No me gusta mi vida: ¿es tarde para hacer un cambio?

¿Es demasiado tarde para mí? A veces, llegamos a una edad o a un momento personal, en que aún sabiendo que somos infelices nos decimos que ya es imposible tomar otro camino. ¿Es esto verdad? ¿Deberíamos conformarnos?
No me gusta mi vida: ¿es tarde para hacer un cambio?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 21 septiembre, 2020

“No me gusta mi vida. Sin embargo, creo que ya es demasiado tarde para hacer un cambio”. Quien más y quien menos ha tenido en algún instante este pensamiento. Poco a poco, tomamos conciencia de que no nos agrada ese punto de nuestra vida en el que nos encontramos, porque hay algo que falta, mucho que sobra y nada parece ajustarse a nuestras expectativas.

¿Qué podemos hacer cuando esto ocurre? A menudo, nos encontramos con los clásicos mensajes de autoayuda optimistas y esperanzadores que nos insisten en aquello de que “nunca es tarde para crear la vida que sueñas”. Sin embargo, ¿por dónde empezar? Cuando uno ya tiene cierta edad y muchos cabos atados (trabajo, casa, familia…) ¿de verdad es posible hacer un cambio de tales dimensiones?

Evidentemente no, no lo es. Casi nadie puede arrancarse de raíz para trasladarse al segundo a otro jardín, a otro escenario más acorde a los propios deseos, aspiraciones y necesidades particulares. Sin embargo, eso sí, tampoco es permisible seguir incrustado en una cotidianidad que no emociona, que carece de sentido y apaga una por una todas nuestras esperanzas.

¿Qué hacer entonces ante estas circunstancias? Lo analizamos.

Hombre triste mirando por la ventana pensando en que no me gusta mi vida

No me gusta mi vida: ¿qué puedo hacer?

Quien más y quien menos ha pasado por ese pico de dolor existencial que va a medio camino entra la decepción y la frustración. Ese en que, de pronto, nos sorprendemos a nosotros mismos diciendo eso de “no me gusta mi vida”. Más aún, puede incluso que lleguemos a decirnos “odio mi vida”. ¿Por qué ocurre? ¿Qué provoca que muchos de nosotros nos veamos de pronto en esa tesitura?

Aunque la pregunta nos pueda parecer compleja, la respuesta es bien sencilla. En realidad, hemos llegado a un estado de nuestro ciclo vital en el que no estamos siguiendo nuestro camino. Es decir, hemos dejado de lado nuestros sueños, ideales, valores y necesidades para ajustarnos a un sendero muy diferente, a un plan que ya no es nuestro. Para comprenderlo podemos dar varios ejemplos.

Puede que tengamos un buen trabajo, pero no es el trabajo que nos satisface profesional y personalmente. Es posible también que nos veamos de pronto inmersos en una vida sedentaria, con problemas de sobrepeso, salud y con un autoconcepto muy bajo.

También cabe la posibilidad de que tengamos pareja desde hace años. Sin embargo, puede que esa relación haya caído en la rutina, todo es tan previsible que ya nada despierta la ilusión, las ganas, el deseo por un futuro en común. En cualquiera de estas dos situaciones estamos, por así decirlo, traicionando a ese “yo” que esperaba un poco más de la vida.

¿Qué podemos hacer en estas circunstancias? ¿Es posible un cambio o es quizá demasiado tarde?

Tienes la obligación de trabajar para mejorar tu realidad: debes cumplir tu compromiso contigo mismo

Puede que nadie te lo haya dicho. Es posible que al llegar al mundo nadie te diera ese manual de instrucciones en el que aparece una norma indiscutible. No es otra que la de cuidar de ti, comprometerte con tu bienestar y felicidad en cada momento de tu existencia. ¿Qué significa eso? Significa, entre otras cosas, que si algo no te gusta debes hacer lo posible para mejorar tu realidad.

Ser responsables de nosotros mismos implica escucharnos, atendernos y darnos respuestas. Si somos infelices, si nos decimos a nosotros mismos “no me gusta mi vida”, hay que hacer algo. Porque al final, si no me gusta lo que tengo y lo que me rodea, acabaré odiándome a mí por no hacer nada. Y no podemos llegar a este extremo.

Hay que cumplir el primer compromiso de nuestro contrato existencial: trabajar por nuestra felicidad.

Todos podemos mejorar nuestro destino: si de verdad necesitas un cambio, nunca es tarde

Decía el psicoterapeuta Carl Rogers que cualquier persona que quiera puede mejorar su bienestar. Sabemos que suena a frase grandilocuente de autoayuda, sin embargo, es así y es posible. Y lo es básicamente, porque los tiempos han cambiado. Hasta no hace mucho pensábamos, por ejemplo, que la personalidad del ser humano es estable en el tiempo. Nadie podría, por ejemplo, hacer un cambio notable de un año para otro en su forma de ser y comportamiento.

A día de hoy, estudios como el llevado a cabo en la Universidad Estatal de Moscú por parte de la doctora Cristina Kostromina, nos señala varias cosas:

  • Muchos conceptos que manteníamos sobre la personalidad humana ya no se sostienen.
  • Tanto es así, que ahora, podemos hablar incluso de la personalidad dinámica.
  • Alguien presionado por el entorno y por sus necesidades internas puede generar grandes cambios en su vida.
  • La sociedad es más fluida que nunca y eso permite tener más acceso a información, nuevos contactos sociales, personas que nos abren la mentalidad y nos inspiran a promover cambios….

Todos podemos iniciar nuevas etapas en nuestra vida si así lo deseamos.

Mariposa simbolizando el cambio cuando no me gusta mi vida

Si no me gusta mi vida ¿por dónde debería empezar?

Lo señalábamos al inicio: no es fácil arrancarnos de raíz de ese emplazamiento en el que estamos para trasladarnos de un día para otro a un escenario nuevo. Hay quien lo hace, es cierto, pero siempre es más adecuado tener en cuenta las siguientes dimensiones.

  • Los grandes cambios llegan tras pequeñas variaciones cotidianas. Lo mejor es iniciar poco a poco nuevas conductas, aplicar otros enfoques mentales, situar en el horizonte nuevos planes. No es necesario empezar una revolución de un día para otro, pero sí dar forma a pequeños cambios cotidianos que nos llevarán, tarde o temprano, hacia donde queremos ir.
  • Traza un plan, define qué deseas para ti. Lo que te ayudará a lograr ese objetivo no es solo la fuerza de voluntad, son los hábitos, las conductas y las acciones. Más allá de tus emociones está lo que hoy hagas por ti, por tu bienestar. Sé persistente.
  • Apóyate en personas que te entiendan, que comprendan tu realidad. En el momento en el que debas tomar decisiones importantes, serán también ese pilar en el que sujetarte, esa mano amiga que te alcanzará para recordarte que eso que estás haciendo, vale la pena.

Para concluir, todos nosotros podemos pasar por una etapa de este calado. Esa en la que descubrimos que el camino en el que nos encontramos no nos satisface. Hacer un giro de sentido no solo es recomendable, en gran parte de los casos, es necesario.


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  • Kostromina, S. N., & Grishina, N. V. (2019). The dynamic personality: “Continuity amid change.” Psychology in Russia: State of the Art12(2), 34–45. https://doi.org/10.11621/pir.2019.0203

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