¿Qué es el efecto halo?

¿Qué es el efecto halo?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 06 abril, 2022

El efecto halo es uno de los sesgos cognitivos más conocidos de la psicología y que podemos observar con frecuencia en la vida cotidiana. Este término fue acuñado en 1920 por el psicólogo Edward L. Thorndike a partir de sus investigaciones con el ejército, cuando observó que los oficiales atribuían una valoración positiva en ellos partiendo a menudo de una sola característica, de un solo rasgo observado. O por el contrario, atribuían características generales negativas cuando vieron en sus superiores una cualidad no tan adecuada en un momento dado.

El efecto halo consiste en la realización de una generalización errónea a partir de una sola característica o cualidad de un objeto o de una persona. Es decir, realizamos un juicio previo a partir del cual generalizamos el resto de características. Si lo pensamos bien este tipo de sesgo es algo que aplicamos muy a menudo casi sin darnos cuenta. Lo hacemos cuando vemos, por ejemplo a alguien atractivo y asumimos (de forma inconsciente) que también su personalidad nos resultará igual de agradable.

Sin embargo, lo bello no siempre es bueno ni un solo rasgo es suficiente para trazar una idea general y absoluta sobre una persona o dimensión. El efecto halo nos lleva a inferir características a partir de muy poca información, es decir, presuponemos, valoramos e incluso llegamos a concluir determinados datos sin saber lo peligroso que puede resultar en ocasiones algo así.

“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.”

-Nicolás Maquiavelo-

El efecto halo en la vida cotidiana

 Daniel Kahneman es un reconocido psicólogo que trabajó y estudió de forma detallada el fenómeno del efecto halo. Así, en su libro “Pensar rápido, pensar despacio” nos señala cómo este sesgo forma parte de cualquier ámbito de nuestra vida. Por ejemplo, si alguien es muy guapo o atractivo le atribuimos otra serie de características positivas sin haber comprobado si las tiene o no, como que es inteligente, seductora o agradable. O, al contrario, si alguien nos parece feo, podemos pensar que será una persona aburrida y poco amigable.

Aún más, también los profesores tienen según el profesor Kahneman sus alumnos preferidos. Aquellos que suelen sacar mejores notas reciben por término medio un trato más benevolente que quienes tienen más dificultades o sacan peores resultados. Este hecho es tan evidente que muchas universidades han establecido por ejemplo, medidas para prevenir el efecto halo.

Una de ellas es la Universidad de Nueva Inglaterra, en Australia, donde realizaron un estudio para ver si las calificaciones de los alumnos por parte de sus profesores estaban mediadas o no por este sesgo cognitivo. A día de hoy cuentan con adecuadas estrategias para que la valoración sea siempre lo más neutral posible. Todo ello nos obliga a concluir con un hecho muy simple. Las personas emitimos juicios de valor de forma habitual.

Lo hacemos eso sí, sin la mala intención. No buscamos etiquetar ni juzgar a la ligera pero lo hacemos por un hecho del que tampoco somos siempre conscientes: nuestro cerebro necesita hacerse una rápida idea sobre aquello que le rodea. Quiere saber de qué o quién puede fiarse, quién le ofrece seguridad y de qué es mejor mantener distancia. De ahí que le baste a menudo una sola característica para hacer una inferencia general (y a menudo poco acertada).

Hombre con efecto halo

Asimismo, podemos observar el efecto halo cuando sabemos a qué se dedica una persona en su trabajo, categorizándolo según sea médico, carpintero o recepcionista. Incluso en marketing esta técnica es muy usada como estrategia para mejorar la imagen de algunos productos y posicionar mejor una marca en el mercado.

También podemos ser conscientes del efecto halo en las entrevistas de trabajo, refiriéndose al sesgo de que un entrevistador al ver un rasgo positivo en el entrevistado, pase por alto los rasgos negativos o los preste menos atención, o viceversa.

“Las apariencias engañan la mayoría de las veces; no siempre hay que juzgar por lo que se ve.”

-Molière-

Los experimentos de Nisbett y Willson

Nisbett y Willson realizaron posteriormente a Thorndike un experimento en la Universidad de Michigan con dos grupos de estudiantes (118 en total). A cada grupo se le mostró un vídeo de un profesor en clase, el mismo para ambos grupos.

Se diferenciaba en su forma de comportarse, en uno de los vídeos el profesor era cordial y afable, y en el otro se mostraba autoritario e imperativo. Es decir, en un vídeo se mostraba al docente con cualidades positivas y en otro con cualidades negativas. Posteriormente se pidió a cada uno de los grupos que describieran el aspecto físico del profesor. Y aquí, es donde viene lo más curioso de este experimento.

Hombre autoritario

Los resultados del experimento

Aquellos estudiantes que vieron la faceta positiva del profesor lo describieron como una persona simpática y atractiva. Mientras, aquellos que observaron la faceta negativa lo calificaron con adjetivos poco favorecedores. Pero fue más allá el asunto, ya que a continuación se les preguntó a los estudiantes si pensaban que la actitud del profesor podía haber influido en su evaluación del aspecto físico, respondiendo todos con un “no” rotundo, y argumentando que sus juicios eran totalmente objetivos.

En resumen, esto refleja la realidad del efecto halo y qué poco sabemos sobre qué es lo que influencia nuestra evaluación de las personas y nuestro entorno. Es así porque aunque creamos que realizamos juicios objetivos, puede que no lo sean tanto, apoyando quizá esa afirmación que tantas veces oímos que la primera impresión es lo que cuenta. Aun así, no siempre sucede este fenómeno, en otras situaciones algunas variables como el contexto o el afecto, también pueden ejercer cierta influencia.

“Es propio de un espíritu fuerte profundizar los asuntos que trata, y no dejarse sorprender por las apariencias.”

-Eugenio Espejo-

Imagen cortesía de f_antolin


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  • Rosenzweig M. Phillip (2014)  
  • The Halo Effect… and the Eight Other Business Delusions That Deceive Managers. (Free Press)

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