¿Afectan las nuevas formas de comunicación a la calidad de nuestras relaciones?

¿Afectan las nuevas formas de comunicación a la calidad de nuestras relaciones?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 26 agosto, 2019

Existe una frase de Peter Drucker realmente singular y que choca con las nuevas formas de comunicación actuales: “lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice”. Pero, ¿cómo sabes lo que no se dice si no estás observando a tu interlocutor? ¿Cómo sabes que está dejando un silencio comunicativo o un silencio porque está ocupado con otra actividad que en ese momento ha capturado su atención e interrumpido su discurso?

Es decir, que tal como afirma Drucker, en una conversación hay muchos gestos, movimientos y muecas que no hablan, pero dicen mucho. Sin embargo, con las nuevas formas de comunicación que disponemos hoy en día, como la mensajería instantánea o el correo electrónico, estos detalles se pierden. ¿Afecta este hecho a la calidad de nuestras relaciones?

“La forma en que nos comunicamos con otros y con nosotros mismos, determina la calidad de nuestras vidas”

-Anthony Robbins-

Las nuevas formas de comunicación

Sin duda, existen nuevas formas de comunicación que están cambiando nuestra forma de ver el mundo. Lo que antes era una sencilla conversación entre personas, o como mucho una llamada telefónica, ahora puede ser un grupo de WhatsApp, un comentario en Facebook o un aporte en Twitter de 140 caracteres. Esto, por exponer algunos de los ejemplos más conocidos de forma breve.

Mujer con un móvil mandando mensajes

Así que las nuevas tecnologías y sus aportes están cambiando las comunicaciones a gran velocidad. El contacto cara a cara parece cada día más obsoleto. Pero, si bien estos cambios aportan excelentes ventajas, como una comunicación más veloz y práctica, también tienen sus contras. Es decir, ¿es igual de eficaz una conversación por WhatsApp que cara a cara?

Según David R. Olson, prestigioso psicólogo cognitivo, hay que tener en cuenta una serie de factores. Y para que sean entendidos, hemos de añadir que la comunicación se basa en tres actos: el locutivo, ilocutivo y perlocutivo.

El acto locutivo que se refiere a la producción de los sonidos, las palabras y el significado de la oración. El acto ilocutivo, que tiene que ver con la fuerza de la oración y el acto perlocutivo , que trata de los efectos producidos de la oración. A esos efectos se entienden por ejemplo, la inspiración, la irritación, el engaño o la impresión.

Veamos un ejemplo:

Me dijo: “Dáselo a ella”. – Acto locutivo.

Me aconsejó que se lo diera a ella. – Acto ilocutivo.

Me convenció para que se lo diera a ella.  – Acto perlocutivo.

El acto locutivo es sólo el acto de decir algo, mientras que el acto ilocutivo puede suponer diferentes empleos de una misma locución, según cómo sea entendida cuando es pronunciada (por ejemplo, según el contexto, decir “Tengo frío” puede significar el deseo de que el interlocutor cierre la ventana, preste su abrigo a su locutor, ser sólo una información sobre mi estado físico, etc.).

Sabido esto, ¿qué cambios encuentra este investigador?

Una realidad comunicativa diferente donde se pierde el acto ilocutivo

Según Olson, y dado que considera que el habla no se puede transcribir con exactitud a la escritura y lectura, el acto ilocutivo se pierde. Es decir, que tan solo se mantienen el locutivo y perlocutivo.

Así pues, aspectos relevantes de la comunicación, como pueden ser el tono de voz y sus oscilaciones , se pierden por completo. Es cierto que podemos usar signos de exclamación e incluso mayúsculas para levantar la voz, pero no se podrá interpretar el acento y entonación, datos relevantes que podrían denotar nerviosismo, enfado, descontento…

Este déficit en los aspectos locutivos de la conversación no solo pueden generar frustración o inseguridad en el receptor o los receptores de los mensajes, sin que también puede causar frustración en la persona que los emite. Puede tener la sensación de que le falta algo para que el otro pueda entenderle.

Particularidades de las nuevas formas de comunicación

Otra particularidad de estas nuevas formas de comunicación la encontramos al hablar con una persona desconocida. Es decir, no podemos interpretar cómo es nuestro interlocutor, ya que no está delante. En este sentido va a ser más complicado que nos hagamos una idea de la persona que tenemos delante.

Así, no podemos decir que este punto sea más o menos negativo. Simplemente es diferente. Sin embargo, lo que sí que es cierto que se pierde mucha cercanía y el acto ilocutivo desaparece por completo. De hecho, incluso podría dar pie a inferencias sobre las intenciones reales de la persona que se encuentra al otro lado de la comunicación.

Así pues, es evidente que la comunicación virtual no es necesariamente peor que la clásica, simplemente es diferente y será buena también para propósitos distintos. Además, hoy en día ya se empieza a disponer de equipos tecnológicos que sí permiten hacer videollamadas para que ambos interlocutores se vean mientras hablan.

Hombre con un móvil

Además, cuando dos personas se comunican por WhatsApp, por ejemplo, o algún otro método de mensajería instantánea, hay una variable más. Si ya se conocen bien, algo del acto ilocutivo podría permanecer en parte, por lo que sí que se podrán realizar interpretaciones más acertadas por parte del receptor.

“El carácter de un hombre podría ser aprendido por los adjetivos que usa habitualmente en sus conversaciones”

-Mark Twain-

En realidad, las nuevas formas de comunicación simplemente aportan un extra de medios para conversar. ¿Tiende eso a perjudicar la calidad de nuestra comunicación? Lo cierto es que la tecnología facilita el hecho de mantener conversaciones que de otra manera no podríamos mantener, sin embargo siempre va a penalizar en varios puntos la calidad de estas conversaciones.

Finalmente, algunos estudios revelan que la creciente sensación de soledad que se da en la sociedad actual en parte viene dada por lo que ha aumentado el uso de determinados medios de comunicación frente a otros. Podemos tener personas al otro lado de la pantalla, pero es más difícil que las sintamos cerca. Quizás con una vídeo-llamada podamos mirarlas a los ojos, pero nunca podremos abrazarlas o cogerlas con las manos.

Por eso, utiliza las tecnologías para comunicarte con quién está lejos, pero déjalas a un lado para hablar con quienes están cerca. Explota sus beneficios, pero nos dejes que sus hándicaps se instalen por completo en tus relaciones.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.