Nuestra mente modifica los recuerdos
Todos hemos experimentado conversaciones con personas cercanas, acerca de situaciones pasadas, en las que cada uno tiene una versión diferente de los hechos. Aunque se trate de una trivialidad, cada individuo guarda en su memoria matices diferentes acerca de lo sucedido. En realidad ninguno de los dos está mintiendo, lo que ocurre es que nuestra mente modifica los recuerdos.
Cuando nos encontramos en medio de una discusión acalorada, muchas veces el interlocutor nos recrimina algo que hicimos o dijimos en el pasado. Nosotros aseguramos que eso nunca ocurrió mientras la otra persona insiste en que si lo hizo. La mente de cada uno está trayendo al presente realidades diferentes acerca de un mismo acontecimiento, pues el cerebro no es una grabadora. Interpreta en función de distintas variables que pueden afectar al recuerdo.
La influencia del estado de ánimo
Un fenómeno curioso que se da en todos los seres humanos es que tendemos a recordar los sucesos de una forma diferente en función de nuestro estado de ánimo actual. Cuando estamos tristes tendemos a rememorar, de forma natural, más acontecimientos negativos. Por el contrario, si nos sentimos felices, recordamos más fácilmente acontecimientos positivos.
Pero no solo eso, si somos preguntados por un hecho en concreto, nuestro recuerdo varía en función de nuestro estado anímico. Si alguien atraviesa un momento fantástico en su relación de pareja y es preguntado acerca de cómo conoció a su compañero, recordará el momento como un suceso feliz y mágico. Inconscientemente se centrará en los detalles positivos y los magnificará, ignorando aquellos aspectos menos reconfortantes como los nervios o la inseguridad.
Por otro lado, si esa misma persona se encuentra en medio de una crisis sentimental o si se ha separado de su pareja, recordará esa escena de un modo muy distinto. Aparecerán en su mente las sensaciones desagradables y los detalles menos positivos; lo que anteriormente catalogó como espléndido ahora se muestra desde un prisma más negativo.
No se trata de que la persona esté mintiendo o esté intentando, deliberadamente, convencerse de que el encuentro fue mejor o peor. La realidad es que la mente recuerda lo que conviene y cuando le conviene. Y siempre intenta ajustar las memorias al estado interno actual.
La mente modifica recuerdos e incluso los crea
Pero nuestra mente no solo modifica recuerdos sino que es capaz de crear memorias de algo que nunca sucedió. A todos nos ha ocurrido volver a casa del supermercado y descubrir que olvidamos comprar algo que estábamos seguros de haber añadido al carro. O descubrir que, en realidad, nunca le contamos esa anécdota a nuestro amigo, a pesar de que habríamos jurado que lo habíamos hecho.
Este fenómeno, un tanto perturbador, quedó demostrado en un experimento llevado a cabo por Henry L. Roediger III y Kathleen B. McDermott. En él, se presentaba a los participantes una lista de palabras y se les pedía que la leyeran sin demasiado detenimiento. A continuación, se les mostraban unas cuantas palabras y se les pedía que seleccionasen cuáles habían leído anteriormente.
Las listas originales estaban constituidas por palabras relacionadas con un tema (por ejemplo: dormir), pero esa palabra en cuestión no aparecía. De esta forma se presentaban palabras tales como descansar, despertar, cama, adormilado…
Por poner otro ejemplo, se mostraban palabras como: sentarse, asiento, taburete, mecedora, banco… Todas ellas relacionadas con “silla”, pero sin que este término apareciese en ningún momento. Lo interesante fue descubrir que prácticamente la mitad de los sujetos afirmaban con seguridad haber leído las palabras “silla” y “dormir”.
¿Podemos confiar en nuestra memoria?
A pesar de este fascinante efecto, nuestra mente suele ser una fuente fiable cuando hablamos de nuestras memorias. Nuestros recuerdos suelen ser bastante fidedignos y, por lo general, no hemos de desconfiar de ellos. Pero, en cualquier caso, la mente siempre busca nuestro bien mayor. Cuando matiza o modifica sucesos pasados lo hace para facilitarnos la supervivencia.
La mente tiene en cuenta las circunstancias actuales porque son las que nos competen en este momento y las que determinan nuestra supervivencia y bienestar. Adaptar los recuerdos a la situación presente es un mecanismo útil y necesario. No obstante, a partir de ahora, quizá te lo pensarás dos veces antes de afirmar algo con rotundidad.
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- Deese, J. (1959). On the prediction of occurrence of particular verbal intrusions in immediate recall. Journal of experimental psychology, 58(1), 17.
- Roediger, H. L., & McDermott, K. B. (1995). Creating false memories: Remembering words not presented in lists. Journal of experimental psychology: Learning, Memory, and Cognition, 21(4), 803.