La autoaceptación incondicional según Albert Ellis

Eres un ser humano con tus luces y tus sombras, hermosamente imperfecto, falible, pero con un gran potencial para lograr lo que deseas. ¿Por dónde empezar? Aceptándote de manera incondicional. Te explicamos cómo hacerlo.
La autoaceptación incondicional según Albert Ellis
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 19 agosto, 2022

La autoaceptación incondicional es una herramienta valiosa para ajustar nuestro bienestar, y de paso vernos de manera más lúcida. También luminosa. Sin embargo, no es sencillo lograr esa visión cuando vivimos en una sociedad que busca educar a sus hijos en la perfección. Estamos en un mundo obsesionado por encontrar el fallo sin importancia en el proceder ajeno, ya sea porque sobreestimamos sus consecuencias o porque pensamos que proceder así nos da una cierta ventaja.

Esto motiva que desarrollemos una personalidad autoexigente que necesita tenerlo todo bajo control -queremos corregir el fallo antes de que alguien llegue a señalarlo-. Ponemos bajo el microscopio cada uno de nuestros comportamientos, nos escrutamos ante el espejo para valorar nuestro aspecto físico según los ideales de belleza actuales… Nos convertimos, poco a poco, en nuestros peores jueces y en los causantes de nuestra infelicidad.

Se nos olvida que el componente nuclear de la satisfacción es aceptar nuestras virtudes y nuestros defectos, nuestro potencial y también nuestras limitaciones. Lo devastador es que no siempre nos enseñan que el éxito no está en la perfección, y que la ausencia de defectos no trae de manera directa la felicidad.

En realidad, quien se obsesiona con ese ideal de lo perfecto como símil de lo virtuoso, revela falta de autocompasión y sabiduría.

La salud emocional requiere que seamos amables y compasivos con nosotros mismos, aceptando nuestros errores, fracasos y defectos.

Mujer tapándose la cara frente al espejo trabajando su autoaceptación incondicional
La autoaceptación incondicional, a diferencia de la autoestima, nos anima a aceptar esas partes que menos nos gustan de nosotros mismos.

¿Qué es la autoaceptación incondicional? Características y cómo alcanzarla

La autoaceptación incondicional es un ejercicio que nos invita a abrazar todas nuestras facetas, tanto las positivas, como las negativas. Implica, por encima de todo, aceptarnos como seres humanos falibles, personas que a veces se desempeñarán en el viaje de la vida con acierto, y otras, en cambio, errarán.

Sin embargo, y aquí llega lo más importante, ni los defectos, ni los traspiés cometidos, nos definen. Porque algo que ensalza este concepto, es la necesidad de liberarnos de cualquier autocalifación o etiqueta. Por otro lado, también es recomendable diferenciar este constructo psicológico que introdujo y popularizó el psicoterapeuta Albert Ellis, de la autoestima.

Así y de manera sencilla, podemos definir la autoestima como ese conjunto de percepciones, sentimientos, pensamientos y evaluaciones que tenemos sobre nosotros mismos. Es una dimensión condicional, porque nuestro bienestar dependerá, sí o sí, de que nos sintamos eficaces, válidos, capaces, atractivos y resolutivos, etc.

La autoaceptación, por su parte, da presencia también a lo falible, al defecto o al fracaso. Es aceptar nuestras declinaciones sin enjuiciarnos, para poder desarrollar un sentido más saludable y enriquecedor del propio ser. De este modo, una investigación de la American University, en Washington, destaca que solo mediante la autoceptación fortalecemos la autoestima.

Gracias a la autoaceptación incondicional nos miramos con compasión y afecto, apreciando todo lo que somos, tanto lo bueno como lo menos bueno. De ese modo, podemos prevenir condiciones como la depresión, la ansiedad, la culpa o la vergüenza.

Dejar de evaluarnos, un camino hacia el bienestar psicológico

Albert Ellis es una de las figuras más destacadas de la psicología. Desarrolló la TREC (terapia racional emotivo-conductual), un enfoque que pone la mirada en las interpretaciones que hace la persona sobre sí misma y el mundo que le rodea. Ese factor, más que ningún otro, es el que media en el sufrimiento o en el malestar psicológico.

De ese modo, un pilar clave en el modelo de Ellis fue siempre procurar que sus pacientes/clientes trabajaran la autoaceptación incondicional, y evitaran la evaluación personal. Porque en el momento en que atribuimos un valor a cómo somos o actuamos, corremos el riesgo de asentar las bases de la ansiedad o la depresión.

Nuestra educación, la sociedad que nos envuelve, nuestros amigos y hasta nuestras parejas, hacen muchas veces que desarrollemos unas creencias sesgadas sobre cómo somos. Y no todos esos aportes externos son amables o enriquecedoras. Así, y casi sin darnos cuenta, integramos en nuestro diálogo interno numerosas críticas y autodesprecios sobre el propio ser.

Según Albert Ellis, lo mejor para la salud humana es dejar de evaluarnos y enjuiciarnos los unos a los otros. El ser humano es muy complejo y cambiante como para repartirnos etiquetas como quien reparte cartas.

Eres perfecto solo por el mero hecho de existir. Aceptarnos de manera incondicional es integrar y abrazar todo lo que somos, con nuestros errores de ayer, los aciertos de hoy, los defectos permanentes y nuestro inmenso potencial. 

Aceptar nuestro valor intrínseco como seres humanos

No es fácil abrazar nuestras partes menos deseables, negativas y falibles de nosotros mismos. Acostumbrados como estamos a que nos señalen los errores y defectos, cuesta lo indecible darles presencia. Aún menos procesarlo como positivo. Ese es el auténtico reto de la aceptación incondicional, porque todo aquello que no agrada, en lugar de aceptarlo, lo ocultamos o reprimimos.

Aceptarnos, implica, por encima de todo, reconocer que, aunque haya aspectos de nosotros que no nos gusten, asumimos que son parte intrínseca de lo que somos. Porque solo cuando damos espacio y presencia a lo bueno y lo malo del propio ser, estamos preparados para cambiar aquello que genera malestar. 

Como decía Carl Rogers, solo cuando me acepto tal como soy, puedo cambiar.

Solo al trabajar la autoaceptación incondicional asentamos las bases para una autoestima positiva. 

Chico joven sonriendo trabajando su autoaceptación incondicional

¿Cómo podemos lograr la autoaceptación incondicional?

Comprendernos para perdonarnos, aceptarnos para cambiar lo que nos hace daño y alcanzar el bienestar. Parece una tarea compleja, pero en realidad, solo requiere una cosa: un compromiso pleno con nosotros mismos. Veamos ahora qué estrategias favorecerán que logremos una autoaceptación incondicional.

  • Reflexiona y saca a la luz todo aquello que no te agrada de ti mismo: experiencias, actos cometidos, errores, fracasos, defectos de carácter, físicos, etc.
  • Ahora analiza cada dimensión desde la autocompasión. Háblate como lo haces a tu mejor amigo y libera de esas áreas todo atisbo de culpa o vergüenza. Eres todo lo que te agrada de ti, pero también esas áreas más grises que rechazas y eludes.
  • Acepta tus limitaciones, tus circunstancias y cada una de tus realidades. Mírate sin juzgarte, solo deja espacio a las luces y a las sombras.

Una vez llevado a cabo este ejercicio, piensa en qué podrías hacer para sentirte mejor. Valora qué cambios te permitirían ser más feliz teniendo en cuenta que tú, como todos los demás, eres un maravilloso ser lleno de defectos. Y eso, no te devalúa. Te normaliza.


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