De la preocupación inútil a la ansiedad va un sendero muy transitado (ansiedad generalizada)

De la preocupación inútil a la ansiedad va un sendero muy transitado (ansiedad generalizada)
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Laura Reguera

Última actualización: 01 julio, 2019

Tu día a día está lleno de preocupaciones. No paras de darle vueltas a la cabeza sobre lo que ha acontecido a lo largo del día y por qué. Tratas de buscar soluciones a situaciones que ya están en el pasado y no se pueden modificar. “Y si hubiera hecho esto en vez de esto otro…” O si no es por eso, estás preocupado por lo que viene a continuación. No paras de pensar en lo que tienes que hacer después de leer este artículo.

O lo que viene cuando termines de comer. Y de lo que va a pasar mañana y pasado y al otro… ¡Y dentro de un mes! El caso es que te pasas el día dándole vueltas a la cabeza viendo amenazas en tu pasado y tu futuro, buscando soluciones a peligros que puede que ni existan… ¿Qué podemos hacer para dejar de preocuparnos? La terapia cognitivo-conductual nos da algunas ideas al respecto… ¡Sigue leyendo!

“La preocupación no elimina el dolor del mañana, sino que elimina la fuerza del hoy”

-Corrie ten Boom-

¿Qué es eso de la Ansiedad Generalizada?

La Ansiedad Generalizada se caracteriza porque la persona está constantemente inquieta o preocupada sobre áreas de la vida cotidiana. Es decir, se anticipa constantemente y lo hace pensando que en el trascurrir del día algo se va a torcer. Puede pensar, sin motivos reales para ello, que le va a ir mal económicamente, que la van a echar del trabajo o que sus hijos van a suspender.

Pero no solo eso. Los quehaceres cotidianos, como la limpieza o las reparaciones de la casa o el coche generan ansiedad, agobio y preocupación. Además, pueden darle vueltas a la cabeza sobre temores y errores pasados. Así se entra en un bucle de pensamientos negativos en los que la persona busca soluciones constantemente a los problemas, pero sin llegar a poner ninguna en marcha.

Mujer agarrándose la cabeza con las manos preocupada

Cuando se tiene Ansiedad Generalizada, puede aparecer la inquietud o la impaciencia, así como tensión muscular. También es característica la dificultad para mantener la concentración o poner la mente en blanco. Aparecen problemas de sueño, ya sea para conciliarlo, para mantenerlo o para que sea reparador. Pero también están más fatigados e irritables.

Como os podéis imaginar, les cuesta relajarse y temen aquellas situaciones en las que creen que su ansiedad va a aumentar. ¿Entonces qué hacen? Las evitan, de forma que sus nervios se calman momentáneamente. Lo malo de eso es que a la larga van tolerando cada vez menos la ansiedad y evitando más situaciones, por lo que su vida se ve más afectada.

¿Qué pasa con mi diálogo interno en la Ansiedad Generalizada?

El caso es que estas personas perciben la mayoría de las situaciones como peligrosas. Se interpreta la realidad de forma perjudicial constantemente, sacando conclusiones negativas aunque no haya evidencias de que algo va a ser malo para nosotros.

Los sesgos cognitivos, las creencias irracionales y los pensamientos automáticos juegan un papel en todo el proceso. Estas personas tienden a atender a estímulos negativos, interpretan la información de forma negativa para ellos y valoran las situaciones actuales en base a otras pasadas que fueron malas para ellas.

“¿No puedes borrar las angustias grabadas en el cerebro y, con un dulce antídoto de olvido, arrojar de su seno oprimido las peligrosas materias que pesan sobre el corazón?”

-William Shakespeare-

Además, se tiene una serie de creencias sobre cómo debería funcionar el mundo que no se ajustan del todo a la realidad. Pero no solo eso, saltan una serie de pensamientos ante las situaciones que no nos cuestionamos y no son funcionales para nosotros.

Por ello, es necesario que aprendamos a identificarlos. Una vez que hayamos hecho, nos podremos preguntar qué evidencias tenemos a favor y en contra de ellos. Es decir, buscar la información que sea congruente o incongruente con los mismos. Así, podremos buscar interpretaciones de la realidad más realistas, de manera que alejaremos la tentación de pensar de manera catastrófica.

¡Aprende a relajarte y a tomar decisiones!

La realidad es que, esto de aprender a localizar y modificar nuestros pensamientos es un tanto complejo y requiere la ayuda de un buen psicólogo para que podamos llevarlo a cabo de forma efectiva. Pero no sólo hay que trabajar con nuestros pensamientos. Se hace necesario controlar la ansiedad desde más frentes.

“La capacidad para soportar la ansiedad es importante para la autorrealización del individuo y para su conquista del entorno. La realización de uno mismo solo se alcanza avanzando pese a los choques emocionales. Ello indica cuál es el uso constructivo de la ansiedad”

-Kurt Goldstein-

Mujer respirando al aire libre

También te propongo que aprendas a relajarte, para conseguir que la tensión muscular y la activación fisiológica bajen. Una buena forma para hacerlo es practicar la respiración abdominal, que podremos utilizar en cualquier situación una vez que hayamos adquirido la habilidad. Otra técnica que puede ser interesante sería la relajación muscular progresiva.

Además, ya hemos dicho que estas personas se dedican a buscar posibles soluciones en su cabeza pero no llegan a poner en marcha ninguna. Por lo tanto, también les va a venir bien aprender a tomar decisiones y a llevar a cabo las soluciones que hayan pensado sin que pase nada porque no sea la adecuada. El caso es probar hasta dar con la idónea… ¡Equivocarse es de humanos!

Como ya hemos hablado, la evitar aquellas situaciones no es la estrategia que más nos beneficia. Por ello, es relevante que dejemos de escapar de ello. Si nos ponemos nerviosos, podemos poner en práctica las estrategias de relajación adquiridas. El camino para superar este malestar no es fácil, pero con ayuda de un profesional cualificado podremos recuperar nuestra calidad de vida… ¡A por ello!

Imágenes cortesía de Ryan McGuire.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.