La psicología de la superstición

La psicología de la superstición
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 03 septiembre, 2018

La psicología de la superstición lleva acompañando a la humanidad desde que tenemos conciencia. Siempre han existido conductas supersticiosas. De hecho, cada cultura tiene las suyas propias. Por ejemplo, en algunas zonas de Rusia romper una pieza de vajilla es un buen augurio. Es como si cada superstición tuviera algún tipo de utilidad en el día a día.

En nuestra cultura tenemos varias supersticiones latentes que actúan de manera sigilosa. Todos conocemos a alguien que señala la cantidad de mala suerte que trae cruzarse con un gato negro o romper un espejo. Lo paradójico es que, a pesar de que no hay argumento lógico ni científico que las sostenga, aquellas personas que realmente tienen estas creencias tienden a condicionar su vida en base a ellas. En algunos casos pueden ser pequeños gestos de escasa importancia, pero en otros pueden llegar a ser verdaderos rituales encadenados. 

¿Qué es la superstición?

La superstición es la creencia en una asociación sin que existan argumentos consensuados que la sostengan. Es decir, creer que llevar una pata de conejo en el llavero trae buena suerte. No existe una evidencia de que esto sea así, pero algunas personas sí lo piensan. Más ejemplos de  supersticiones:

  • Pedir un deseo al presenciar una estrella fugaz.
  • Llevar un trébol de cuatro hojas consigo para atraer a la buena suerte.
  • Cruzar los dedos cuando expresamos un deseo para que se cumpla.
  • Al bajarse de la cama pisar con el pie derecho con el pensamiento de que así el día será más fácil.
  • Atribuir buena suerte a objetos como una herradura.
Mujer pidiendo un deseo al pasar una estrella fugaz

Normalmente las supersticiones tratan de acercar la buena suerte o alejar la mala. Son una forma (supuesta) de atraer al éxito o de espantar al fracaso. Pensamos que realizar estas conductas van a hacernos la vida más sencilla y a proveernos de dinero, amor o éxito. Aunque hay una serie de supersticiones globales, cada persona puede llegar a desarrollar las suyas. 

¿Cuál es el origen de la psicología de la superstición?

El principio que subyace a la psicología de la superstición es el llamado condicionamiento operante identificado por B. F. Skinner. Para ello, comenzó trabajando con palomas. Cuando estos animales presionaban un botón situado dentro de su jaula, se les entregaba comida.

Con el paso del tiempo, “aprendieron” que dicho botón les otorgaba comida, por lo que lo accionaban cuando tenían hambre. Más tarde, el sistema cambió. De tal manera que, cuando las palomas ejecutaban ciertos movimientos, recibían el refuerzo. Como resultado final, incorporaron “conductas supersticiosas” relacionadas con los movimientos con la intención de conseguir la recompensa.

Pues bien, esto es muy similar a lo que ocurre en los seres humanos con las supersticiones. Una persona puede asociar una consecuencia positiva o negativa con una conducta en concreto. Si, por ejemplo, acudimos a un examen con una camiseta concreta y obtenemos un buen resultado, es posible que a los siguientes exámenes vayamos con la misma prenda.

También existen otros fenómenos que favorecen la superstición, como la profecía autocumplida o el sesgo de confirmación. Este sesgo orienta la atención de las personas hacia aquellos datos/eventos que confirman la hipótesis de partida, ignorando o prestando poca atención a aquellos que no lo hacen. Así, si creemos en la superstición del gato y ese día nos lo hemos cruzado, es fácil que culpemos a dicho encuentro de todo lo negativo que nos pase durante el día, asociando lo positivo a otras causas.

Problemas de la psicología de la superstición

Usualmente la superstición no es mala en sí misma. Son simplemente un conjunto de creencias que habitan en nuestra mente. No obstante, si pueden llegar a ser un problema cuando alcanzan ciertos niveles:

  • Se puede llegar a depender de un objeto o amuleto hasta el punto de no sentirse seguro sin él.
  • La superstición nubla el pensamiento y lo orienta hacia la creencia de ciencias o métodos con baja fiabilidad. Por ejemplo, el horóscopo.
  • Nuestro rendimiento puede verse afectado en caso de no haber realizado determinados rituales.

Todo esto eleva los niveles de ansiedad y merma la confianza en nuestras capacidades. Depender a tal punto de un objeto o conducta infravalora la habilidad que tenemos para lograr las cosas por nosotros mismos. Es una forma sutil de quitarnos mérito y desviarlo a algo que no lo tiene.

Chica con ansiedad

¿Cómo combatir la superstición?

La mejor manera de luchar contra la superstición es haciendo uso del poder de nuestra mente. Adquirir una actitud crítica frente a las asociaciones que establecemos y con las que funcionamos es un buen factor de protección contra este tipo de convicciones. La proactividad selectiva limita y depura el número de ideas que nos rigen, de manera que de forma indirecta nuestra libertad aumenta.

Exponerse a situaciones en las que uno pueda sentirse indefenso por no portar sus amuletos es una buena manera de mitigar la ansiedad que genera. Al final la superstición no es más que una creencia y no una ley de la naturaleza. Por eso también es importante aprender a controlar la ansiedad, no solamente para casos de superstición, sino también para la vida en general.

A modo de conclusión, es probable que la superstición -y por lo tanto la psicología de la superstición- nos acompañe, como especie, para siempre. Sus beneficios pueden ser varios: como reducir la incertidumbre o aumentar la sensación de control. Por contra, la parte negativa aparece cuando nos limita o nos genera ansiedad.


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