La sensibilidad química múltiple: aspectos psicológicos

Según los datos disponibles, se ha incrementado el número de afecciones que según la medicina más convencional no tienen causa conocida. Es probable que muchos de esos problemas de salud, como la sensbilidad química múltiple, obedezcan a procesos psicológicos que deben ser tratados.
La sensibilidad química múltiple: aspectos psicológicos
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 10 mayo, 2020

La sensibilidad química múltiple no es un problema nuevo. El alergólogo norteamericano Teron G. Randolph se refirió a este tipo de dificultad de salud en los años 50. Sin embargo, en los últimos años se ha hecho más visible, aunque aún no se haya encontrado una respuesta que la explique.

El error puede estar en la manía cientifista y organicista que se ha apoderado de la medicina desde hace tiempo. Esto es, en la idea de que todo ocurre en el cuerpo y debe tener una explicación orgánica exclusivamente. Desde esa perspectiva, la mente es solo un subproducto sin mayor relevancia.

Esa es una de las razones por las que muchas enfermedades  siguen catalogadas como “idiopáticas” simplemente, es decir, de causa desconocida. Sin embargo, hay perspectivas en las que sí se da respuesta a esa supuesta oscuridad de la causa, a través de los procesos de la mente. Lo psicosomático es una realidad a la que no siempre se le da la importancia que merece.

Ante todo es necesario cuidar del alma si se quiere que la cabeza y el resto del cuerpo funcionen correctamente”.

-Platón-

Mujer con ansiedad

La sensibilidad química múltiple

La sensibilidad química múltiple es uno de esos problemas de salud que puede ser candidata a entrar en el cajón de las enfermedades psicosomáticas. Forma parte de un buen grupo de enfermedades a las que la medicina organicista no les encuentra explicación y tampoco cura, como es el caso de la fibromialgia o el síndrome de fatiga crónica.

Desde los enfoques más integradores, que sí le otorgan a la mente un papel en la enfermedad, la sensibilidad química múltiple forma parte de un grupo de trastornos a los que se les ha denominado “angustias medioambientales” o “angustias de intoxicación”. En este caso, se les ve más como el fruto de los procesos psicológicos, que como la falla de un órgano o de un sistema orgánico.

En los enfoques no organicistas, lo que hay en la sensibilidad química múltiple es, sobre todo, angustia ; es decir, miedo. ¿A qué o por qué? Se trata de un temor que puede estar asociado bien al entorno social inmediato de la persona o bien al deterioro del medio ambiente natural y a la multitud de información al respecto.

Las características del problema

Lo que caracteriza a la sensibilidad química múltiple es un conjunto de reacciones adversas, que surgen cuando una persona entra en contacto con algunos olores, ciertos alimentos o determinados factores físicos, como la radiación electromagnética. El contacto lleva a que surjan reacciones desagradables, como las siguientes:

  • Reacciones adversas en el sistema nervioso. Incluyen extremo cansancio, debilidad, dolor de cabeza, mareos, desmayos, trastornos del sueño y problemas de concentración o memoria.
  • Síntomas de irritación. Aparece irritación en alguna zona del cuerpo, generalmente en los ojos o en el sistema respiratorio.
  • Síntomas digestivos. Diarrea, flatulencias, dolor de estómago, sensación de malestar estomacal, etc.

No es fácil para un médico identificar la causa de esas reacciones. En algunas ocasiones, efectivamente existe un agente tóxico que provoca efectos específicos. Sin embargo, descartado ese factor, en la mayoría de los casos lo que subyace a esa situación es una profunda angustia.

Hombre preocupado por alucinaciones

Los horizontes

Definitivamente el olor a detergente corriente no puede provocar sintomatologías tan marcadas. Eso al menos es lo que nos dicen los estudios realizados hasta la fecha; por eso, a problemas como la sensibilidad química múltiple se les coloca la etiqueta de “idiopáticas”. Lo que sí puede suceder es que ese olor a detergente se asocie inconscientemente a una amenaza, aunque esta sea inexistente.

Freud diría que este tipo de manifestaciones son reacciones histéricas. Hay un contenido reprimido en la mente de una persona y este retorna a través de ese tipo de síntomas tan complicados de explicar. Como en muchos de los casos tratados por Freud, un objeto simple o un estímulo aparentemente sin importancia es la ventana que se abre hacia el mundo de lo reprimido.

Otras corrientes de psicología se refieren a este tipo de problemas como fenómenos de percepción y creencia. Se ha interiorizado la idea de que ese elemento hace daño y la mente reacciona de manera consecuente a esa convicción. La salida en este caso estaría en racionalizar esos temores, despojando de la valoración amenazante a elementos que no causan daño.

Hay que anotar que lo psicológico no es “lo inventado por la mente”. Que el origen esté en la represión o en la creencia no significa que el problema no sea real. Lo que sucede más bien es que se trata del efecto de un órgano que es mucho más que un órgano: el sofisticado cerebro humano y la mente a la que da lugar.


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  • Nogué, S., Fernández-Solá, J., Rovira, E., Montori, E., Fernández-Huerta, J. M., & Munné, P. (2007). Sensibilidad química múltiple: análisis de 52 casos.
  • Medicina Clínica
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  • (3), 96-99.

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