¿Qué es la psicocosmética?
Muchas personas usamos la cosmética a diario para cuidarnos y vernos mejor. El objetivo es mimar la piel, el cabello, el cuerpo, etc. Esto ayuda a que nos sintamos un poco mejor. A raíz de todo y, también como estrategia de marketing para algunos, nace la psicocosmética.
La psicocosmética sería el concepto para referirse a la cosmética tradicional, pero con los beneficios de los últimos avances en este sector. Digamos que, en la actualidad, estos avances están orientados a la consecución de un bienestar armónico. Por ello, los defensores de la psicocosmética plantean que existe una clara relación entre piel y cerebro.
Pero, ¿qué más sabemos de la psicocosmética? ¿Es correcta esta nomenclatura? ¿Qué nos proporcionan estos productos: placer o emoción? Hablamos de todo ello a través de la opinión de algunos expertos.
¿Qué es la psicocosmética?
Según un estudio de Martínez-González (2015), la cosmética (o dermatología estética) es aquella parte de la dermatología que se ocupa del cuidado de la piel, como parte de la belleza y la imagen de una persona. Se puede definir también como una ‘técnica de fabricación y empleo de sustancias o productos cosméticos’.
Los productos cosméticos pueden ser muy variados. Así, pueden ir desde perfumes hasta maquillaje, cremas para la piel y el cuerpo, colorantes, champús, suavizantes, etc.
Su objetivo: embellecer
El objetivo de la cosmética es aplicar preparados para preservar o embellecer diferentes zonas del cuerpo: la piel en general, el rostro, el cabello… Como dato curioso, se sabe que en los pueblos primitivos los cosméticos tenían un carácter mágico.
Tradicionalmente, la cosmética ha estado orientada a la estética, a la belleza, al maquillaje y a la salud de la piel. Sin embargo, en la actualidad ya se habla de un nuevo concepto de la misma: la psicocosmética o neurocosmética.
A través de sus productos, se busca favorecer la conexión entre la piel y el cerebro. ¿Cómo? A través de las hormonas que segregamos a partir de la reacción emocional a estos productos.
En definitiva, con psicocosmética nos referimos a aquellos ítems de la belleza que sirven para proteger y cuidar nuestra piel. Pero también es útil a la hora de proporcionarnos una sensación de bienestar a través de la conexión entre el cerebro y la piel.
Productos que estimulan los sentidos
En la actualidad, hay laboratorios que ya trabajan la psicocosmética. Crean productos con ingredientes psicoactivos que aumentan o inhiben la liberación de neuromediadores cutáneos.
Según estos laboratorios, estos principios o sustancias podrían estimular las emociones a través de sentidos como la vista, el tacto o el olfato. Esperança Figuerola, responsable de I+D en uno de estos laboratorios, remarca los beneficios de la psicocosmética a la hora de fomentar emociones positivas. Y lo hace así:
“La neurocosmética o psicocosmética puede generar bienestar porque contiene componentes que promueven la segregación de betaendorfinas -que hacen que la piel sea más elástica- e inhiben el cortisol -que hace que la piel sea más vulnerable o esté deshidratada-, […] y todo ello aprovechando el vínculo entre cerebro y piel, vinculado con nuestras emociones”.
-Esperança Figuerola-
Los expertos opinan sobre la psicocosmética
Algunos expertos en salud mental afirman que la conexión entre la piel y el cerebro existe, y que estos órganos irían de la mano. Así, las emociones podrían tener una repercusión en la piel.
Sin embargo, los psicólogos advierten lo siguiente: las verdaderas emociones positivas van más allá de las sensaciones de placer proporcionadas por los cosméticos. Además, afirman también que no debería aplicarse el término “neuro” o “psico” a la cosmética, ya que en ese caso todas las actividades que tienen relación con las emociones o con las hormonas podrían denominarse también así.
De esta forma, dicha nomenclatura no sería para algunos más que una estrategia de marketing, pero no reflejaría ni mucho menos la realidad. Es por ello que debemos usar el concepto con precaución.
La influencia de la cosmética y la cirugía estética en la salud mental
Yendo un poco más allá de la psicocosmética, nos encontramos también con la cirugía estética, que ya implica una intervención quirúrgica para cambiar determinados rasgos del rostro o el cuerpo con el deseo de “mejorar” o “verse mejor”.
En relación a ella, un estudio del 2011 de Von Soest et al., desarrollado por la Universidad de Cambridge y publicado en la Cambridge University Press afirma que existe información limitada sobre los efectos psicológicos de la cirugía estética.
Así, en línea con los resultados del estudio, se podría decir que cuando existen síntomas de salud mental previos a la cirugía, estos no tienen por qué desaparecer después debido a ella.
Por otro lado y, centrándonos ahora en la cosmética en general (o tradicional), según un estudio de Echarte (2009), en la actualidad ni psiquiatras ni progenitores de jóvenes que deciden acudir a la cosmética conocen con seguridad el impacto que esta tendrá en ellos y ellas.
Sin embargo, no todos afirman lo mismo. De hecho, el estudio de Martínez-González (2015), ya mencionado, sugiere que la dermatología estética o cosmética, tiene un gran potencial a la hora de mejorar el bienestar de las personas.
¿Qué nos proporciona la psicocosmética?
Ahora bien, ¿qué proporciona realmente la psicocosmética? ¿Placer o emoción?
¿Placer corporal y sensorial al oler una buena crema e hidratar nuestra piel o emoción positiva por sentirnos bien? Vamos a aclarar un poco más esto.
¿Un término correcto?
Seguramente, los cosméticos pueden proporcionarnos tanto placer como emoción. Sin embargo, ¿es esto suficiente para utilizar el concepto de “psicocosmética”? Seguramente no.
La realidad es que la cosmética puede contribuir a mejorar nuestro bienestar, pero no se puede equiparar a la psicoterapia, por ejemplo, donde el uso del prefijo psico sí estaría justificado por razones obvias. Además, este concepto se está empleando en la actualidad para hablar de cosméticos de toda la vida y así simplemente remarcar los beneficios explicados.
Es decir que, para muchos, sobre todo los profesionales de la salud mental, la psicocosmética es la cosmética de siempre, pero con matices. Así, el concepto se usa para remarcar la conexión entre piel y cerebro y los beneficios de invertir en nuestro autocuidado.
Como hemos visto, la psicocosmética pone el foco de las emociones a través del autocuidado y la belleza. Está claro que la estimulación de nuestros sentidos (olfato, gusto, vista…) puede tener un impacto (positivo) en nuestro estado de ánimo, aunque debemos usar este concepto con precaución.
Que una crema nos haga sentir mejor no significa que sea una herramienta terapéutica. Sin embargo, también es cierto que el autocuidado forma parte de las estrategias que benefician nuestra salud emocional. Como vemos, las opiniones sobre la psicocosmética son diversas, y ¡el debate está servido!
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- Branden, N. (2001). La psicología de la autoestima. México: Paidós.
- Echarte Alonso, L.E. (2009). Psicofarmacología terapéutica y cosmética. Riesgos y límites. Cuadernos de Bioética, 20(2): 211-230.
- Martínez-González, M.C. (2015). Percepción de la población general sobre la dermatología estética y su contribución al bienestar emocional. Facultad de Medicina, tesis doctoral.
- REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.4 en línea]. <https://dle.rae.es>
- Von Soest, T. Kvalem, I.L. & Wichstrøm, L. (2011). Predictors of cosmetic surgery and its effects on psychological factors and mental health: a population-based follow-up study among Norwegian females. Cambridge University Press.