Muerte perinatal: el dolor de perder a un hijo durante el embarazo

La muerte perinatal, entendida como el fallecimiento de un hijo, es un hecho que en algunos casos se puede evitar controlando los factores de riesgo que ponen en peligro el embarazo. En este artículo os hablamos de ello.
Muerte perinatal: el dolor de perder a un hijo durante el embarazo
Alicia Yagüe Fernández

Escrito y verificado por la psicóloga Alicia Yagüe Fernández.

Última actualización: 16 diciembre, 2019

El deseo de cualquier padre es que su hijo nazca sano y pueda tener una vida plena, pero en algunas ocasiones esto no es posible. Las complicaciones que pueden presentarse a lo largo del proceso a veces terminan con un desenlace inesperado. La muerte de un hijo durante el embarazo es lo que se conoce como muerte perinatal.

Cuando esto sucede, los padres necesitan recorrer un camino de recuperación emocional hasta llegar a restablecer futuras ilusiones, ya que es una experiencia que deja una profunda huella en el alma. Aunque el recuerdo de esta vivencia estará siempre  en los corazones de los padres, existe la posibilidad de salir del dolor y construir nuevas posibilidades.

“Solo las personas capaces de amar intensamente pueden sufrir un gran dolor, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar sus duelos y las cura”.

-Leo Tolstoy-

Mujer triste llorando

Cambios físicos de la madre y muerte perinatal

El embarazo supone un camino de preparación física y emocional. Durante este periodo, se ha comprobado que hay cambios cerebrales en la pareja: el cuerpo se prepara para atender y cubrir las necesidades del niño. Según un estudio publicado en 2010, durante la gestación la madre genera nuevas conexiones neuronales en áreas especificas del cerebro.

Entre ellas el hipocampo, una estructura cerebral que regula las emociones. Asimismo, aumenta la producción de algunas hormonas como la prolactina, para favorecer la producción de leche. Y la oxitocina, para relajar el sistema parasimpático reduciendo la ansiedad de la madre y favoreciendo las contracciones durante el parto.

Diferentes investigaciones han tenido como objetivo determinar cómo repercute el estrés en la madre y el feto. En este sentido, se ha llegado a determinar que el estrés materno durante el período fetal puede condicionar el desarrollo emocional y conductual del niño -incluso hasta el inicio de la edad adulta-.

Los acontecimientos vitales estresantes en el primer trimestre del embarazo aumentan el riesgo de muerte perinatal (Nepomnaschy et al., 2006) o sufrir alteraciones congénitas (Izquierdo y Ximenez, 2019).

Un estado de ansiedad prolongado durante el embarazo provoca cambios físicos en el hijo, de manera concreta en el circuito cerebral encargado de controlar las respuestas de estrés.

El estrés materno puede tener diferentes orígenes: carencias psicosociales, complicaciones detectadas durante el embarazo, enfermedades psiquiátricas, desajustes emocionales, etc., pudiendo responder el feto de forma adaptativa o, por el contrario, desarrollando algún tipo de vulnerabilidad.

Teniendo en cuenta lo expuesto, lo mejor es que la madre, contexto principal del embarazo, se mueva en un ambiente en el que se sienta respaldada y protegida. Un contexto seguro y estructurado favorece el proceso de gestación, actuando de protector frente a futuras complicaciones físicas y psicológicas. 

¿Afecta el embarazo a la salud mental materna?

Contrariando a la comunidad científica del siglo pasado, la maternidad no tiene factor protector sobre la salud psíquica de la mujer, según señalan Izquierdo y Ximenez (2019). De hecho, la evidencia científica más actualizada resalta que el proceso de embarazo, y lo que la maternidad supone, puede convertirse en caldo de cultivo para desarrollar desajustes psicopatológicos. Ser madre implica desde el inicio fuertes cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales.

Normalmente, la maternidad se presenta c omo una experiencia de absoluta felicidad y plenitud. Este enfoque sesgado puede dejar muy aisladas a aquellas mujeres que no viven el proceso de esa manera. La maternidad es estresante en muchas ocasiones, y mostrar únicamente la cara bondadosa no ayuda.

Según las circunstancias de cada mujer, el camino puede ser complejo. La falta de apoyos socioeconómicos, padecer alguna enfermedad, presentar problemas relacionales con la pareja o experimentar emociones de inseguridad, culpa o tristeza, pueden ser alguno de los motivos que oscurezcan la maternidad.

Según informa Navarro y sus colaboradores (2008) las patologías mentales más presentes en las madres durante la etapa perinatal son los trastornos afectivos, la depresión y los trastornos de ansiedad.

