La Caza: cuando la presunción de inocencia no se contempla

El mundo de un maestro de jardín de infancia se derrumba después de que una de sus alumnas lo acuse de haber abusado de ella. Se plantean cuestiones incómodas como la ingenuidad de los niños, la desaparición de la presunción de inocencia y la amenaza de un juicio popular.
La Caza: cuando la presunción de inocencia no se contempla
Cristina Roda Rivera

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 20 septiembre, 2023

La caza es un drama danés que relata el recorrido de una hombre que es acusado de abusar de una niña. Es un potente recordatorio de cómo los humanos pueden ser los monstruos más terribles cuando una comunidad se aleja de lo ecuánime para satisfacer los instintos más primarios.

La película toma una arriesgada perspectiva: contar una historia de abuso sexual en la que la víctima no es quien el espectador espera.

La caza puede resultar una película muy molesta. Para el espectador puede no ser fácil acotar el impacto emocional que puede suponer una niña en una situación de tanta vulnerabilidad. Elige así de extremo a propósito, para alejarnos de lo que queremos o esperamos creer para entender el daño que puede causar una acusación falsa.

Muchos creerán que no es necesario que el cine se salga en este sentido de lo poco común y ponga la cámara en el trasfondo de historias que no son tan frecuentes.

Argumento de “La caza”

Lucas (Mads Mikkelsen) es querido por los niños y compañeros en el jardín de infancia local donde trabaja, en un pequeño pueblo rural de Dinamarca. Recién divorciado, su exesposa e hijo adolescente se han mudado a otro lugar. Su vida poco a poco se recupera, con la ilusión de una nueva relación y al estrechar la relación con su hijo Marcus.

Lukas se muestra especialmente comprensivo y cálido con una de sus alumnas, la pequeña Klara. Le muestra atención en un momento en el que tanto su madre como su padre (el mejor amigo de Lukas) no lo hacen.

La niña desarrolla un enamoramiento inocente que se convierte en algo confuso cuando Lukas le explica cuáles son los límites apropiados entre ellos. Armada con un lenguaje sexual adoptado de su hermano, el pequeño corazón roto de Klara arremete contra Lukas en forma de confesión falsa. Su confesión a la encargada de la escuela resulta demasiado específica como para no tomarla en serio.

Nadie quiere hacer daño

En un principio, en La caza nadie quiere realmente hacer nada malo. No se puede culpar a los compañeros profesores que investigan la denuncia de la niña.

Theo (Thomas Bo Larsen), el mejor amigo de Lukas y padre de Klara, se muestra consternado y agresivo, lo cual es algo comprensible para un padre que piensa que su mejor amigo ha abusado sexualmente de su hija.

Incluso Klara, al darse cuenta de la magnitud de su confesión, intenta cambiar sus palabras. Es una mentira que se sale de control, a medida que la “jauría humana” trasforma en su mente las dudas en certezas.

“La caza”: el ensañamiento tribal y cruel

En apariencia, nadie que conozca a Lukas quiere creer que es capaz de tales acusaciones. Es un hombre tranquilo, trabajador y amable. En su expediente no hay puntos negros reseñables. Sin embargo, padres y maestros están obligados de alguna manera a tomar en serio las afirmaciones de una niña, pues la seguridad de los niños es primordial.

Además, ¿por qué mentiría una niña? y ¿de qué otra manera conocería esos detalles de asuntos tan explícitamente sexuales?

Las preguntas lógicas empiezan a aflorar, pero la población necesita una respuesta rápida y tranquilizadora. Cualquier idea de imparcialidad y presunción de inocencia desaparece cuando Lukas es juzgado y condenado en el tribunal de la opinión pública.

La pequeña comunidad se vuelve rápidamente en su contra y la presunción de inocencia desaparece por completo.

La pesadilla de cualquier hombre

En unas de las primeras escenas de la película, Lukas (Mads Mikkelsen) acecha y dispara a un ciervo. Escenas más tarde, el simbolismo se vuelve obvio: él será posteriormente la criatura atrapada en una mirada telescópica y el arma que le amenace será la opinión pública.

La acusación de abuso a menores es una pesadilla segura para todo aquel sobre el que recaiga. Thomas Vinterberg lo utiliza para explorar la mentalidad de una pequeña comunidad y el daño irreparable que puede hacer la naturaleza insidiosa del miedo.

De repente, los mejores amigos se convierten en enemigos. Un ladrillo es arrojado por una ventana. Lukas no puede comprar un par de chuletas en el supermercado sin recibir una paliza. El miedo y la persecución se hacen insoportables.

Desde el principio, se trata de una historia que de alguna manera nos señala como redactores de conclusiones precipitadas. La importancia de la presunción de inocencia y los peligros de la justicia popular. Mikkelsen crea un personaje complejo e inquietantemente silencioso que encuentra en sí mismo una fortaleza moral y un instinto de supervivencia poderoso.

Hombre abrazando a su hijo

Conclusión

Esta película es una crítica feroz de los esquemas preconcebidos de una sociedad. La ejemplificación de que la vida es compleja y dinámica y los derechos de los más vulnerables no tienen por qué ser incompatibles con la mesura, equidad y revisión de cada caso en particular.

Si algo nos enseña esta película y su descorazonador final, es que hay hechos y mentiras infundadas que crean una ignorancia difícil de revertir.

La caza echa el freno a nuestros instintos más primarios para devolvernos una capacidad crítica individual. Una sociedad en la que se pierde la presunción de inocencia, solo se preocupará de estigmatizar y violentar, por lo que es cuestión de tiempo que su justicia fácil nos haga peores personas.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.