Niños que sufren la separación de los padres
La separación de los padres supone una gran sorpresa para los niños. Estos, generalmente, experimentan muchos de los sentimientos que sufren los adultos durante un tiempo largo, sintiéndose confundidos al producirse la separación.
Ante esta situación, los pequeños sienten preocupación e inseguridad. Algunos pueden llegar a pensar que son los culpables de la separación, y otros pueden sentirse muy enfadados con alguno o con ambos progenitores y quieren culpar a uno de ellos.
Por todo ello, es importante tratar de entender el drama por el que los niños están pasando, y tener en cuenta sus sentimientos. No obstante, siempre será mejor que se desintegre la unidad familiar, que proporcionarle a un niño un hogar infeliz y un ambiente con gran tensión.
¿Cómo se comportan los niños ante la separación de los padres?
Los niños no siempre se comunican con palabras. Ante la separación de los padres, pueden expresarse con el comportamiento:
- Mostrándose retraídos, no hablando de la situación, ni del progenitor que no está.
- Estando muy pendiente del progenitor que les queda, por miedo a perderlo también. Esto es muy común en los niños de menor edad.
- Retrocediendo en su comportamiento, hablando con un lenguaje infantil o no controlando sus esfínteres.
- Experimentando muchas pesadillas.
- Mostrándose rebeldes, agresivos, incluso con sus padres, y difíciles de manejar en ocasiones.
Por ello, muchas veces, es necesario pedir ayuda profesional para hacer frente a estos problemas. Además, hay que tener en cuenta que, aunque, en esta situación la respuesta de los pequeños depende de muchos factores, existen dos que son muy importantes:
- La edad del pequeño.
- El grado de conflicto que existe entre los padres.
Afrontar la separación de los padres del nacimiento hasta los 2 años
En esta etapa, los niños de esta edad son altamente dependientes de sus padres, tanto física como emocionalmente y la separación prolongada de sus padres les produce una intensa angustia emocional. En este grupo de edad, los niños se preocupan por el progenitor ausente, con el que necesitan frecuentes períodos de contacto para continuar con su relación.
El conflicto entre sus padres y los cambios de hogar pueden dar lugar a un estrés muy acusado para un niño de esta edad, y para solventarlo, se le puede proporcionar fotos del otro padre, un juguete o una manta especial.
De los 2 años y medio hasta los 5 años
A esta edad, los niños comienzan a ser un poco más independientes de sus padres. Pero la separación puede producir crisis importantes en sus vidas, que pueden dar lugar a shock o depresiones. Pueden haber cambios en los hábitos de sueño, hábitos higiénicos y existir un deterioro en las habilidades del lenguaje.
A esta edad los niños perciben el mundo a través de diferentes procesos de pensamiento, fantaseando acerca de lo que no entienden y son propensos a hacer las cosas a partir de episodios de su propia experiencia. Por otra parte son muy sensibles acerca de las críticas sobre alguno de los padres, porque las sienten como una crítica de sí mismos.
De los 5 a los 8 años
En esta etapa están empezando a ser capaces de hablar sobre sus sentimientos, porque tienen un intenso deseo de restaurar la relación entre sus padres y quieren pasar la mayor parte del tiempo junto a ellos. Ese deseo les puede llevar a padecer problemas de conducta, y pueden tener dificultades para expresar sus preocupaciones, siendo difícil de entender su comportamiento.
De los 8 a los 12 años
En este punto, los niños son capaces de hablar sobre sus sentimientos, y experimentan un conflicto de lealtad con sus progenitores, a la vez que están empezando a experimentar el mundo fuera del círculo de su familia, comenzando a participar en otras actividades.
De los 12 a los 16 años
Los adolescentes son cada vez más independientes de sus padres, y necesitan tiempo y espacio para afrontar la separación de sus progenitores. De modo que, si se les presiona, reaccionan con ira y rechazo. Además necesitan flexibilidad a la hora de participar en actividades escolares y sociales.
En definitiva, una separación con hijos en la familia es algo muy complicado, pero lo más importante de cara hacia ellos es tener en cuenta sus sentimientos y darles el espacio o recursos necesarios para poder gestionarlo. Si no pudiera ser así en casa, es adecuado acudir a un especialista que ayude a los pequeños a pasar el duelo y a aprender a manejar la transición.