La herida emocional del acoso escolar en la víctima y la familia

La herida emocional del acoso escolar en la víctima y la familia
Raquel Aldana

Escrito y verificado por la psicóloga Raquel Aldana.

Última actualización: 28 enero, 2019

El texto que se va a exponer a continuación trata de expresar el sufrimiento de la familia y de un niño víctima de acoso escolar, de cómo la angustia consume los días y de cuáles son las consecuencias más inmediatas de este doloroso tormento.

“No sabemos qué le pasa. Se queja constantemente de dolores de estómago y de cabeza, no concilia el sueño como antes, se despierta por las noches angustiado y viene a nuestra cama, se preocupa excesivamente por ciertas cosas que antes incluso no le interesaban demasiado.

Tiene cambios bruscos de estado de ánimo, tan pronto está tranquilo como que se enfada intensamente o se pone a llorar desconsolado. A veces, incluso, se muestra rebelde cuando le decimos que deje de morderse las uñas o de tirarse del pelo, comportamientos que anteriormente no habíamos visto en él.

Algo le angustia, pero no sabemos el qué porque no habla con nosotros. Sospechamos que algo está pasándole en el colegio, quizás tiene demasiada presión o quizás algún niño esté dándole problemas. Seguimos indagando en su entorno, le preguntamos al profesor, a sus hermanos, a los padres de sus amiguitos.., pero nadie nos aporta demasiada información. 

En ocasiones, también se pone muy mimoso y, aunque es un niño afectuoso, la dependencia que está generando nos está empezando a preocupar. Reclama nuestra atención de manera desmedida en ciertos momentos del día y, dado que desconocemos el origen de este cambio, usamos ese momento para hablar con él e intentar comprender algo de lo que le está ocurriendo.

Niño con padres alcohólicos llorando

A veces se cierra en banda y dice que no quiere hablar, que le da vergüenza. Pero otras veces nos cuenta que no quiere ir al colegio, que algo malo le está pasando. Finalmente nos cuenta que hay unos niños que se están metiendo con él, que le insultan, que juegan a molestarle y que, incluso, en algún momento le han pegado.

Nuestro mundo se desmorona. Le acabamos de poner nombre al origen de su dolor, de su angustia y de su malestar. Se llama acoso escolar o bullying.

Inmediatamente damos el primer paso: hablar con el colegio. Esto tiene que resolverse. Esos niños tienen que tener unas consecuencias. Nuestro niño no puede volver a pasar por lo que ha pasado. Ni el nuestro ni ningún otro.

Es hora de ordenar las ideas y ver qué podemos hacer, cómo podemos actuar. Es difícil cuando te ocurre esto no ir a decirle cuatro cosas a los acosadores y a las familias de los acosadores. Sin embargo, sabemos que lo mejor es evitar que el niño sea partícipe de conflictos y enfrentamientos directos.

Por lo tanto, ahora mismo aguardamos y templamos nuestras emociones descontroladas. Esos sentimientos que borbotean no nos dejan pensar con claridad, pero al tomarnos un tiempo y alejarnos un poco de la situación seguro que se apaciguan.

Lo importante, en primera instancia, es crear un entorno seguro para nuestro niño. Ya estamos trabajando en ello, estamos haciendo todo lo que podemos hacer. El colegio comenzará a tomar medidas. Profesores y amigos estarán pendientes de cada movimiento y cada gesto que los acosadores tengan hacia nuestro hijo.

Sin embargo, esto no es todo. La herida emocional que el acoso escolar ha generado en nuestro niño sigue ahí. Aunque ya nos lo haya contado, él sigue teniendo miedo y angustia y se mantiene el rechazo a ir al colegio. ¿Qué podemos hacer?”

Ayudar a un niño a gestionar herida emocional del acoso escolar

Ayudar a un niño víctima de acoso escolar a gestionar la herida emocional que ha generado el maltrato social no es tarea fácil para las familias.

