La anorexia desde el psicodrama
La aproximación de la anorexia desde el psicodrama supone una buena forma de tratar de conseguir un cambio más profundo y superar aquellas resistencias que a veces retrasan las mejoras en la terapia. Hablamos de trastornos como la anorexia o la bulimia, donde el tiempo es crucial, pues una intervención poco fructífera puede tener consecuencias fatales.
El tratamiento de trastornos de la conductas alimentaria (TCA) se muestra intrincado a veces por el trabajo con la población con más incidencia: las adolescentes. Sumado al propio trastorno, se pueden mezclar sus inseguridades, su vergüenza o su miedo a hablar. Esto sucede tanto en terapias individuales como grupales.
¿Qué ofrece el psicodrama?
El psicodrama es un procedimiento psicoterapéutico desarrollado por Jacobo Levy Moreno cuyo origen podría encontrarse en el teatro, la psicología y la sociología. Es, desde un punto de vista técnico, un método de acción y de interacción, siendo su núcleo principal la dramatización.
Justamente por ello, a diferencia de otras psicoterapias donde el interés principal se centra en la verbalización, el psicodrama hace participar expresamente al cuerpo en sus diversas expresiones, y lo hace interaccionar con otros cuerpos.
Algunas de las técnicas que este tipo de terapia puede ofrecernos para el tratamiento de la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa se explican a continuación.
Técnica de la silueta: este no es mi cuerpo
El primero en utilizar esta técnica fue Askevold (1975), que encontró una sobreestimación del tamaño de los hombros, las caderas y la cintura.
Rojas (2013) utilizó esta técnica psicodramática con un grupo de mujeres de entre 14 y 52 años con anorexia nerviosa de tipo restrictiva. Las técnicas se centraron en el trabajo de dos factores comunes que suelen darse en los TCA: el rechazo del propio cuerpo y la distorsión de la imagen corporal.
La imagen corporal del propio cuerpo no se realiza solo en relación a las medidas objetivas del mismo. Hay que tener en cuenta la valoración que se realiza en comparación a los modelos de referencia, además de los pensamientos y emociones que este mismo nos produce, como tal, las consecuencias de nuestra evaluación.
Por tanto, las alteraciones de la imagen corporal pueden deberse a alteraciones cognitivas (insatisfacción con el propio cuerpo) o perceptivas (inexactitud con que se estima el propio cuerpo).
En la técnica de la silueta, la persona a la que se le administra tiene que dibujar su silueta a escala real sobre un papel. A continuación, ha de tumbarse sobre la silueta que acaba de dibujar, y otra persona contornear el perfil de su cuerpo encima.
Así, esta técnica permite ver si la mujer tiene una distorsión de su imagen corporal y ver el grado de esa distorsión (función diagnóstica).
La afirmación del resto de las personas del grupo sobre la silueta real permitió a las pacientes asumir que sus ojos las engañaban; demostrando que la aproximación a la anorexia desde el psicodrama puede ser muy útil.
Cambio de roles: una charla con mi estómago
Prosen (2016) llevó a cabo un estudio con personas con bulimia nerviosa, compuesto por un grupo heterogéneo de hombres y mujeres. En este caso no se dio una aproximación de la anorexia desde el psicodrama, pero sí de la bulimia.
En el cambio de roles, la persona intercambia su papel con un compañero, que se convierte en un ego auxiliar. Esto le permite al protagonista interactuar consigo mismo en situaciones concretas y enfrentarse a sus propios pensamientos, comportamiento u otras escenas de su vida donde la comida, su cuerpo y sus emociones juegan un papel esencial.
Es una técnica muy valiosa puesto que permite a la persona verse a sí misma a través de los ojos de otra persona. El rol del ego auxiliar es el de dar forma a pensamientos y sentimientos que el protagonista todavía no es capaz de expresar, permitiéndole al último enfrentarse a ellos. A pesar de haber dos actores, el protagonista entra en un diálogo consigo mismo en el escenario.
Por ejemplo, la persona puede mantener una conversación con su estómago. Esta le permite descubrir los pensamientos inconscientes que esta parte de su cuerpo le produce y reconocer los pensamientos destructivos que genera a raíz de estos pensamientos.
