Ser poco atractivo físicamente, ¿una barrera para encontrar pareja?

Ser poco atractivo físicamente, ¿una barrera para encontrar pareja?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 09 agosto, 2017

La mala noticia es que sí: ser poco atractivo físicamente hace un poco más difícil encontrar pareja. La buena noticia es que esa pequeña barrera, por contrapartida, también te prepara, si así lo quieres y pones un poco de tu parte, para establecer relaciones de mayor calidad. Todo depende de ti.

Muchas veces lo amoroso admite la metáfora de mercado , donde hay oferta y demanda. En los tiempos por los que corre el amor, los “productos” más solicitados son: los más atractivos a la vista, los que tienen dinero o el reconocimiento de otras personas. Aunque rara vez se plantea en esos términos, por lo que incomoda desvestir al amor de su atuendo romántico e inocente, en la práctica lo cierto es que en el amor influyen una serie de leyes biológicas que nos influyen como seres vivos que somos. Unas leyes que van en contra de algunos y en favor de otros.

Quien reúna esos atributos lo tiene más fácil en el mercado amoroso, de eso no hay duda. Pero tenerlo más fácil no siempre es tenerlo mejor. Sucede, con mucha frecuencia, que esa aparente facilidad termina jugando en contra y que, por el contrario, la dificultad termina convirtiéndose en una fortaleza. En especial si dejamos de hablar de mercado amoroso y comenzamos a hablar de verdadero amor. Ya que, como dice Ortega y Gasset…

La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora”.

-José Ortega y Gasset-

El atractivo físico: un anhelo para muchos que creen no gozar de él

El atractivo físico es un atributo arbitrario ya que su definición alude más a la persona que percibe que a la persona que es percibida. En buena medida no depende del esfuerzo de la persona, sino de diferentes parámetros anatómicos especialmente relacionados con el rostro. Por otro lado, es cada cultura la que define -o la que tiene una gran influencia en la definición- qué es lo bello y qué no. Por lo tanto, opera como un factor impuesto.

rostro masculino con doble exposición naturaleza

También se trata de una condición que no tiene mayores efectos para la sociedad. Que la gente sea hermosa o no lo sea, finalmente poco aporta al progreso de la humanidad en su conjunto. De hecho, es muchísimo más grande el grupo de figuras célebres poco agraciadas, que el de genios, pensadores o héroes que además puedan responder al canon de belleza actual.

Actualmente hay unos que nacen y otros que se hacen bellos. En los tiempos que corren el atractivo es algo que se puede comprar. Rediseñar físicamente a una persona es una posibilidad real. Se logra en los quirófanos, en los gimnasios y gracias a miles de productos y procedimientos que se adquieren en los centros de estética.

Por otro lado, por poco trascendente que pueda ser para la evolución de la sociedad, las personas sí que solemos preocuparnos mucho por lo atractiva que sea la imagen que proyectamos. De hecho, encontramos a personas que padecen mucha ansiedad por ello, a otras que caen en el pozo de la depresión y a otras muchas otras que realizan verdaderos esfuerzos de voluntad por contrariar a los deseos de su cuerpo con el fin de que este se mantenga o adquiera una forma determinada, ya sea con el deporte o la alimentación.

La belleza física y la pareja

El atractivo físico es algo que, como su nombre lo indica, atrae, confiere ventaja y ahora en esfuerzo. Se llama atractivo porque quién lo tiene cuenta con una suerte de imán para captar al atención de los demás  en este sentido puede facilitar la conquista de una posible pareja. Además, una pareja bonita sigue siendo una señal de status, de valor, especialmente en determinadas culturas, y despierta más fácilmente los impulsos eróticos. Esa es, por supuesto, una barrera real para quienes no son tan agraciados.

Una persona poco atractiva físicamente, si quiere mejorar sus opciones de encontrar o de elegir pareja, va a poder optar por dos caminos. Uno de ellos es el de convertirse en víctima de esa lógica y el otro es el de subvertirla. Quien acepta ser víctima de la situación termina bajando los brazos y escondiéndose en su caparazón, con lo que además de ser poco atractiva lo más fácil es que desarrolle estrategias de interacción que le hagan todavía menos atractiva. Por otra parte, quien acepta el desafío termina construyendo una lógica diferente en la que con su actitud logra que el resto de personas puedan acceder y apreciar otro tipo de características que sí las hacen atractivas.

Pareja mirándose

Hay algo seguro: si bien el atractivo físico abre más fácilmente las puertas de la conquista, este no facilita el camino posterior. Supone una ventaja en los primeros pasos, pero no más allá. Incluso puede jugar en contra de la persona que es atractiva, ya que el resto de características que se dan a “segunda vista” pueden no estar a la altura de ese atractivo y terminar produciendo una decepción en las expectativas del otro. En este sentido, algunas veces sus relaciones terminan tan fácil como comenzaron.

El atractivo físico también acaba jugando en su contra cuando quieren ir más allá de una conquista ocasional. La belleza solo es un valor absoluto en la mente de algunos adolescentes, de quienes cargan con graves complejos o de los que están muy alienados.

Hay muchos mensajes orientados a hacernos creer que el mundo está hecho para los bellos, los ricos y los poderosos. Este mensaje es alimentado por personas que se lucran económicamente de las personas que las creen, mostrando una disposición casi infinita al sacrificio por ganar el punto más de belleza que ofrece esa crema o aparato de gimnasia tan caro.

Así, que el escaso atractivo físico es una barrera para encontrar pareja, no se puede negar. Pero no es una barrera para amar y ser amado. Tampoco es la única faceta de nosotros que nos hace más atractivos o más repelentes. Hay más y sobre las que quizás tenemos una influencia mayor, como nuestra actitud o nuestra personalidad.

Imágenes cortesía de Antonio Mora


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