entornos son propicios para que esta cualidad pueda cultivarse. Las empresas han de estar abiertas a las opiniones de sus trabajadores, han de escuchar su voz y dar espacio a sus ideas y sugerencias.

Además, es importante que logren incentivar y motivar a sus equipos, que ofrezcan oportunidades de promoción y planes de recompensa. De lo contrario, si la buena disposición es unilateral, no tendrá mucho recorrido. Hacer un esfuerzo extra en un entorno que no lo aprecia ni valora no es grato para nadie. Sin embargo, desarrollar tu iniciativa laboral te permitirá incrementar tu autoconfianza y, quizá, buscar o crear nuevas oportunidades para ti en las que poder seguir creciendo profesionalmente.


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