No cuentes tus metas si las quieres cumplir

Hablar sobre tus proyectos con otras personas afecta a tu motivación y a la biología de tu cerebro, alejándote del cumplimiento de tus metas. Te contamos por qué.
No cuentes tus metas si las quieres cumplir
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 28 enero, 2023

¿Alguna vez has escuchado que no debes contarle a nadie tus propósitos hasta que se cumplan? Tal y como sucede con varios dichos populares, este es un buen consejo. Y no se trata de superstición; hay motivos comprobados que pueden llevarte a fallar si compartes con otros esos proyectos o ideas que aún no has materializado. Así, la idea es clara: no cuentes tus metas si las quieres cumplir. Y a continuación te mostramos por qué.

Esto puede aplicar a diversas situaciones cotidianas, desde estar pensando en mudarte de casa, hasta querer comenzar un emprendimiento o bajar de peso. Es normal que sintamos el impulso de querer compartir con otros estos proyectos que tenemos en mente; y es que la autodivulgación (o compartir información valiosa sobre nosotros mismos) ayuda a generar intimidad en las relaciones. Sin embargo, antes de hacerlo, hemos de considerar algunas situaciones.

Hermanos hablando
Es importante tener en cuenta a quien le contamos nuestras metas, ya que muchas personas pueden hacernos dudar y flaquear.

No cuentes tus metas a cualquier persona

Para lograr una meta, resulta crucial que tengamos la creencia de que es posible alcanzarla. Hay personas cuya convicción en su proyecto es sólida, pero también es común que existan dudas y miedos y que esa certeza no sea tan firme. Cuando compartimos nuestras metas con otros antes de cumplirlas, nos exponemos a recibir opiniones y consejos de todo tipo; y es probable que muchos de ellos no sean alentadores.

Esas personas cercanas pueden tener una visión pesimista de tu proyecto, recalcarte constantemente lo que puede salir mal y alentarte a abandonarlo. Aunque no lo hagan con mala intención, sus comentarios pueden hacerte dudar y flaquear, e incluso construir un muro psicológico que llegue a limitarte de forma importante.

Tu motivación puede esfumarse

Nuestra biología también puede jugar a favor o en contra en cuanto al cumplimiento de metas, y es que el éxito depende en gran medida de los neurotransmisores. Cuando liberamos dopamina en respuesta a un estímulo o a una acción que hemos llevado a cabo, sentimos placer, nos sentimos recompensados. Y esto nos lleva a querer repetir la acción o a continuar por el mismo camino; en otras palabras, nos motiva a seguir.

Cuando establecemos un objetivo y lo dividimos en pequeñas submetas, el cumplimiento de cada una de ellas nos proporciona esa sensación placentera y reconfortante de logro. Y, por lo mismo, continuamos hasta finalizar.

Ahora bien, al contar nuestros propósitos, al hablar de ellos con frecuencia y recibir el apoyo y la aprobación social al respecto, estamos obteniendo esa misma dopamina, pero en realidad no estamos avanzando, solo hablando de que avanzaremos. De este modo, la motivación que necesitamos desaparece porque, según se ha comprobado, obtenemos la sensación prematura de ya poseer esa meta.

Vigila la sensación de fracaso

Cuando le cuentas tus proyectos a otras personas, es normal que se interesen por ellos y te pregunten regularmente qué progresos has hecho. Si, por diversos motivos, no has podido avanzar o no lo has hecho tanto como desearías, estas conversaciones pueden realmente generarte una sensación de fracaso y de incapacidad.

Así, vas perdiendo la confianza en ti mismo y, al no recibir retroalimentación social positiva, los niveles de serotonina en tu cerebro disminuyen. Dado que este neurotransmisor es también fundamental para poder concentrarse, lo más probable es que cada vez te resulte más complicado cumplir con esos pasos que te separan de tu objetivo.

La presión excesiva puede estancarte

Por último, te invitamos a que no cuentes tus metas porque esto puede conducirte a no terminar de cumplirlas. Uno de los elementos fundamentales que nos impiden alcanzar nuestros objetivos es la procrastinación, esa tendencia a dejar lo que debemos hacer para más adelante, a posponerlo y a entretenernos en tareas más sencillas e innecesarias. Quizá pienses que esto sucede por pereza o vaguería propia de la persona, pero en realidad es el reflejo del miedo.

Cuando vemos la tarea como demasiado exigente o complicada, cuando no confiamos en que podamos sacarla adelante o sentimos mucha presión al respecto, procrastinamos. Quizá no de manera consciente, pero sí como un modo de evadir esa responsabilidad con la que sentimos que no podemos.

Así, al compartir tus proyectos con otras personas, aumentas la presión al respecto; y es que ya no sientes que lo haces solo por ti, sino que ahora también debes cumplir con las expectativas que ellos han colocado y debes demostrarles que puedes lograrlo. Si eres una persona con tendencia a la procrastinación, esto puede bloquearte completamente.

Mujer preocupada pensando
Si cuentas tus metas y sueles procrastinar, puedes experimentar mayor tensión al contarlas.

No cuentes tus metas, trabaja en silencio

Por supuesto, la decisión de contar (o no) tus propósitos, depende solo de ti. Sin embargo, has de tener en cuenta cómo esto puede afectar a tu motivación y a tu capacidad para completar el logro.

Si realmente sientes que deseas hacer partícipes a los demás de tus proyectos, procura hablarles de los pasos intermedios que vas cumpliendo, y no del objetivo final que pretendes alcanzar. Enfócate en las tareas, en el proceso, más que en el resultado que esperas. De este modo, es más probable que te mantengas positivo, activo y enfocado.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Gollwitzer, P. M., Sheeran, P., Michalski, V., & Seifert, A. E. (2009). When intentions go public: Does social reality widen the intention-behavior gap?. Psychological science20(5), 612-618.
  • Sylwester, R. (1997). The Neurobiology of Self-Esteem and Aggression. Educational Leadership54(5), 75-79.
  • Wise, R. A. (2004). Dopamine, learning and motivation. Nature reviews neuroscience5(6), 483-494.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.