Lo que admiras en los demás también habla de ti

¿Por qué crees que ciertos rasgos de tu pareja, amigos o familiares te despiertan admiración? Exploramos la respuesta en este artículo.
Lo que admiras en los demás también habla de ti
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 23 agosto, 2023

En los últimos tiempos la llamada “ley del espejo” ha cobrado una gran importancia como herramienta de autoconocimiento y desarrollo personal. Es posible que hayas oído hablar de ella y que incluso la hayas utilizado para comprender cómo se relaciona contigo aquello que te molesta de otras personas. Lo que tal vez no tengas tan claro es que lo que admiras en los demás también dice mucho de ti.

La admiración es un sentimiento positivo, agradable tanto para el que admira como para el que es admirado. Por ello, lo consideramos deseable y no dedicamos tiempo a analizar por qué un rasgo o comportamiento ajeno concreto nos genera admiración. La realidad es que todas las relaciones sociales funcionan como reflejos de nuestro propio interior y nos proporcionan información realmente valiosa sobre nosotros mismos.

Así, admirar a otros puede ser beneficioso siempre que lo enfoquemos de un modo constructivo e inspirador. Sin embargo, también puede llevarnos a desarrollar una visión sesgada tanto del otro como de nosotros mismos. Por ello, es momento de comenzar a preguntarnos por qué nos fascinan ciertas características de los demás.

Lo que admiras en los demás: ¿qué dice sobre ti?

Compañeros de trabajo hablando

Tu también lo posees

Este es el primer caso y quizá el más sencillo de entender. Está demostrado que nos sentimos más atraídos (a nivel personal, no solo romántico) por aquellas personas que son más afines a nosotros. Es decir, cuando alguien muestra un rasgo o valor que comparte con nosotros y que consideramos relevante, eso nos hace reaccionar positivamente, con admiración.

Pongamos un ejemplo: yo soy una persona muy educada y respetuosa con los demás y considero que esa es una de mis mejores virtudes. Por ende, potencio ese rasgo en mí y siento orgullo de tenerlo. Cuando me relacione con una persona igualmente educada y considerada la admiraré y apreciaré enormemente esa faceta de su personalidad.

Te falta y desearías tenerlo

En el extremo opuesto se encuentra un segundo posible caso: admiras en el otro lo que no eres y te encantaría ser. Pero no solo eso, para que un rasgo te despierte fascinación tiene que ser algo que consideras imposible desarrollar en ti mismo.

A todos nos ha ocurrido: nos quedamos anonadados ante la sociabilidad y extraversión de un amigo cuando somos tímidos. Nos resulta realmente inspiradora la determinación de nuestra pareja cuando somos indecisos. Sentimos que Dios, el universo o la suerte dotaron de una habilidad especial a ese familiar que fue capaz de abandonar su empleo y emprender en lo que realmente le apasionaba.

Cuando sentimos gran admiración por alguien es posible que sea porque esa persona nos muestra el extremo opuesto a nuestras carencias. Rasgos que valoramos como realmente positivos, pero nos sentimos incapaces de alcanzar.

Chica hablando con un chico

¿Cómo puede afectarte lo que admiras en los demás?

En el primer caso, admirar algo que ya está en ti puede ser una magnífica herramienta para conocerte mejor y comenzar a apreciarte. Tal vez aún no te habías hecho consciente de que esa buena educación o esa consideración que tan positivamente valoras en el otro también es un magnífico atributo en ti.

La dificultad surge en el segundo planteamiento, cuando lo que admiras te está mostrando tu propia limitación. En un principio esto puede parecer inofensivo: nos relacionamos con personas que nos complementan y esto puede resultar enriquecedor para ambos. Sin embargo, corremos el peligro de idealizar al otro.

Al ver claramente en ellos algo que sin duda nos gustaría tener pero de lo que nos sentimos carentes, podemos magnificar esas cualidades y perder la perspectiva. Desde ese momento, podemos volvernos dependientes de esa pareja, amigo o familiar al que consideramos mucho más capaz y dotado que nosotros. O puede que comencemos a envidiarlo y a experimentar rabia, ira o frustración por no poder lograr esas cualidades.

Trabaja en ti

Si este último es tu caso, presta atención a lo que la admiración te está señalando. Pregúntate si realmente esas que ves en el otro son cualidades que deseas desarrollar, y hasta qué punto no las posees.

A partir de aquí podrás comenzar a trabajar activamente en adquirirlas o mejorarlas. Que los demás te ayuden a conocerte y a inspirarte para ser quien realmente deseas ser. 


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  • Noguchi, Y. (2010). La ley del espejo. Comanegra.
  • Morry, M. M. (2007). The attraction-similarity hypothesis among cross-sex friends: Relationship satisfaction, perceived similarities, and self-serving perceptions. Journal of Social and Personal Relationships24(1), 117-138.

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