¿Por qué es casi imposible olvidar un gran amor?
Estudios científicos han descubierto que las relaciones de amor intensas, generan en nuestro cerebro una especie de “raíces o “anclas”, que de manera recurrente mantienen activos nuestros recuerdos. Dichos estudios, nombran la existencia de un circuito neurológico que graba con mayor intensidad, los recuerdos dotados de más carga emocional. Por eso, nos es muy difícil olvidar un gran amor.
Según los especialistas, quedarse solo tras una relación, no ayuda ni beneficia a superar el final de la misma. La soledad o la sustitución de la misma con una pareja nueva, no evita que nuestro cerebro siga repitiendo recuerdos. Los neurólogos catalogan con el nombre de “conflicto cerebral” a esta situación (la relación finaliza pero nuestra mente sigue emitiendo imágenes y sensaciones corporales).
“Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidar es difícil para el que tiene corazón”
-Gabriel García Márquez-
Nuestro cerebro y la dificultad de olvidar un gran amor
En nuestro cerebro existen dos estructuras en el lóbulo temporal. Una de ellas denominada hipocampo donde encontrarnos la memoria declarativa y de fijación, y la otra llamada amígdala, que contiene la memoria emocional.
Digamos para entenderlo con sencillez, que para que la información declarativa se distribuya a nivel cerebral, tiene obligatoriamente que existir un contexto emocional, (como ejemplo podríamos poner una situación vivida con gran amor) es entonces cuando la amígdala detecta ese contexto de emociones y genera el envío de neurotransmisores al hipocampo, incorporándose así en nuestra memoria como un fenómeno de fijación.
Este suceso explica el por qué aún después de un tiempo largo, las sensaciones y recuerdos regresan con tanta frescura a nuestro cuerpo. La amígdala envía descargas emocionales de manera involuntaria, como las palpitaciones, los sudores, mareos, etc.
“No importa si no aprendiste a olvidar, lo importante es aprender a superar”
-Anónimo-
Cuanto mayor sea la cantidad o calidad que nuestro cerebro grabo en esa situación de afecto, mayor va a ser la grabación de datos en esa amígdala y mayor será las sensaciones que enviará de manera continuada. Es frecuente coincidir con una ex pareja, o relación pasado un año, y aun así, sentir como se desencadenan un sin fin de recuerdos tan reales como si hubiese pasado desde la ruptura tan sólo un día.
¿El tiempo lo cura todo?
El tiempo nos ayuda a olvidar un gran amor porque las conexiones cerebrales van disminuyendo en intensidad. Los neurotransmisores van perdiendo potencia y esto implica que los recuerdos vinculados a las personas importantes, también pierden fuerza.
Efectivamente, el tiempo cura cualquier dolor, incluido el dolor por amor. Cuando una relación enferma, sólo nos queda enredarnos en un círculo vicioso de peleas, celos, caprichos, gritos, y sufrimiento. No merece la pena sufrir de manera interminable por amor.
Necesitamos hacer el duelo correspondiente y emprender viaje de desapego, no añorar el pasado, orientar nuestra cabeza hacia el futuro y esperar a que pase el tiempo. Tenemos que poner todo de nuestra parte para mirar hacia adelante sin quedarnos en el pasado. Pues, en ocasiones, resulta un trampa difícil de superar.
En realidad, lo que cura también es nuestra actitud. Porque olvidar a un gran amor puede que sea imposible, pero lo que no es imposible es superarlo y seguir con nuestra vida. Ha sido una experiencia, una parte de nuestra vida de la que hemos aprendido, pero que no forma parte de nuestro presente.
“Cuando te sientas dolorido, mira de nuevo en tu corazón y deberías ver que estás llorando por lo que un día fue tu gran disfrute”
-Kahlil Gibran-
Olvidar un gran amor es complicado. Tenemos que tener en cuenta que debemos pasar por un duelo. Una serie de fases que superadas con éxito nos ayudarán a seguir hacia delante, dejando atrás lo que un tiempo fue, pero que ahora ya no es. Quizás sea más inteligente aprender en vez de esforzarnos pro olvidar un gran amor. Al fin y al cabo es lo más enriquecedor de todas las experiencias que vivimos.