En este grupo terapéutico, el cambio de roles permitió al protagonista darse cuenta de cuán destructivo era tratar de controlar su cuerpo utilizando conductas compensatorias. La técnica demostró ser útil estimulando al paciente para que asumiera el control de sus impulsos, sentimientos y necesidades.
El cambio de roles en la anorexia nerviosa
En otro estudio, llevado a cabo en el University Psychiatric Hospital de Ljubljana, con un grupo de mayoritariamente mujeres con anorexia nerviosa, también se utilizó la técnica del cambio de roles.
Al principio, todas comenzaban queriendo ser roles auxiliares y no protagonistas, pero se fue observando como a lo largo de la terapia, excluyendo a un quinto de ellas, todas asumían el rol protagonista al menos dos veces.
Se vio también cómo las temáticas más problemáticas de las mujeres coincidían, siendo el más recurrente la familia primaria. Se llevaron a cabo cambios de roles con los familiares, donde las mujeres habían de enfrentarse consigo mismas desde el punto de vista de un miembro de su familia cercana.
Técnica del dibujo: no somos tan distintos
Shisslak, C., Schnaps, L. y Swain, B. (1986) realizaron un estudio con varios grupos compuestos por 8 pacientes con anorexia o bulimia nerviosa, ambos trastornos combinados, de edades heterogéneas.
La técnica del dibujo consistía en dar a cada persona un trozo de papel y colores. Se quería que dibujaran a sus respectivas familias en el momento en el que su trastorno alimentario había comenzado a desarrollarse.
Como si se tratara de un genograma, se les pidió que dibujaran círculos para representar a los miembros de su familia y representaran sus relaciones con líneas sólidas y líneas interrumpidas o borrosas. También habían de incluirse otras personas importantes que no fueran familiares, junto a entornos significativos, como el instituto o el trabajo.
Las conclusiones que sacaron de esta experiencia fueron poderosas; muchos pacientes vieron que compartían mucho con sus compañeros; y que tenían relaciones familiares muy parecidas, como padres distantes o muy controladores o situaciones abusivas en casa. Este tipo de experiencias son infrecuentes cuando no se realizan este tipo de actividades.
Técnica del “Who Am I?”
La técnica del “Who Am I?” se refiere a contestar a esta misma pregunta, que en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria suele ser algo muy amenazador, por el sentido tan deformado que tienen de sí mismos.
En vez de enfrentarse a esta pregunta verbalmente por sí solas, la tarea indicaba que habían de utilizar sonidos, fotografías, palabras, música, colores, esculturas o bailes para responder a esta pregunta. El hecho de realizar esta actividad en grupo facilitó la expresión de emociones.
De esta manera, se propone el tratamiento de la bulimia y la anorexia desde el psicodrama, que nos ofrece herramientas que huyen de lo convencional para la consecución de los mismos objetivos. Estos son: la expresión emocional, el insight, la búsqueda de distorsiones cognitivos, el cambio de pensamientos irracionales.
Además, permite que la persona tenga al final una conversación con aquel “ser” que lleva evitando, en ocasiones, muchos años: su propio cuerpo.
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- Izydorczyk, B. (2011). Application of Psychodrama and Object Relations Psychotherapy: An Integrated Approach to the Treatment of Bulimia Nervosa Based on Selected Elements of the Theory and the Author’s Own Experience. New Insights Into de Prevention of Bulimia Nervosa, 13-30.
- Rojas García, B. (2013). Anorexia nerviosa y psicodrama: intervención a través de la silueta. Apuntes de Psicología, 31 (3), 379-384.
- Prosen, S. (2016). Psychodrama in the group of patients diagnosed with eating disorders. Z Psychodrama Soziometr, 15, 131-141.
- Shisslak, C., Schnaps, L. y Swain, B. (1986). Interactional Group Theraphy for Anorexic and Bulimic Women. Psychotherapy, 23 (4), 598-606.
- Cornejo, S. y Brik, L. (2003). La Representación de las Emociones en la Dramaterapia. Buenos Aires, Argentina: Panamericana.