  • Establecer un espacio seguro y un entorno de confianza: es esencial ofrecer la seguridad de que las personas que le rodean van a vigilar que no le pase nada, que su entorno está de su lado y que los agresores tendrán consecuencias por sus conductas. No obstante, aunque puede resultar complicado, se debe evitar la sobreprotección, pues un exceso de esta puede generar un bucle de dependencia que, a la larga, tenga consecuencias negativas.

NOTA: Aun cuando ya se ha establecido el control necesario desde la escuela para evitar el acoso escolar, puede persistir la negativa de los pequeños a ir al colegio. Es importante que hablemos con ellos de que el entorno ya es seguro, que es positivo ir al colegio y que retomar sus clases le ayudará a sentirse mejor poco a poco. Podemos facilitar el proceso de reincorporación (en el caso de que haya habido un parón), exponiendo poco a poco al niño al entorno escolar: reuniones con amigos, pasear cerca del colegio o, incluso, reincorporarse por horas en los casos de mayor gravedad hasta que el niño comprenda que ya no hay peligro.

  • Hablar con los niños claramente de su sufrimiento: al malestar hay que ponerle nombre y puede que el niño/a no sepa verbalizar que lo que siente es ansiedad, tristeza, ira o un cóctel emociones negativas. La conciencia emocional es el primer paso para que los niños elaboren lo que les ocurre o les ha ocurrido. Usaremos términos adecuados a su edad y su nivel de desarrollo para ayudarles a avanzar en su comprensión. Todo esto además lo haremos sin presionar y sin hacer que se sientan responsables de la presencia de esos síntomas.
  • Enseñarles técnicas de relajación y otros recursos de alivio emocional: es esencial que el niño desarrolle recursos que le permitan aliviar la tensión. La relajación le ayudará a calmar la tensión fisiológica propia de la ansiedad y de las emociones que le invaden, eso permitirá que pueda ordenar su mente y llevar a su pensamiento imágenes reconfortantes y positivas.
  • Llenar sus días de experiencias positivas que permitan contrarrestar el sufrimiento generado por las situaciones tan complicadas que ha vivido. Esos momentos son muy potentes y servirán al niño para atraer a su mente pensamientos, imágenes y recuerdos confortables que le permitan sustituir aquellos que le generan malestar.
  • Establecer un plan de acción para futuras posibles situaciones conflictivas: podemos hablar con ellos de cómo actuar si se da algún tipo de situación en la que se sienta amenazado o bloqueado. Hay que tener cuidado con usar terminología o expresiones que denigren sus actuaciones pasadas, presentes o futuras.
Niños jugando
  • Reforzar sus habilidades sociales: se debe ir entrenando a los pequeños en habilidades de gestión de conflictos como base de su fortaleza conductual. El estilo de comunicación asertivo es el mejor estilo para resolver situaciones conflictivas, sean estas de acoso escolar o no, que ayuden a los niños a no “hacerse pequeños” en presencia de otros y a saber tomar decisiones favorables sin bloquearse.
  • Hablar de la importancia de pedir ayuda: pedir ayuda no te hace débil o menos capaz social y personalmente. Es importante transmitir este mensaje a los niños, hayan sido o no hayan sido víctimas de acoso.
  • Reforzar de manera paralela y constante su autoestima: hay que entender que las víctimas de acoso escolar son niños y niñas a los que le han arrebatado su identidad, su “yo”. Por ello es importante reforzar día a día la concepción que tienen de sí mismos, sin caer en elogios excesivos y recorriendo poco a poco el camino a su lado.

Los niños y las familias víctimas de acoso escolar sufren muchísimo. Es esencial que las personas que rodean a estas familias muestren comprensión y empaticen con el gran dolor que se genera en estas situaciones. Es igualmente imprescindible educar a los niños en valores, valores de respeto, de “cero tolerancia” a la violencia y a la crueldad. La mejor manera para hacerlo es tratar con ellos este tema desde pequeños y, desde luego, dar ejemplo desde el núcleo familiar.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.