Para ser feliz, deja de pasar tanto tiempo en tu cabeza

Pasar de la mente errante a la mente atenta no es fácil, pero conseguirlo puede ser uno de esos cambios que trasformen de manera cualitativa nuestra vida. Así, te explicamos cómo lograrlo.
Para ser feliz, deja de pasar tanto tiempo en tu cabeza
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 31 julio, 2020

Las personas invertimos horas de nuestra vida en pensamientos poco útiles. Somos auténticas fábricas de preocupaciones que poco arraigo tienen en la realidad. Así, y aunque a veces nos digamos aquello de «vamos, deja de pasar tanto tiempo en tu cabeza» la verdad es que volvemos una y otra vez a la misma costumbre.

Señalaba William James, filósofo y pionero del estudio psicológico, que la mejor arma para reducir el estrés es elegir un tipo de pensamiento en lugar de otro. Es cierto, optar por una idea esperanzadora en lugar de por un razonamiento catastrófico siempre es más saludable. Sin embargo, aun optando por un enfoque más positivo, seguimos haciendo lo mismo: quedar atrapados en nuestro palacio mental.

En efecto, no es fácil salir de nuestra cabeza; al fin y al cabo, es nuestro hogar y el habitáculo que nos contiene. Sin embargo, nada puede ser tan poderoso y estimulante como poner la mirada en el exterior y dejarnos llevar. Aunque sea solo durante un momento. Focalizar la atención en lo que nos envuelve e ir de dentro a fuera nos oxigena, nos renueva y alivia tensiones.

La auténtica vida acontece fuera de nosotros y es ahí donde hay que pasar una parte del tiempo. Observando, sintiendo, abrazándonos a cada estímulo, aplicando esa apertura mental con la que aprender y caminar más allá de lo conocido.

Intervenir en tu mente es intervenir en tu vida; un hito que todos podemos alcanzar distanciándonos de aquellas posibilidades que solo caben en el cajón de los malos augurios.

Veamos cómo lograrlo.

Hombre con nube en la cabeza

Deja de pasar tanto tiempo en tu cabeza

Las personas solemos pasar bastante tiempo en nuestra casa mental. En cuanto a salud, la diferencia estriba en la productividad. Nos pasamos el tiempo moviéndonos de una habitación a otra sin el menor sentido o, por el contrario, realmente aprovechamos el tiempo que pasamos aquí.

El auténtico problema reside en que más del 70 % de nuestros pensamientos no son positivos ni útiles. La mente errante tiende a la preocupación. Y esta es nuestra mayor afición: ver problemas donde no los hay, emborronar el presente con ideas negativas y adictivas.

Es más, estudios, como el llevado a cabo en la Universidad de Harvard por parte de la doctor Louisa Michel, señalan que esa tendencia al pensamiento excesivo y a la rumiación aparece en la infancia y adolescencia. Lo más importante es que ese hábito tan nuestro acaba siendo una de las gotas que da forma a la depresión. No es por tanto saludable ni recomendable convertirnos en «seres pensantes», en fábricas de pensamiento basura.

Lo ideal es desplazar la atención del interior al exterior. Ese salto de fe puede cambiar nuestra vida, porque nada puede ser tan beneficioso para el cerebro como desactivar la mente errante para activar la mente atenta. Veamos cómo conseguirlo.

Deja de ser un rumiador del pasado para ser un contador de historias

Deja de pasar tanto tiempo en tu cabeza y dile adiós a ese rumiador empedernido que hay en tu mente. Conviértete en un narrador de historias. ¿Qué significa esto?

  • Implica entender primero que la mente tiene una peculiar obsesión por rumiar fragmentos del pasado. Nada bueno puede surgir de ese proceso. Es más, estudios como el realizado en el Departamento de Ciencias Psicológicas y Cerebrales de Dartmouth College en Estados Unidos nos señalan que la mente errante tiende a activar las redes neuronales de la preocupación. Es entonces cuando entramos en ese ciclo interminable de la rumia excesiva.
  • Un modo de romper ese patrón es focalizando la atención en el exterior para convertirnos en creadores de historias. Esto implica dejarnos llevar, apreciar lo que nos rodea para experimentar, sentir, vivir, abrirnos a lo imprevisto y así crear nuevos recuerdos, nuevas historias. Es pasar de un modo pasivo a una vida activa fuera de nuestra mente.

En lugar de preocuparte, ocúpate

Si algo te preocupa, no dejes que esa molestia se instale en tu mente de manera indefinida. Entiende que todo aquello que hay en tu mente debe ser útil, beneficioso y positivo.

Si esa sombra solo te trae noches de insomnio y horas de pensamiento excesivo, mentalízate en sacar fuera lo que te quita la calma. ¿De qué manera?

  • Lo que te preocupa hoy se resuelve hoy. Y si no puede hacerse en este mismo día, crea un plan para resolver aquello que te inquieta.

Deja de pasar tanto tiempo en tu cabeza, entiende que no puedes controlarlo todo

Deja de pasar tanto tiempo en tu cabeza y entiende algo muy simple: no puedes cargar sobre ti todo el peso del mundo. Libera cargas. Entiende que hay cosas que no tienen solución y que solo pueden aceptarse.

Toma conciencia también de que no todo está bajo tu control y que debes aprender a soltar, a dejar ir y más aún a aprender a resistir la frustración.

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Acepta la incertidumbre, apaga tus miedos, enciende tus propósitos

Las personas vivimos gran parte del tiempo en las caracolas de nuestra mente. Desde allí nos llega el eco de ese mundo exterior tensado por la incertidumbre, por los cambios y las presiones. Todo ese rumor enciende nuestros miedos; algo así, provoca que pasemos aún más tiempo encerrados en nuestros pensamientos.

Ese estado no es saludable. No solo puede llevarnos a experimentar ansiedad y correr el riesgo de derivar en una depresión. El cuerpo también se resiente, quedamos atrapados por el agotamiento y la falta de energía. Pasar de una mente errante a una mente atenta lleva tiempo, pero un modo de lograrlo es recordando qué esperamos de la vida.

Clarifica tus propósitos, recuerda cuáles son tus metas y deja que la ilusión vuelva abrazarte. Deja de pasar tanto tiempo en tu cabeza y abrázate a la vida empujado por ilusiones renovadas. El esfuerzo merece la pena y el cambio que percibirás, será inmenso.


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