Los celos son una mala compañía

Creemos erróneamente que los celos forman parte del amor, sin embargo, no tienen nada que ver. Donde hay celos hay inseguridad y baja autoestima.
Los celos son una mala compañía
Francisco Javier Molas López

Escrito y verificado por el psicólogo Francisco Javier Molas López.

Última actualización: 26 noviembre, 2018

¿Los celos implican amor? Es uno de los interrogantes más comunes relacionado con las relaciones de pareja. Ahora bien, que lo sea no quiere decir que sea cierto. Ni se esconde un amor real detrás de los celos ni significa que la otra persona nos importe más.

Experimentar esta emoción tan desagradable y, en ocasiones, compleja suele indicar la presencia de ciertas carencias afectivas que llevan a la inseguridad y el temor. Los celos son una mala compañía, no traen nada bueno para nadie. Profundicemos.

¿Qué son los celos? 

Sentimos celos cuando percibimos la amenaza de que alguien nos arrebatará a la persona querida o cuando creemos que ya nos la han arrebatado. Es decir, tenemos miedo a perder a alguien. De esta manera, suele originarse un triángulo interpersonal en el que los protagonistas principales son la persona que amamos, un rival (que pretende quedarse con ella) y nosotros. Además, esta situación, ya sea real o fruto de nuestra imaginación, conlleva que nuestro ego se sienta herido y dañado.

En una revisión de Canto, García y Gómez (2009) señalan que: “los celos son probables que ocurran en respuesta a la amenaza de un rival que es superior a la persona celosa en aspectos que son importantes para su autoconcepto”. ¿Qué significa esto? Que sentiremos celos de aquellos “rivales” que creamos que son superiores a nosotros.

Pareja celosa y desconfiada

En un principio, nuestra visión sobre la realidad comienza a nublarse mientras nuestros niveles de sospechan e ira van en aumento. Percibimos que la persona amada presta más atención a otra e incluso que es más cariñosa, o al menos, así lo creemos. Por ejemplo, observamos que muestra aspectos de su forma de ser que creíamos únicamente reservados para nosotros. ¿Qué está pasando?

Los celos pueden ser imaginados, es decir, creados a partir de pequeños detalles que vamos dando forma en nuestra mente sin tener ningún tipo de pruebas o indicios. En estos casos, el problema a solucionar está en nosotros. Ahora bien, también pueden apoyarse en una realidad objetiva: nuestra pareja se ha enamorado de otra persona. No todas las relaciones duran lo mismo, y este aspecto debemos tenerlo en cuenta.

Por otro lado, estas situaciones no solo aparecen en el ámbito de la pareja, sino que los celos también pueden surgir en las familias. Cuando un matrimonio decide tener un segundo hijo, el primogénito puede llegar a sentir celos si cree que con la llegada de su hermano va a recibir menos atención y amor por parte de sus padres. Por esta razón, el hijo mayor puede llegar a hacer la vida imposible al pequeño y presentar conductas conflictivas con sus padres y entorno.

¿Cómo reaccionamos al sentir celos?

¿Por qué a mí? ¿Por qué con esa persona? ¿Por qué me hace esto? Estas y otras preguntas similares aparecen automáticamente en nuestra mente en este tipo de situaciones. Sin embargo, la primera reacción emocional que suele aparecer es la ira hacia la persona que consideramos nuestro rival. El objetivo de esta reacción sería evitar perder a la persona amada o vengarse de quien consideramos culpable de lo ocurrido.

Por otro lado, también podemos experimentar ira hacia la persona amada, ya que la consideramos culpable de lo sucedido. Incluso en algunos casos, hay personas que piensan que el otro lo hace para fastidiarlos.

“Los celos son una mala compañía, tendemos a confundir amor con apego. El amor es libre, el apego te hace vulnerable y dependiente, y como respuesta sentimos que la otra persona nos pertenece”. 

Lo que mucha gente no sabe es que los celos suelen ir acompañados de una baja autoestima y una fuerte sensación de inseguridad en la mayoría de los casos. En el fondo es como si no se considerasen suficientes para el otro, aunque no lo perciban así.

No obstante, también puede existir una relación de propiedad en la que el mensaje de fondo suele ser “eres mío, así que préstame atención”. Desde esta perspectiva, a parte de la ira también aparece la ansiedad, así que no es de extrañar que la persona celosa comience a intentar ejercer el control de la situación para no perder a la persona amada.

La relación entre la inseguridad y los celos

Nuestras inseguridades nos llevan a desconfiar de muchos aspectos que nos rodean, pero sobre todo de las personas. Adorno (1950) postulaba que una mente con una estructura cognitiva mal elaborada tenía como resultado una forma de ser insegura además de una baja autoestima.

Según el autor, los cambios sociales se producen a tal velocidad que resulta muy costoso construir una estructura cognitiva saludable. Y una de las formas de intentar paliar nuestra inseguridad y baja autoestima es a través de una personalidad autoritaria. Por lo que necesitaremos controlar a los demás para sentirnos mejor con nosotros mismos.

Erich Fromm, en su obra El miedo a la libertad de 1941, asegura que el hombre busca la libertad, pero cuando la encuentra se siente inseguro y rehuye de ella. Fromm asegura que un modo de evitar esa inseguridad es sometiendo a los demás. Por lo que observamos cómo ambos autores sitúan en la base del control una personalidad insegura y con baja autoestima.

Así, los celos estarían motivados por una personalidad insegura y una autoestima débil. Por esta razón, en lugar de culpar y obsesionarnos por la conducta de la otra persona, deberíamos comenzar a mirar hacia nuestro interior.

Mujer triste con la cabeza entre las piernas

Viaje interior

Antes de comenzar cualquier relación amorosa sería muy conveniente, incluso necesario, realizar un gran viaje interior. Cuando los celos forman parte de nuestra relación, sin duda, algo no funciona bien con nosotros/as mismos/as. Así que es hora de profundizar en todo aquello que se esconde en nuestra mente y empezar a conocernos un poco más.

“El amor real es desear que todos los seres sean felices y tengan las causas de la felicidad. Si amamos de forma parcial y nos aferramos a ello podemos caer en una relación de dependencia que nos puede llevar a sufrir grandes episodios de celos”.

Alguien que no sabe estar solo, esto es, alguien que necesita de otra persona para ser feliz, en lugar de crear un vínculo sano de amor, construirá una relación dominada por el apego. Y con ello, alimentará la creencia de que la otra persona le pertenece y tiene la obligación de hacerle feliz.

En una relación sana de amor  somos nosotros los que procuramos por la felicidad de nuestra pareja y dejamos a un lado nuestra larga lista de exigencias. Por lo tanto, no estaría mal reflexionar sobre si aceptamos a la otra persona como es o buscamos a alguien para moldearlo a nuestras necesidades.

Por último, me gustaría acabar el artículo con unas palabras de la monja budista Tenzin Palmo: “Nos imaginamos que el aferramiento y el apego que tenemos en nuestras relaciones muestra que amamos. Cuando en realidad es solamente apego que causa dolor porque mientras más nos aferramos más miedo tenemos de perder. Y cuando vamos a perder, sufrimos. El apego dice te amo, por lo tanto, quiero que me hagas feliz y el amor genuino dice te amo, por lo tanto, quiero que tú seas feliz”.

Por lo tanto, si queremos hacer desaparecer a los celos de nuestra vida ¿por qué no nos liberamos de las ataduras emocionales interiores y nos enfocamos en trabajar en nuestra autoestima?


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.