Los cuidados en la erótica

Los cuidados en la erótica mejoran la calidad de la vida de las relaciones y ayudan a crecer personalmente. Ahora bien, lo más importante es que tienen el poder de humanizar los encuentros íntimos. 
Los cuidados en la erótica
Alberto Álamo

Escrito y verificado por el psicólogo Alberto Álamo.

Última actualización: 06 abril, 2022

La erótica es una esfera vital muy importante del ser humano. Está representada por todo el conjunto de anhelos y deseos que tenemos por el hecho de ser seres sexuados. De hecho, es la esfera a la que frecuentemente aludimos cuando erróneamente hablamos de “la esfera sexual”.

El sexo es un concepto que tiene un uso muy diferente al que le otorga su significado original y la erótica es tan solo un área del sexo, de nuestro ‘ser sexuado’. Por eso, es más preciso hablar de relaciones eróticas y no tanto de relaciones sexuales. Es en este ámbito, en la erótica y en sus relaciones, en el que incidimos acerca de la importancia de los cuidados. Profundicemos.

Actitudes frecuentes en torno a las relaciones eróticas

Existen muchos mitos acerca de cómo tienen que ser los encuentros eróticos. Estos mitos son reforzados y alimentados por las series, películas y un largo etcétera.

Pareja besándose en la cama para representar la práctica del cuckolding

En ellas, se muestra un tipo de relación, casi siempre centrada en lo genital, y caracterizada por unas dinámicas muy marcadas. Pero no nos ocuparemos en esta ocasión de hablar sobre tiempos, dinámicas, formas o tamaños, sino sobre actitudes. Aquí van varias actitudes que se promueven e incluso aplauden a propósito las relaciones eróticas:

  • El “aquí te pillo, aquí te mato”. Es una frase de dudoso gusto que representa un repertorio de situaciones con el común denominador del encuentro erótico rápido y puntual.
  • No hables, solo “folla”. Una de las máximas expresiones de la cultura de la erótica deshumanizada, que a veces inculca que el único placer válido es el propio, independientemente de quien sea la otra u otras personas.
  • “¿Todavía estás aquí? Vete fuera de mi casa”. Sí, claro que tenemos derecho a decidir quien se queda o se va de nuestra cama y de nuestra casa. Lo que aquí se enfatiza son las formas; existen muchas maneras de decirle a alguien que queremos estar solos, sin ofender o dañar.
  • “O sin condón o nada”. O el clásico de que el condón aprieta e incluso que con el condón “se siente menos”. No cabe duda de que cuando existe interacción genital, el condón es una forma de no exponer a nadie.
  • “Qué mal lo haces”. Las relaciones eróticas son muy diversas, y ello hace que a veces nos encontremos con que la otra persona actúe en la cama de una forma diferente a cómo lo hacemos y a cómo nos gusta que lo hagan. No existe una forma “correcta” de hacerlo (siempre que no haya daño y haya consentimiento).
  • “Cuando hay regla, no se tienen relaciones”. La regla forma parte de un proceso natural que es perfectamente compatible con las relaciones eróticas, a pesar de lo que mucha gente se cree. Seguramente, la desinformación al respecto genera ese rechazo o reticencia a tener relaciones cuando se tiene la regla.
  • Comentarios peyorativos ante cuerpos no normativos. El peso, partes del cuerpo concretas, especialmente sensibles en el caso del tamaño del pene, los senos o el abdomen suelen ser el blanco de estos comentarios.

¿Qué tienen en común estas actitudes? Que no promueven los cuidados de la otra persona. Son actitudes que fomentan algo paradójico: el individualismo y la despreocupación en un contexto de unión y sinergia.

Humanizando las relaciones eróticas

Sin cuidados, las relaciones eróticas pierden su componente humano. Los cuidados en la erótica elevan a un grado de bienestar mayor las relaciones. No hay una sola situación en el ámbito erótico en la que no se pueda cuidar de la otra u otras personas. Por eso, aquí van algunas propuestas para humanizar las relaciones eróticas:

  • Preocuparte por la otra persona no “corta el rollo”. Al revés, ayuda a la otra persona a que esté tranquila, a gusto, segura.
  • Dejemos los comentarios hirientes acerca del físico fuera de la cama. Todos tenemos o hemos tenido complejos o inseguridades. No sabemos las luchas internas que tiene la persona con la que nos acostamos. Por ello, la delicadeza y la sensibilidad van a ser las mejores herramientas para ayudar a garantizar el bienestar y el placer en la relación.
  • Acabemos de una vez con los roles de género arcaicos. Un hombre puede sentir deseo sin que haya erección, una mujer puede tener un deseo más elevado que su novio, un hombre puede eyacular y seguir con la relación, una mujer puede llevar la iniciativa en la seducción y en la erótica…
  • Cambiar los “no sabes hacerlo” por “prueba de esta forma”. Invitar a hacerlo de forma diferente es algo mucho menos agresivo que juzgar la forma de relacionarse de la otra persona.
  • Cuando usas el condón no solo te proteges tú, proteges a la otra persona. No exponer a la persona con quien tienes la relación es otra forma de cuidarla, de hacer las cosas de una forma responsable.
  • “¿Cómo estás?”, “¿Te gusta así?”, “¿Quieres que paremos?”, “¿Te hago daño?”. Estas y muchas más preguntas muestran interés por la otra persona, más allá de que sea tu pareja estable o suponga una relación esporádica. Hasta en las relaciones más pasionales, incluso de dos personas que se acaban de conocer, existen los cuidados y son compatibles con la pasión.
  • En resumen: asertividad.
Pareja en la cama

La erótica está asociada a la pasión, al encuentro intenso entre dos (o más) personas. Esta área de nuestras vidas, sin embargo, se suele deshumanizar. Y no es que humanizar la erótica sea algo posible, es que es necesario.

Los cuidados en la erótica suponen una forma de mejorar la calidad de nuestras relaciones y de crecer personalmente. En un mundo en el se nos empuja insistentemente a individualizar nuestra vida, cuidar emocionalmente de la persona con la que mantenemos relaciones eróticas es una bella forma de rebelión.


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