¿Qué es el síndrome Frankenstein?
El síndrome Frankenstein hace referencia al temor de que las creaciones llevadas a cabo por el ser humano se vuelvan en su contra, destruyendo la humanidad. La novela de Mary Shelley, publicada en 1818, recoge esa inquietud. “Tú eres mi creador, pero yo soy tu señor” le dice el monstruo a Víctor Frankenstein al final de la obra. Su engendro acaba volviéndose contra él y destruyéndolo.
Frankenstein, personaje literario, es considerado el monstruo que sólo heredó de su creador el apellido. Creado de retazos de cuerpos humanos, nació contra su voluntad, sin un útero que lo engendrase, pero asumió su existencia e intentó vivir en un mundo que le rechazó. De ahí el contexto del Síndrome Frankenstein.
“Si decides hacer solo las cosas que sabes que van a funcionar, dejarás un montón de oportunidades encima de la mesa“.
-Jeff Bezos-
Síndrome Frankenstein, cuando nuestra creación se rebela
Este síndrome está relacionado obviamente con la novela de Shelley, donde el doctor quiso emular al creador, “jugar a ser Dios”, de manera que sus aspiraciones iniciales se desviaron hacia objetivos que iban más allá de mantener y cuidar la vida. El nombre del doctor es hoy un símbolo de ciencia desviada de sus objetivos al pisar terrenos resbaladizos que pueden atentar contra el ser humano y la continuidad de la vida tal y como la conocemos.
Para nadie es un secreto que el desarrollo digital, la manipulación genética y la clonación han logrado un progreso exponencial en las últimas décadas. Aun cuando la sociedad se ve más y más familiarizada con todos estos cambios y avances, resulta difícil asimilar los cambios continuos y las posibilidades que nos deparará el futuro.
Lo nuevo puede generar rechazo, especialmente cuando afecta directamente al ser humano. La existencia de una tecnología capaz de modificar la herencia de los seres vivos a muchos les parece abominable en el sentido ideológico y genera incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir con estas creaciones en el futuro.
“El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro“.
-Anónimo-
La clonación, uno de los puntos del partida del síndrome Frankenstein
La clonación de la oveja Dolly hizo que en la sociedad se abriera el debate sobre la posibilidad de clonar personas. Desde el nivel técnico, se piensa que sí se puede hacer, aunque cabe destacar que la cuestión ética está presente. Cuando hablamos de clonación humana, son casi infinitos los debates éticos que se pueden abrir. El primer experimento de clonación de embriones humanos suscitó un rechazo por parte de instancias políticas y religiosas de todo el mundo.
Sin embargo, sus autores defendieron el avance científico al asegurar que no es para crear un ser humano, sino con “fines terapéuticos”. La clonación terapéutica cuenta con el apoyo de la mayor parte de la comunidad científica internacional, que confía en que este será un tratamiento potencial contra enfermedades crónicas, como el cáncer, alzheimer, parkinson o diabetes, entre otras.
La manipulación genética
La genética es una de las ciencias que más ha avanzado en los últimos años. Los expertos en evolución y genética insisten en la necesidad de diferenciar entre la manipulación genética en función del fin que persiga: la que se haría con el objetivo de curar o prevenir enfermedades y la que tendría como fin “mejorar la especie humana”.
Es obvio que, como cualquier tecnología, la manipulación genética no carece de peligros. Sin embargo, lo cierto es que las modificaciones genéticas practicadas en buen número de especies, humanos incluidos, están casi siempre pensadas para mejorar nuestra calidad de vida minimizando riesgos: se combaten enfermedades, se consiguen alimentos o productos necesarios o se mejora el conocimiento científico.
Los avances tecnológicos, el temor del síndrome Frankenstein
La tecnofobia nos refiere términos tan temidos como la guerra cibernética, máquinas que se apoderan de nuestras vidas, falta de privacidad por las redes sociales, etc. El temor a los cambios es muy humano, nos acostumbramos a vivir de una manera y de repente nos cambian o cambian las reglas, pero en realidad el ser humano se adapta una y otra vez a los cambios.
Los avances tecnológicos forman parte indispensable de nuestras vidas. Claro que también tenemos que reconocer que esos avances no siempre son perfectos. De hecho, en ocasiones el temor ante las posibilidades que se nos abren está justificado, ya que nunca sabemos en manos de quién y para qué puede servir el nuevo poder conquistado. Sin embargo, de ese temor al síndrome Frankenstein hay una gran distancia.
“Sé que parece que el mundo se está desmoronando, pero en realidad es una gran época para volvernos un poco locos, seguir nuestra curiosidad y ser ambiciosos. No abandonéis vuestros sueños. ¡El mundo os necesita!”
-Larry Page-