A este respecto, el Consejo General de la Psicología de España publicaba recientemente que una de cada cinco mujeres padece trastornos mentales durante el periodo perinatal. Por otro lado, existe falta de atención psicológica especializada en el sistema público para tratar y prevenir el desarrollo de estos trastornos, por lo que es una necesidad imperante aumentar la inversión en la salud mental materna.

Impacto psicológico de la muerte perinatal

Dentro de las múltiples complicaciones que pueden producirse durante el embarazo, la muerte perinatal es una de ellas. Según las estadísticas, la tasa de aborto espontáneo aumenta conforme lo hace la edad de la madre, siendo de menos del 15% por debajo de los 35 años, de un 25% entre los 35 y los 40 años y de más del 50% en mujeres por encima de 40 años.

Más del 80% de los abortos ocurren antes de las 12 semanas y en más del 60% de los casos se debe a alteraciones en los cromosomas del embrión. El proceso de duelo psicológico por la muerte perinatal se describe por etapas:

  • Shock: se caracteriza por la confusión y el abatimiento ante lo sucedido. Es frecuente que se produzca la negación de la pérdida y se mezclen sensaciones de irrealidad.
  • Anhelo: intensos sentimientos de pena y ansiedad salen a la luz. Una fuerte rabia brota desde dentro, acompañada por la inseguridad y el dolor que causa la separación.
  • Desorganización: en esta etapa la mente se ve invadida por pensamientos constantes acerca de la pérdida. Hay una rumiación desesperada, la falta de esperanza y visión de futuro se apodera de la persona.
  • Reorganización y Recuperación: en estos momentos comienza la reconstrucción de la realidad con un significado nuevo ante la ausencia. La pérdida se integra a nivel emocional y los sentimientos se apaciguan. La mente se abre a la proyección de futuro, y si bien no implica que la persona olvide, ésta es capaz de iniciar una vida más funcional.

“Para algunos momentos de la vida no hay palabras”

-David Seltzer-

Cabe añadir que, una vez superado el proceso de duelo, es habitual que se produzca el “efecto aniversario”, es decir, el empeoramiento emocional transitorio coincidiendo con fechas especiales, como el día en que se produjo la pérdida o las fechas estimadas para el nacimiento del bebé.

Igualmente es importante remarcar que cada persona vive de forma única e íntima su proceso de duelo después de una muerte perinatal. No es esperable la misma respuesta en todos aquellos que sufren este tipo de experiencias tan dolorosas.

Cada padre y madre necesita su ritmo para afrontar la pérdida. No hay reglas escritas sobre el tiempo estimado para superar la muerte de un hijo, por lo que el proceso emocional de curación tomará en cada uno su propia forma y camino.

“El duelo nos desafía a amar una vez más”.

-Terry Tempest Williams-

Mujer triste

Psicoterapia: la llave que abre la puerta hacia la recuperación

Según apunta la evidencia empírica, la ausencia de un abordaje psicológico cuando la madre padece alguna dificultad puede traer consecuencias negativas en el desarrollo físico y neurológico del bebé. Por ejemplo, un trastorno de depresión en la madre se ha asociado con interrupciones espontáneas del embarazo, prematuridad, bajo peso, partos instrumentalizados y/o hemorragias.

Una vez nacido el bebé, la bibliografía identifica varias consecuencias: muerte súbita, retraso en el crecimiento, empeoramiento físico, cólicos, irritabilidad, déficit de atención, trastornos de conducta o retraso en el lenguaje, entre otros aspectos.

Teniendo en cuenta que la salud mental de la madre repercute directamente en el desarrollo del feto es incuestionable la importancia que tiene la intervención psicológica. La psicoterapia puede ayudar a: superar el duelo por la pérdida de un hijo, afrontar una depresión postparto o durante el embarazo, abordar trastornos de ansiedad y estrés postraumático, abandonar el consumo de sustancias/drogas, prevenir complicaciones durante el embarazo, etc.

La terapia aporta estrategias psicológicas para que la persona afronte el sufrimiento. Así mismo, es una importante vía de prevención que puede evitar el desarrollo de trastornos mentales perinatales, identificando con antelación los factores de riesgo y actuando sobre ellos. Pero ante todo, la psicoterapia es la puerta que arroja esperanza cuando creemos que ya no hay salida. 

“La esperanza es la virtud más indispensable e inherente a la condición de estar vivo”.

-E. Erikson-

 


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  • Gaviria, S. (2006). Estrés prenatal, neurodesarrollo y psicopatología. Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXV (2) 210-224.
  • El Consejo General de la Psicología se suma a la celebración del Día de la Salud Mental Materna. (2019). Consejo General de la Psicología de España. Infocop Online.
  • Izquierdo, I. y Ximenez I. (2019). Introducción a la Psicología Perinatal. FOCAD. Consejo General de la Psicología de España. Trigésimo Novena edición abril-junio.

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