¿Qué pasa con la emocionalidad de los hombres?

Es momento de romper un estereotipo de género más: los hombres pueden ser tan emocionales como las mujeres. El problema está en la sociedad, que los sanciona más a ellos por expresar sentimientos y mostrar su vulnerabilidad.
¿Qué pasa con la emocionalidad de los hombres?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 19 julio, 2022

Sensibles, empáticos, vulnerables y hasta sentimentales. En efecto, los hombres son tan emocionales como las mujeres; sin embargo, durante mucho tiempo se ha asumido que este territorio era exclusivo de lo femenino. Las emociones y su expresividad eran, hasta hace poco, símbolo inequívoco de debilidad, e incluso de «histerismo».

Los estereotipos de género han sido siempre motivadores tradicionales de discriminación, abonando a su vez el terreno para ciertas ideas que después pueden ser complicadas de rebatir. Llevamos siglos asumiendo que masculinidad es sinónimo de fortaleza, contención, resolución y valentía. Lo femenino, en cambio, ha estado asociado a esa fragilidad derivada de una emocionalidad a flor de piel. Algo que invalida y que revela inestabilidad.

Afortunadamente, la ciencia está de nuestra parte y nos aporta pruebas de lo caduco y erróneo de estos enfoques. Un estudio publicado en la revista Nature nos aporta datos tan interesantes como reveladores al respecto de este tema. Profundicemos en ellos.

Los hombres pueden, incluso, sufrir mucho más que las mujeres en las rupturas afectivas.

imagen simbolizando que los hombres son tan emocionales como las mujeres
Debemos normalizar que los hombres puedan expresar sus emociones abiertamente sin ser señalados como débiles por ello.

Más allá de las hormonas: los hombres son tan emocionales como las mujeres

Esta idea fue abordada en un estudio que se llevó a cabo en la Universidad de Michigan y la Universidad de Purdue, en Estados Unidos. Lo que hicieron los investigadores es rastrear y analizar las emociones de 142 hombres y 142 mujeres a lo largo de 75 días. Se les planteaba cuestionarios en línea para monitorear, de manera privada, cómo se sentían a lo largo de cada jornada.

Ese seguimiento diario en el que cada persona registraba su estado de ánimo facilitó obtener datos sobre la estabilidad y las fluctuaciones emocionales de ambos géneros. Los resultados que obtuvieron fueron muy reveladores.

¿Qué sucede con las hormonas femeninas y las emociones?

Este es el primer factor de interés. Para la investigación, seleccionaron un grupo de mujeres y las dividieron atendiendo a si utilizaban anticonceptivos orales o no. Lo que pudieron ver es que las hormonas ováricas no influyen de manera significativa en la amplitud de las oscilaciones que se pueden producir en el estado de ánimo.

El periodo asociado al síndrome premenstrual o la menstruación no corrió, de manera sistemática, al aumento de la variabilidad emocional. Por término medio, hay una emotividad que está bajo control. Este dato es más importante de lo que parece a simple vista. Un ejemplo: a lo largo del siglo XX, las mujeres han sido excluidas de muchos procesos de investigación por este motivo, que en realidad, a la luz de este estudio, no lo sería.

La exclusión se basaba en la idea de que las fluctuaciones de las hormonas hacían que las mujeres fueran imprevisibles. Se prefería modelos experimentales masculinos al considerarlos más seguros y fiables biológicamente. Ahora, esto podría cambiar.

La ciencia no ha encontrado una base biológica para los estereotipos emocionales.

Los hombres son tan emocionales como las mujeres (a veces, incluso más)

A día de hoy, no se ha encontrado una base biológica que avale el mito de que el género femenino es más sensibles y emotivo que el masculino. Según el estudio publicado en la revista Nature y dirigido por la doctora Adriene Beltz, los hombres son tan emocionales como las mujeres. No hay, por tanto, diferencias significativas.

Es más, investigaciones como las realizadas en la Universidad de Lancaster, nos demuestran algo interesante. Por término medio, los hombres manejan mucho peor las rupturas afectivas, e incluso expresan mayores sentimientos de angustia y tristeza. Esa emotividad más profunda se traduce a menudo en un peor manejo de estos estados y en un riesgo mayor de sufrir ansiedad, depresión, etc.

Por lo general, se ha educado a los hombres en la necesidad de reprimir sus sentimientos, y esto hace que tengan peores recursos para regular las emociones de valencia negativa.

Las sociedades patriarcales y la represión emocional en los hombres

Los chicos no lloran. Este mensaje es un eco mental para muchos hombres. Sobre todo, esas generaciones anteriores a los millennials. Las lágrimas y la emotividad pertenecen al sexo débil, es decir, a la mujer, ellas a quienes se les permite expresar lo que sienten, no sin calificarlas a veces de blandas o incluso histéricas.

En efecto, los prejuicios asociados al género, tan arraigados en la sociedad patriarcal, han vetado tradicionalmente al género masculino de muchas maneras. Una de ellas, la más clásica, está en la imposibilidad de expresar lo que sienten. Actos como llorar, mostrarse vulnerables, demostrar pasión o sensibilidad, son ejercicios que requieren de una adecuada y necesaria contención.

Esa socialización orientada a reprimir emociones, se traduce, en muchos casos, en una nula alfabetización en esta materia. Es obvio que experimentan tristeza, felicidad, angustia, esperanza y alegría del mismo modo que las mujeres. Pero están obligados a ser comedidos, a disimular lo que duele, a contener lo que sienten. A dejar dentro lo que debería expresarse fuera.

imagen simbolizando que los hombres son tan emocionales como las mujeres
Nuestras emociones, tanto las de los hombres como las de las mujeres, fluctúan día a día. Esa es una parte importante del ser humano.

Normalicemos la expresión de las emociones más allá de los géneros

Ni la estabilidad emocional es un rasgo de los hombres, ni las fluctuaciones del género femenino. Todos somos seres emocionales con sus altibajos puntuales. Cada uno de nosotros somos personas que procesan la realidad a través del filtro de lo emocional, y que reaccionan ante los estímulos a través de este canal. Unos mejor y otros peor.

Ningún género es más emocional que el otro. El problema está en la represión, en la educación disfuncional y en los propios estereotipos de género que nos siguen moldeando por completo. Es momento de desmantelar muchas de esas caducas ideas para adquirir una mejor competencia en esta materia. Porque quien es hábil en el arte de las emociones, es hábil en el viaje de la vida.


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