La diferencia entre tener y poseer

A simple vista, parece que no existe una distinción entre tener y poseer. Sin embargo, la filosofía dice lo contrario. Este artículo muestra su distinción.
La diferencia entre tener y poseer
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Escrito por Jennifer Rojas

Última actualización: 14 septiembre, 2023

En la vida cotidiana se usan de modo indistinto los conceptos de tener y poseer, aunque haya una diferencia. En cierto punto, parecen sinónimos, pero la filosofía, una vez más, dice algo al respecto y establece una distinción entre ambos términos.

Teniendo en cuenta a los objetos y los cuerpos por un lado y a la existencia por el otro, este artículo abordará la disimilitud en cuestión. Iremos más allá, estableciendo esta desigualdad en la sociedad de consumo y en el derecho jurídico. Profundicemos en ello.

Tener, según la filosofía

Coloquialmente, decimos que tenemos algo cuando estamos en posesión de un objeto. Sin embargo, la filosofía realiza una separación entre estos dos términos. La diferencia se establece en un sentido corporal y existencial.

Un artículo publicado por la Universidad de Navarra presentó los hallazgos de un estudio filosófico sobre el tener. Parte de considerar al filósofo y dramaturgo francés Gabriel Marcel, quien sostiene que tener está asociado con la encarnación. Esto significa que la existencia es corporal; decir «mi cuerpo» y «yo» son lo mismo. El ser y el cuerpo están, de esta manera, unidos. Por tanto, tener es disponer de la corporalidad.

Por otro lado, el filósofo español Leonardo Polo define al ser humano como aquel que es capaz de tener. O sea, el tener aquí aparece como una capacidad en donde la corporalidad es importante. De esta forma, el tener corporal es la forma más básica de tener.

Como podemos observar, el tener, desde una perspectiva filosófica, está vinculado a los cuerpos y los objetos. Pero ¿qué sucede con la posesión? ¿No son acaso lo mismo? Polo, al respecto, ya sostiene una distinción entre tener y poseer. Para él, la posesión es una forma de conocer las cosas. En otras palabras, establece una unión entre poseer y conocimiento.



El poseer, desde una perspectiva filosófica

El conocimiento es uno de los temas que se abordan en el diálogo de Platón denominado Teeteto. En este se produce una conversación entre Sócrates y Teeteto en torno a la pregunta de cuál es la naturaleza del conocimiento o la ciencia. Lo importante, para el tema de este artículo, es que en este texto se señala la diferencia entre tener y poseer.

En este sentido, según la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, tener está asociado al momento presente, al ahora. Tengo un objeto o, en este caso, un saber o conocimiento si dispongo de él ahora, en este preciso momento.

Por otra parte, poseer es interpretado como una potencialidad. Es decir, poseemos cosas que están a nuestra disposición listas para ser utilizadas cuando las necesitemos. Por ejemplo, podemos poseer una computadora portátil, pero no la tenemos con nosotros encima en este preciso momento. Por ello, la posesión es una potencialidad, está ahí, pero no presente en el ahora.

Diferencia entre tener y poseer en la sociedad de consumo

El filósofo alemán Erich Fromm, en su libro Tener o ser (1976), realiza una explicación sobre dos modos de existencia: uno del ser y otro del tener. Así, asocia el modo de tener en relación con la propiedad y la posesión. El mundo está ahí a mi disposición, listo para convertirse en mi propiedad, según las leyes escritas.

Este tener se relaciona con el poseer, ya que la posesión es considerada por Fromm como un derecho sagrado del ser humano en las sociedades industriales y de consumo. Proviene del concepto de propiedad privada: lo que por derecho me corresponde es de mi propiedad y, por tanto, es mi posesión, acota una publicación de Economipedia.

Con ello, el filósofo quiere demostrar y advertir que en las sociedades actuales el ser humano se convierte en un objeto. Deja de lado su existencia más profunda y espiritual, para buscar de modo continuo la adquisición de propiedades, objetos listos para ser consumidos por nosotros.

Y aquí viene la advertencia ética: si bien podemos poseer objetos, no es posible considerar a las personas como si fueran de nuestra propiedad. Este respeto por la dimensión existencial del ser humano es lo único que podemos salvar en nuestras sociedades actuales. Aún así, cabe preguntarnos de dónde proviene esta noción de propiedad.

El derecho a la propiedad

¿Por qué ahora nos involucramos en cuestiones de derecho? Primero porque la filosofía y el derecho están muy relacionadas. De hecho, mucha teoría de la jurisprudencia toma sus aportes de la filosofía del derecho. Segundo, debido a que el concepto de propiedad se funda filosóficamente desde la ley natural.

Se trata de aquella que no está escrita en ningún papel, pero tiene la fuerza de la ley. Por lo tanto, puede imponerse al hombre en la medida en que es reconocida por la razón humana. Esta ley natural es impuesta y acatada por la libertad de los individuos.

De esta manera, un artículo publicado por la Universidad de la Plata sostiene que el derecho a la propiedad y, por tanto, el poseer, se funda en la facultad inherente del ser humano de defender y exigir lo que es propio. La posesión, entonces, se origina a partir de una capacidad humana que la ley natural ampara. Luego, esta ley se convierte en un derecho jurídico.

Desde tal perspectiva, poseer es parte constitutiva del ser humano. Y es una ley natural impuesta y reconocida por la propia razón. En este sentido, la posesión tiene una connotación existencial alejada de la corporalidad del tener.



¿De qué nos sirve la diferencia entre tener y poseer?

En el plano filosófico, comprender la diferencia entre tener y poseer implica reconocer nuestra relación con el mundo y con nosotros mismos. Nos invita a adoptar una actitud de desapego hacia las posesiones materiales, valorando más la experiencia y el crecimiento personal que se derivan de ellas.

Podemos considerar la diferencia entre tener y poseer como una oportunidad para cultivar una vida más significativa. De esta manera, promovemos un equilibrio saludable entre las necesidades materiales y nuestro bienestar espiritual.


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