Niños muy dependientes: causas y qué hacer

Se espera que, progresivamente, los niños vayan ganando en autonomía a medida que crecen. Si esto no ocurre, podemos estar ante niños muy dependientes. Te contamos cómo gestionarlo.
Niños muy dependientes: causas y qué hacer
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 27 septiembre, 2022

Una de las quejas más repetidas por muchos padres y madres es la excesiva dependencia de sus hijos. Durante sus primeros meses o años de vida, los niños pueden ser muy demandantes (o así parecérnoslo a los adultos), incrementando de manera notable la presión que impone el entorno. Lidiar con niños muy dependientes puede ser complicado y la comprensión de lo que sucede es el punto de partida para hacerlo con éxito.

Por lo general, estos niños buscan la compañía de sus padres, sintiendo miedo cuando no tienen la sensación de que se encuentran bajo su protección o no son el centro de atención. Suelen demandar afecto, atención y validación, progresando muy poco en lo que a autonomía se refiere.

Como conclusión, los progenitores sienten que no pueden bañarse, cocinar o dedicarse a cualquier actividad cotidiana sin tener a su hijo reclamando su presencia. También les preocupa que su fijación con ellos entorpezca su desarrollo social o emocional. Por esto, si te encuentras en esta situación, te contamos qué hacer al respecto.

Niños muy dependientes: ¿lo son realmente?

En primera instancia conviene preguntarse si esa aparente dependencia que observamos en nuestros hijos realmente es excesiva. Tengamos en cuenta que los infantes son seres vulnerables y que, de hecho, dependen de los adultos para sobrevivir y desarrollarse. Por esto, pese a que resulte duro y exigente, es natural que un bebé demande presencia, compañía, afecto y seguridad casi de forma constante.

Con esto en mente, es probable que el agobio y el desborde emocional que sienten los padres en esta etapa no se deba tanto a la dependencia del bebé, sino a su necesidad de poder con todo. Y es que, la maternidad (y la paternidad) en ocasiones son exclusivas; esto es, que en ciertas etapas criar y cuidar al bebé es un trabajo lo suficientemente absorbente e importante como para no dar lugar a más.

Por ejemplo, durante el puerperio, es natural no dar abasto con la casa, no poder mantener el orden o las rutinas. Concienciarnos de que en estos momentos maternar (y paternar) es la prioridad nos ayudará a ver con otros ojos esa dependencia del bebé.

Niña agarrada a su madre
Es natural que los niños demanden seguridad y afecto.

¿Qué causa la excesiva dependencia?

Ahora bien, pese a que al inicio los niños son naturalmente dependientes, se espera que vayan ganando de manera progresiva en autonomía . Esto no solo beneficia a los padres, que pueden ir quedando más liberados, sino especialmente a los propios niños, que comienzan a desarrollar habilidades y confianza en sí mismos.

Esta búsqueda de independencia surge y suele manifestarse con claridad hacia los dos o tres años. En esta etapa, los pequeños disfrutan explorando sus capacidades, tomando decisiones y haciendo cosas por sí mismos, y así lo reclaman. Un niño sigue necesitando excesivamente a sus padres o parece no ganar en autonomía porque:

Apego inseguro

Para separarse de las figuras de referencia y comenzar a explorar el mundo, los niños necesitan haber construido una seguridad interna. Y esta se logra mediante el vínculo de apego. Si se desarrolla un estilo inseguro, el menor tendrá dificultades para confiar en sí mismo y en los demás y, por ende, puede necesitar en exceso a sus padres.

Sobreprotección

Recordemos que la autonomía también se construye; para esto, los padres también deben permitirlo e incluso motivarlo. Es muy complicado que un niño sea cada vez más autónomo si sus padres no ven que cada vez cuenta con más herramientas para hacer frente a los desafíos del entorno.

Los tutores que piensan que tienen a su cuidado niños incapaces tendrán a cambio niños dependientes y, probablemente, también incapaces -no porque lo fueran en origen, sino porque las restricciones impuestas han hecho que los sean-.

Por otro lado, no siempre imponemos de manera directa las líneas que limitan las iniciativas de los más pequeños. La publicidad también funciona. Si les vendemos la idea de que todo lo que les rodea es hostil y de que se encuentran indefensos ante cualquiera de esas amenazas, a menos que estemos nosotros presentes, va a ser muy complicado que se aventuren lejos de nuestra presencia.

Críticas y falta de reconocimiento

En otras ocasiones, los niños muy dependientes lo son porque están hambrientos de reconocimiento. Necesitan reasegurarse el afecto y la aprobación de sus padres, y por esto los buscan. Necesitan ser vistos, atendidos y reconocidos porque quizá no obtuvieron esto lo suficiente en etapas anteriores. Las familias muy críticas y exigentes suelen generar esta consecuencia.

Miedos y ansiedad

Por último, puede que la dependencia sea resultado de algún miedo o un trastorno de ansiedad sin diagnosticar. La ansiedad por separación, la fobia social o la ansiedad generalizada pueden hacer que el menor tema alejarse de su entorno seguro y salir al mundo.

Niña llorando agarrada a su madre
La ansiedad por separación suelen ser una de las causas que hay detrás de los niños muy dependientes de sus padres.

¿Cómo gestionar la crianza de niños muy dependientes?

Si tienes niños muy inseguros, las medidas a tomar dependerán de las causas subyacentes al problema. Así, estas son algunas sugerencias a seguir:

  • Acepta la dependencia natural de los más pequeños. Entender y asumir que los bebés necesitan presencia casi constante puede aliviar la carga de sentir que no llegamos a todo. Quizá, en esta etapa, lo demás puede esperar.
  • Trata de forjar un apego seguro. Será gracias a este que tu hijo tendrá la confianza de volar poco a poco de tu lado. Para ello, asegúrate de atender sus necesidades (físicas y emocionales) siempre que se presenten. Es decir, responde con coherencia y continuidad. Si sabe que puede obtener amor y seguridad de forma incondicional, le será mucho más sencillo desprenderse.
  • Permite y fomenta el desarrollo de su autonomía. Aunque sea más sencillo hacer las cosas por él, deja que intente, que falle y que aprenda de sus errores. Acompaña su aprendizaje con paciencia, aplaudiendo sus logros y proponiendo nuevos retos acordes a su edad, de forma que cada vez se valga más por sí mismo.
  • Evita las críticas y la exigencia excesiva. Estas pueden alimentar la idea en el niño de que es incapaz y llevarle a retraerse y a convertirse en una persona insegura y dependiente.
  • Si detectas miedos que no corresponden con su edad evolutiva, o problemas de ansiedad, busca ayuda profesional. Estos trastornos durante la infancia pueden ser muy limitantes e impedir que los niños desarrollen sus habilidades. Por esto, y por el sufrimiento que causan, conviene no dejarlos pasar.

En definitiva, los niños muy dependientes pueden necesitar algo de ayuda y varios cambios en su día a día para construir seguridad y “salir del cascarón”. En lugar de etiquetarlos y culparlos por su conducta, recordemos que en gran parte todo es resultado de las dinámicas familiares y de crianza y que ahí si podemos intervenir.


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