Los onironautas ¿Podemos controlar nuestros sueños?

Un orinauta es cuando estás soñando y estás consciente de ello. No es una habilidad muy común, pero puedes intentarlo.
Los onironautas ¿Podemos controlar nuestros sueños?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 06 agosto, 2023

Si ponemos el término “onironautas” en nuestro buscador de Internet, encontrarás gran multitud de foros y grupos donde diversas personas se unen no solo para explicar sus experiencias en materia de sueños. También descubrirás las pautas que siguen dichas personas para iniciar a otros, en el supuesto control de los sueños.

Es algo complejo y un tema que requiere de diversos puntos de vista para ser comprendido. Tras esta aspiración, se esconden también otras voluntades. Hay perspectivas que nos dan a entender por ejemplo, que el mundo de los sueños nos pone en contacto con otro plano donde la vida adquiere quizá, un significado más profundo. Con esto no se pretende dar a entender que se valora más la vida onírica que la vida real, en absoluto.

Es una forma de complementar el conocimiento vital, adentrándose quizá en ese tejido de arquetipos y significados ocultos de los que ya nos hablaba Gustav Jung en su “inconsciente colectivo”. Pero veamos este tema con más detalle.

¿CÓMO PODEMOS CONTROLAR NUESTROS SUEÑOS?

Los onironautas nos introducen en los llamados “sueños lúcidos”. Te hemos hablado en alguna ocasión de ellos en nuestro espacio, y, como ya sabes, son esos instantes en que de pronto, somos conscientes de que estamos soñando. Seguro que te ha ocurrido alguna vez. En las primeras horas de la mañana, por ejemplo, cuando estamos casi a punto de despertar y aún te enncuentras envuelto por un sueño, sin embargo tú ya eres consciente de que lo que te rodea no es real, y entonces tienes la oportunidad de mover los hilos a voluntad propia.

También suele ocurrir cuando sufrimos una pesadilla. Llega un instante en que una voz interior nos dice aquello de: “no te preocupes, no es real, solo es un sueño”. Es precisamente esta sensación de control dentro de la dimensión de inconsciencia lo que nos puede permitir ser auténticos onironautas. Se trataría pues de ejercer un dominio justo y preciso en esas fases de vigilia. Existen diversos métodos para conseguirlo, pero según explican estas personas podemos diferenciar a su vez, a dos tipos de categorías dentro de los onironautas:

-Onironautas auténticos: son personas que siempre han dispuesto de “este don”. Sin saber cómo ni por qué siempre han logrado ejercer un control sobre sus sueños de modo espontáneo, sin adiestramiento. Ya desde la infancia han logrado dominar sin darse cuenta, algunas fases de sus sueños para vivir experiencias que ellos mismos deseaban.

-Onironautas por aprendizaje: dentro de esta categoría entrarían auténticos gurús, y personas que, simplemente, han querido desarrollar esta habilidad como curiosidad y modo de experimentar nuevos caminos. Existe la creencia dentro de esas personalidades con tendencias más espirituales y místicas, que relacionan dicha habilidad con los llamados viajes astrales, con esa forma de acercarse a un tipo de conocimiento más íntimo y elevado. Luego, hay personas que, como decimos, solo se inician en esta práctica por mera curiosidad y para hacerlo, intentan conciliar el sueño pensando en conseguir un sueño lúcido, en tener el control ya desde el primer momento en que uno cierra los ojos y se duerme.

Pero ¿Qué hay de verdad entonces tras este fenómeno de los onironautas? Solo, una forma más de adentrarnos en esa dimensión siempre interesante de los sueños, ese mundo donde, según nos explicaba Carl Gustav Jung, la humanidad dispone de un conocimiento común olvidado, una sabiduría inscrita tras varios arquetipos solo accesibles mediante el mundo onírico. Si esto nos sirve para conocernos mejor, para respetarnos los unos a los otros sabiendo que todos disponemos de los mismos miedos, las mismas ansiedades, deseos y bellezas interiores, entonces es un camino que merece la pena. La curiosidad siempre es respetable, y los sueños, un camino desafiante al que llegar a comprender algún día de un modo mejor.  

Cortesía imagen: Lissy Elle

 


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