¿Puede un bebé adaptar su comportamiento a los adultos?
Si atendemos a la frase de la escritora Barbara Christine Seifert, que dice que “un bebé es un cheque en blanco para la raza humana”, ¿cómo es posible que un estudio muestre que un infante de pocos meses es capaz de adaptar su comportamiento al de los adultos?
Por increíble que parezca, parece ser que un niño con tan solo 15 meses de edad es capaz de adaptarse a las circunstancias de los adultos que le rodean. Es decir, que un bebé tiene suficiente inteligencia para entender actitudes humanas y actuar en consecuencia.
Esta singularidad se presenta con mayor presencia en aquellos niños que viven en junto a adultos irascibles. Para que no se enfaden, prefieren evitar el problema. Así pues, el bebé actúa con mayor generosidad. Si la persona mayor le pide un juguete, el chico se lo dará con facilidad para prevenir situaciones desagradables.
Los estudios de referencia
Para demostrar esta nueva y singular teoría, se han llevado a cabo una serie de estudios realizados por científicos del Instituto de Ciencias del Cerebro y del Aprendizaje e investigadores de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos.
En ambas investigaciones se concluye con la capacidad de adaptación de un bebé a su propio contexto social, especialmente si la agresividad forma parte del mismo. Es decir, que el niño es capaz de articular respuestas inteligentes y adaptativas a los diferentes entornos.
Según han enunciado los científicos autores del estudio, los bebés han demostrado una alta capacidad para realizar juicios rápidos sobre el adulto, especialmente en aquellos con propensión a la ira. Esta labor la hacen con gran diligencia, mayor a la imaginada y les ayuda a salvaguardarse en entornos más seguros.
A estas conclusiones se llegan tras un experimento entre 270 bebés de 15 meses, entre los que se mezclaron niños y niñas sentados en los regazos de sus padres. En esa situación se medía la facilidad con que los chicos compartían juguetes o imitaban las acciones del adulto.
Actitud de un bebé ante la ira
A lo largo de la experimentación, descubrieron que la actitud de un bebé ante la ira resultaba singular. Una vez que el pequeño detectaba la forma de comportarse del adulto, no olvidaba el hecho, adoptando novedosos enfoques dirigidos hacia la prevención de situaciones de riesgo.
Es más, según han avanzado en las investigaciones, los científicos han descubierto que los bebés son capaces de actuar con gestos de apaciguamiento ante adultos coléricos, tratando de recuperar una situación más neutra y segura para el niño.
A lo largo de los experimentos que salpicaron los diferentes estudios, los bebés renunciaban a sus juguetes con excelsa facilidad ante un adulto en actitud de enfado, irascible o colérica. Se podría decir que el niño era quien actuaba de forma conciliadora, adoptando el papel de la persona mayor.
Según las conclusiones obtenidas, un bebé suele actuar en sintonía con la ira de las personas. Es más, incluso han llegado a adoptar la expresión detective de emociones para referirse a los niños, pues ellos son capaces de detectarlas, interpretarlas y memorizarlas para prevenir y actuar en futuras situaciones.
“Tomar la decisión de tener un bebe es decidir tener tu corazón andando fuera de tu cuerpo para siempre”
-Elizabeth Stone-
Importancia del estudio
Para los adultos, conocer los resultados de este estudio es importante. Gracias a ello, ahora sabemos que nuestros bebés son capaces de adaptarse a nuestra actitud y actuar en consecuencia según el estado de ánimo de un profesor, padre o persona mayor.
No obstante, no se debe tratar de sacar ventaja de esta información. Al saber que pedir un juguete a un bebé de forma colérica ofrecerá buenos resultados de cara al objetivo inmediato, no es una actividad que se debe repetir constantemente en el tiempo.
Hay que recordar que los niños que se crían en entornos irascibles terminan por desarrollar afecciones psicológicas graves, pues estas situaciones atacan directamente a la seguridad en si mismos y a su capacidad de entender el entorno, sentirse queridos y protegidos e interiorizar sus aprendizajes de forma correcta.
“Tengo un monumento en este mundo, es mi hijo”
-Maya Angelou-
No obstante, es sorprendente conocer la enorme inteligencia emocional que posee un bebé. Ellos son capaces de aprender de nosotros e incluso saber más sobre nuestras actitudes y aptitudes que uno mismo. Nuestros pequeños son un maravilloso tesoro.