Más allá de la depresión: los trastornos del estado de ánimo
Aunque la mayoría pensemos en la depresión, lo cierto es que existe más de un trastorno del estado de ánimo. Así, en este artículo intentaremos diferenciar y profundizar en estos grandes olvidados: aquellos trastornos del estado de ánimo distintos a la depresión mayor —el más conocido entre el público en general—.
Según los datos, una de cada cinco personas —del 10 al 16 por ciento de la población general— sufrirá algún trastorno depresivo o del estado de ánimo durante su vida. Casi un 4 por ciento de esas personas convivirá con el trastorno durante toda su vida —este fenómeno es conocido como distimia, del que se hablará más adelante—.
También se han identificado diferencias en función de la variable sexo: hay dos mujeres con un trastorno depresivo por cada hombre. Como grupos de población con alta incidencia en trastornos de ánimo podemos encontrar a los cuidadores y a las personas que han sido maltratadas.
Los trastornos depresivos pueden aparecer en cualquier momento de la vida —de hecho, existen los trastornos depresivos infantiles—. No obstante, la prevalencia se centra principalmente entre los 25 y los 45 años. El inicio, no obstante, se sitúa en torno a los 20 o 25 años, en la población joven adulta.
La duración un trastorno depresivo puede variar dependiendo de la persona y su entorno. Hay trastornos del estado de ánimo que duran años, y otros pueden llegar a remitir de forma espontánea.
Episodio de depresión mayor
El primer trastorno del estado de ánimo que se presenta es el episodio de depresión mayor. Este, junto con el trastorno de depresión mayor, son los tipos de depresión más conocidos. La clave diagnóstica de los trastornos del estado de ánimo reside en precisar si se cumplen los criterios de un episodio de depresión mayor y durante cuánto tiempo.
La característica básica del episodio de depresión mayor radica en la existencia de un periodo de al menos dos semanas consecutivas en el que la persona sufre un estado de ánimo reducido o deprimido, falta de interés y de poco placer en las actividades de su día a día. Puede manifestarse a través de sentimientos de tristeza, irritabilidad, enfado…
A su vez, para ser diagnosticado de episodio de depresión mayor, tiene que cumplir cinco o más síntomas de la siguiente lista:
- Estado de ánimo deprimido.
- Disminución del interés por actividades.
- Pérdida o aumento de peso.
- Insomnio o hipersomnia.
- Agitación o retraso psicomotor.
- Pérdida de la energía.
- Sentimiento de inutilidad.
- Disminución de la capacidad de pensar.
- Ideación suicida.
Estos son los criterios diagnósticos del DSM-5. El CIE-11 añade la pérdida de la autoestima y la presencia de dos de tres síntomas básicos en la depresión: estado de ánimo depresivo, pérdida de interés y pérdida de energía. De tener dos de ellos, la persona sería diagnosticada con episodios de depresión leve. De tener los tres, se le diagnosticarían episodios más graves.
Trastorno de depresión mayor: episodios depresivos recurrentes
El trastorno de depresión mayor conforma uno de los trastornos del estado de ánimo más extendidos. Este tipo de depresión recoge prácticamente todos los síntomas del episodio de depresión mayor, no obstante, cambian los tiempos. La duración de ciertos síntomas o características del trastorno es muy relevante en psicología, puesto que el tiempo puede marcar la diferencia entre un diagnóstico u otro.
En ese caso, se diagnosticaría el trastorno de depresión mayor cuando se han manifestado al menos dos episodios depresivos mayores a lo largo de la historia clínica de la persona. Entre esos episodios, debe haber transcurrido al menos dos meses seguidos sin que el sujeto cumpla los criterios para un episodio de depresión mayor. En el CIE-11, por ejemplo, se establece que en esos dos meses no debe de presentar síntomas depresivos. De ser así, se diagnosticaría algo diferente.
Por ello, una persona con depresión mayor no es alguien que está los 365 días del año con síntomas depresivos. Son intervalos entre los que hay momentos donde no se presentan esos síntomas; no es un continuo. Este tipo de depresión puede tener un patrón estacional, conocido como trastorno afectivo estacional. Esto quiere decir que hay ciertas depresiones mayores asociadas a los cambios de estación, donde los meses de otoño e invierno tienen un impacto muy grande en el estado de ánimo.
Distimia: la depresión que persiste
La distimia o el trastorno depresivo persistente se define como un patrón crónico de alteraciones del comportamiento, caracterizado por un estado de ánimo bajo. Este estado de ánimo se experimenta de forma continuada, durante todos los días y con una duración mínima de dos años.
Para diagnosticar distimia, la persona tiene que vivir la mayor parte de sus días con el estado de ánimo desequilibrado o deprimido y no haber estado sin esos síntomas más de un mes. Esto quiere decir que los síntomas depresivos —mencionados anteriormente— y el estado de ánimo bajo no van por épocas como sí pasaba en el trastorno de depresión mayor.
El DSM-5 combina de alguna manera la distimia con la depresión mayor, diciendo que se pueden dar de forma conjunta. De hecho, la depresión mayor puede preceder a la distimia.
Trastorno de desregulación destructiva del estado de ánimo
Esta afección se engloba dentro de los trastornos del estado de ánimo ante el peligro del mal diagnóstico. Una de las razones de esta inclusión es evitar el peligro potencial de las elevadas tasas de niños diagnosticados y tratados erróneamente por trastornos bipolares. Este trastorno del estado de ánimo ha de diagnosticarse entre los 6 y los 18 años, ni antes ni después. Los síntomas comienzan a aparecer antes de los 10 años.
El trastorno de desregulación destructiva del estado de ánimo se refiere a accesos de cólera graves y recurrentes que se manifiestan verbal o conductualmente. La intensidad y duración de estos accesos de rabia no son proporcionales a la situación o provocación y no concuerdan con el grado de desarrollo de la persona —actúan como si parecieran más pequeños, con menores niveles de gestión emocional—.
El principal problema que suscita este controvertido trastorno es el relacionado con el establecimiento de un claro diagnóstico diferencial. Hay demasiados trastornos con los que comparte muchos síntomas, y por ello se confunden.
Trastorno disfórico premenstrual
Recoge una variedad de alteraciones emocionales y de comportamiento que pueden manifestarse en algunas personas en asociación al ciclo menstrual. Los síntomas del trastorno disfórico premenstrual son:
- Labilidad afectiva intensa (aumento de la sensibilidad, cambios de humor…)
- Irritabilidad y enfado.
- Estado de ánimo intensamente deprimido, ideas de autodesprecio.
- Ansiedad.
Se suman síntomas secundarios, como letargo, disminución del interés o hipersomnia o insomnio. Estos síntomas han de aparecer en la gran mayoría de ciclos menstruales y desaparecer una semana después de la menstruación. Suelen empezar unos días después del inicio de la menstruación.
Conclusiones
Los trastornos del estado de ánimo son heterogéneos, y no solo recogen a personas que “están tristes”. Aunque se mueven por una valencia similar del estado de ánimo, lo cierto es que son afecciones diferentes que pueden conducir a sufrimientos totalmente distintos y, sobre todo, a tratamientos variados.
Es de vital importancia diferenciarlos para precisar la intervención, cortando su avance. Conseguir, por ejemplo, que un trastorno de depresión mayor no se convierta en una distimia empieza por un buen diagnóstico que atienda a las demandas de cada persona y del malestar que padece.