La personalidad rebelde: 7 rasgos que la definen

La personalidad rebelde suele producir tensiones y conflictos allí donde interacciona. Pone nerviosos a muchos, pero también les debemos que a veces salgamos de nuestra zona de confort.
La personalidad rebelde: 7 rasgos que la definen
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 18 abril, 2022

La personalidad rebelde siempre ha sido una de las más incomprendidas. Los equívocos comienzan cuando se le aborda como si fuera un sinónimo de insubordinación agresiva cuando no es así. Un rebelde no es necesariamente agresivo. Tampoco llega siempre a confrontarse con la autoridad de forma directa.

Lo que caracteriza a la personalidad rebelde es la dificultad para acatar las órdenes solo porque provienen de una autoridad , aunque sean poco razonables. Su objetivo no es desafiar a las diferentes formas de poder porque sí, o querer imponerse a quienes tienen una jerarquía superior.

Uno de los aspectos que prima en la personalidad rebelde es el deseo de libertad  y de autonomía. Corresponde a un carácter independiente al que le cuesta adaptarse a reglas y protocolos.

Si bien puede ser exigente para quienes intentan que se pliegue a estos, lo cierto es que sin personas así las sociedades jamás cambiarían. Veamos cuáles son las principales características de este tipo de personalidad.

La desobediencia es la virtud original del hombre. Mediante la desobediencia y la rebelión se ha realizado el progreso”.

-Oscar Wilde-

1. Mantienen tensión con la autoridad

La función de la autoridad es prescribir pautas, normas o patrones de conducta. Esto choca de manera frontal con una personalidad rebelde.

A este tipo de personas les gusta hacer todo a su modo y resienten que otros intenten cambiar esto. No siempre se confrontan con la autoridad, pero sí mantienen cierta tensión con esta.

Companeros hablando sobre la autorrevelación
La personalidad rebelde experimenta cierta tensión con las figuras de autoridad.

2. Odian la monotonía

La monotonía es una repetición incesante de un mismo esquema. En este caso, el esquema se convierte en una suerte de cárcel que reduce la realidad a un compartimento limitado. Nada más lejos de la personalidad rebelde que, precisamente, lo que busca es romper los límites.

A este tipo de personas les cuesta mucho la rutina y la disciplina. Esto es positivo porque los hace innovadores, pero también es posible que los lleve a ser inconsistentes.

3. Suelen evitar la competencia

La competencia continua, tan propia de las sociedades occidentales, opera como un mandato indirecto. Implica plegarse a los mandatos de un poder que es finalmente quien decide quién gana.

El que triunfa suele ser el que mejor se adapta a determinadas exigencias. Lo que quiere el rebelde es que le dejen ser libre, no que le entreguen medallas. No sirve para ser el mejor de la clase, ni el empleado del mes.

4. Son abiertas, no transgresoras

La personalidad rebelde corresponde a los exploradores natos. Estas personas están dotadas de una gran curiosidad, que no tiene límites. Son felices cruzando la frontera y ampliando sus horizontes. Lo que buscan no es incumplir las normas o ir en contravía de lo establecido, sino ver qué hay más allá de esto.

No viven en función de los mandatos, ni para acatarlos, ni para sobrepasarlos. Lo que los guía es su propio afán de conocer más y cruzar la barrera de lo habitual.

5. Son creativas

Los rebeldes suelen ser personas más creativas de lo habitual. No necesariamente se dedican a las artes o a la invención, pero sí se interesan por ver la realidad desde perspectivas distintas a lo común. Siempre están preguntándose a dónde lleva ese otro camino que nadie transita. Por eso, no es raro que terminen descubriendo algo nuevo o que encuentren soluciones ingeniosas para viejos problemas.

6. Detestan las etiquetas

Si hay algo por lo que sienten verdadera aversión es por las etiquetas. La personalidad rebelde sueña justamente con lograr liberarse de esos esquemas cuadriculados en los que a cada persona le corresponde una casilla. Esas clasificaciones son odiosas para ellos porque representan la imagen más evidente de un orden con el que no están de acuerdo. Su objetivo es moverse por las grietas, no por las líneas demarcadas.

Mujer hablando con su compañero
Las personalidades rebeldes no quieren etiquetas, pues detestan que los encasillen en términos generales.

7. Experimentan y son audaces

La experimentación es algo que está muy presente en las vidas de las personas rebeldes. Esta es una forma de poner a prueba nuevas formas de ver el mundo. No se conforman con lo establecido y probado, sino que proponen otras posibilidades. Por lo mismo, son personas audaces que no se detienen ante las “verdades absolutas”, sino que ponen todo en tela de juicio. Lo suyo es el pensamiento crítico.

La personalidad rebelde suele ser fuente de dificultades con un entorno que, muchas veces, lo que quiere es seguridad y estabilidad. Sin embargo, gracias a las personas que piensan y actúan de un modo diferente se logra avanzar. Ellos son como una pulga en la oreja que puede ser molesta, pero que impide que la sociedad se duerma en la dulce serenidad de la repetición.


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