Microbiota y embarazo: ¿cómo se relacionan?

El embarazo es un momento en el que el cuerpo de la mujer sufre innumerables cambios, también en la microbiota. Te explicamos todos los detalles en el artículo de hoy.
Microbiota y embarazo: ¿cómo se relacionan?
Montse Armero

Escrito y verificado por la psicóloga Montse Armero.

Última actualización: 26 enero, 2024

Microbiota y embarazo son dos conceptos que están más relacionados de lo que podríamos pensar de entrada. De hecho, la microbiota juega un papel fundamental en la gestación. Hasta hace no tanto tiempo, apenas se consideraba que el equilibrio de la microbiota pudiese ser importante en el embarazo. Se tenían en cuenta otros factores de salud obviamente, pero ha sido en las últimas décadas que esta ha tomado protagonismo.

Por ello, a las mujeres que plantean quedarse embarazadas se les recomienda valorar el estado de la microbiota antes y durante el embarazo. Veamos las razones principales.

Microbiota humana

Cómo afecta la microbiota a la fertilidad

La microbiota es el conjunto de bacterias y microorganismos que residen en un organismo. En el caso del ser humano, la más conocida es la microbiota intestinal, pero en el cuerpo existen otros muchos tipos: la microbiota oral, la pulmonar, la urinaria, la cutánea o la microbiota vaginal en las mujeres.

La fertilidad de la mujer está determinada por múltiples factores. Así, la edad, algunas enfermedades, un estilo de vida inadecuado o el estrés, pueden condicionar que una mujer se quede embarazada. El equilibrio de la microbiota, especialmente la vaginal, también parece ser un factor determinante.

Un estudio realizado a mujeres sometidas a fecundación in vitro reveló que las que no conseguían quedarse embarazadas mediante esta técnica sufrían disbiosis, es decir, un desequilibrio importante en su microbiota vaginal. En este caso, las mujeres presentaban una disminución significativa de especies de Lactobacillus.

Según los autores del estudio, este hecho podría desempeñar un papel clave no solo en el fracaso reiterado de implantación del embrión en la fecundación in vitro, sino también en parejas que lo intentan por medios naturales. Por lo tanto, el estado de la microbiota vaginal es un factor muy importante a tener en cuenta para cualquier mujer que desee concebir un hijo.

Microbiota y embarazo: ¿qué cambios se producen?

Una vez la mujer se queda embarazada, la microbiota sufre cambios muy importantes a lo largo de la gestación. En el primer trimestre, por ejemplo, hay una mayor presencia de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta (AGCC).

Estos AGCC son muy beneficiosos para la salud por múltiples motivos. Algunos de ellos consisten en ser la fuente de energía de las bacterias intestinales más beneficiosas, tener un efecto antiinflamatorio o tener un efecto protector ante enfermedades metabólicas.

El tercer trimestre de embarazo es especialmente importante. Así, en un estudio realizado en el Hospital de la Mujer de Aguascalientes se observó que la presencia de disbiosis vaginal en el último trimestre aumentaba el riesgo de parto prematuro, así como de otras complicaciones.

Parece que una de las razones es que la microbiota tiende a ser más inflamatoria en el tercer trimestre, ya que hay más presencia de proteobacterias y actinobacterias comparado con el primer trimestre. Ese potencial inflamatorio induce a una mayor resistencia a la insulina de forma fisiológica, y en algunos casos las mujeres desarrollan diabetes gestacional.

A las mujeres que la padecen se les recomienda un consumo de alimentos de bajo índice glucémico y actividad física para reducir la sensibilidad a la insulina. En caso de que no mejoren, se prescribe insulinoterapia.

Se ha observado que algunas mujeres mejoran la sintomatología con dieta y consumo de probióticos. Esto es debido a que estos reequilibran la microbiota normalizan la permeabilidad intestinal y regulan la secreción de mediadores inflamatorios. Sin embargo, son necesarios más estudios para obtener resultados concluyentes.

Cómo afecta la microbiota de la madre a la salud del bebé

Aunque hay pocos estudios al respecto, los datos disponibles confirman que la leche materna es uno de los factores más importantes en el desarrollo de la microbiota intestinal del neonato. Veamos el motivo.

Se estima que un bebé lactante ingiere aproximadamente 800 ml de leche al día. Ello implica recibir entre cien mil y diez millones de bacterias. Es decir, que la ingesta de leche materna le garantiza un aporte continuo de bacterias durante todo el tiempo de lactancia.

Los estudios sugieren que una parte importante de esas bacterias procedería de la microbiota intestinal de la madre y accederían a la glándula mamaria por una ruta interna. Así, la microbiota del bebé estaría totalmente relacionada con la microbiota de su madre vía alimentación.

Además, existe la teoría de que hay un traspaso de bacterias entre la madre y el bebé antes de su nacimiento. El dogma clásico de que el intestino del recién nacido es estéril está en entredicho.

De lo que no cabe ninguna duda es que los partos vaginales favorecen al sistema inmunológico. En cambio, si el nacimiento es por cesárea, al no entrar en contacto con la microbiota vaginal de la madre, el neonato tendrá más predisposición a padecer rinitis alérgica, asma u obesidad, entre otras patologías.

Madre con recién nacido

Reflexiones finales sobre microbiota y embarazo

Pese a que el estudio de la microbiota es relativamente reciente, la mayoría de investigaciones apuntan a que su influencia es fundamental durante el embarazo. Además, también denotan una importancia muy relevante durante la fase previa de fertilidad y la fase posterior de lactancia del neonato.

Cuidar de las diferentes microbiotas del cuerpo nunca garantizará el éxito al 100 % en materia de salud. Una mujer puede tener una microbiota muy equilibrada y aun así tener dificultades para quedarse embarazada o sufrir complicaciones durante la gestación. El cuerpo humano es un sistema muy complejo y la influencia de muchas variables hay que entenderla en interacción.

Sin embargo, el equilibrio en la microbiota—también llamado eubiosis—, es sinónimo de un mayor grado de salud global. Y a mejor salud, más probabilidad de una buena fertilidad, un buen embarazo y una buena lactancia. Por ello, cuidar de la microbiota es un factor a tener muy en cuenta para todas aquellas mujeres que deseen quedarse embarazadas.


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