Reflexiones filosóficas sobre la muerte y la vida después de ella

¿Qué es la muerte? ¿Por qué pensamos en ella? ¿Por qué esa necesidad de pensar en la vida después de la muerte? Todas estas preguntas interesan a los seres humanos y la filosofía tiene mucho para decir al respecto. Descúbrelo en este artículo
Reflexiones filosóficas sobre la muerte y la vida después de ella
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Escrito por Jennifer Rojas

Última actualización: 14 septiembre, 2023

Desde los pensadores griegos hasta la actualidad, las reflexiones filosóficas sobre la muerte y la vida después de ella resaltan entre los temas más antiguos y persistentes de esta disciplina.

Es un hecho conocido que las religiones consideran a la vida más allá del perecer. Esto significa que existiría un estado paradisíaco que trasciende a la condición humana. De la misma manera, la filosofía razona sobre este estado de inmortalidad y eternidad, pero desde otra perspectiva. ¡Descubrámosla!

¿Qué nos dice la filosofía sobre la muerte?

Para los filósofos, la pregunta por la muerte humana siempre involucra la cuestión por el alma. En su artículo para Society, Nikos Kokosalakis apunta que las reflexiones filosóficas manifiestan desde sus inicios a los seres humanos como un compuesto de cuerpo y alma o espíritu.

El alma, en esta rama, tiene una dimensión cuasi religiosa. Algunos pensadores sostienen que por medio de ella podemos conocer y apartarnos de lo mundano, que no nos proporciona ningún beneficio espiritual. En los apartados que siguen, indagaremos las posiciones filosóficas más importantes sobre este tema.



Alma y cuerpo: la muerte según Platón

Platón fue quizás unos de los primeros filósofos que se preocupó por reflexionar sobre la muerte. De acuerdo con sus postulados, el ser humano está compuesto por cuerpo y alma. Y esta última es de origen divino e inmortal, es decir, perdura a través del tiempo.

Por otra parte, el cuerpo es mortal y es considerado como una cárcel para el alma. En este sentido, la muerte es un proceso a través del cual el alma se libera de las ataduras del cuerpo.

En esta concepción platónica, la muerte es negada, sostiene un artículo en la Revista de Treball Social. Es así porque en realidad lo único que perece es el cuerpo, que no tiene valor alguno según esta visión.

En cambio, la muerte es vida para el alma, en la medida en que puede liberarse y aspirar a una vida mejor. Por este motivo, hay un especial llamado a cuidar el alma, a través del conocimiento y la adquisición de virtudes en la vida cotidiana.

Aristóteles y sus concepción de cuerpo, alma y materia

Para Aristóteles, todos los seres vivos están compuestos de cuerpo, alma y materia. Si bien tanto plantas, como animales y humanos poseemos un alma, hay una particularidad de ella en el hombre.

Además de ser la responsable de la nutrición y el sentir, el alma humana tiene la función de conocer. Es decir, que es usada para la actividad mental o del pensamiento. Sin embargo, también tiene una parte poética y creativa que es la propiedad más importante del alma. Esta parte es inmaterial, inmortal y eterna.

Por lo tanto, la muerte para Aristóteles es el fin de la vida biológica tal cual la conocemos; este proceso representa la separación definitiva del cuerpo y del alma. Esta sobrevive a la muerte como una entidad racional, ya que, como dijimos, su función principal es el conocimiento y el pensamiento.

La muerte para Epicuro

Como parte de sus reflexiones filosóficas de la muerte, Epicuro señala que se trata de algo ineludible, no podemos escapar de ella. Más bien, deberíamos aceptarla y considerarla como un acontecimiento de la vida del ser humano.

Pero hay un problema: por lo general tenemos miedo a la muerte. Según el filósofo, eso es absurdo, ya que mientras estamos vivos, la muerte no existe; por este motivo, nos da tres consejos para dejar de temerle:

  • Priorizar y discriminar proyectos.
  • Recordar a diario que hemos de morir.
  • Tener claro qué necesitamos en todo momento.

¿Qué quiere decir con esto? Recordando siempre la muerte, podremos acostumbrarnos a ella. Por otro lado, estar atentos a nuestras necesidades genera que nos centremos en el presente y dejemos el futuro de lado. De igual modo, distinguir y priorizar proyectos de vida nos focaliza en la actualidad.

«El más espantoso de los males, la muerte, nada es para nosotros, puesto que mientras nosotros somos, la muerte no está presente, y, cuando la muerte está presente, entonces no existimos».

~ Epicuro ~

Séneca y sus reflexiones filosóficas sobre la muerte

Para Séneca, la muerte es uno de los pocos acontecimientos que podemos esperar con certeza. Desde esta visión, debemos aceptarla con resignación e incluso con placer, pues disfrutaríamos de la vida sin temores. Porque si no nos preocupamos por nuestra condición mortal, gozaremos el presente de forma más intensa.

El filósofo resalta que la muerte dignifica a los seres humanos, en la medida en que ella representa el fin de una vida vivida. Según esto, una persona que sufre pesares y males, no se resigna a vivir porque no le gusta la vida, sino más bien porque vivir en malas condiciones no es una vida digna de ser vivida.

La experiencia de la muerte según Spinoza

Como reseña Steven Nadler en su artículo Spinoza’s guide to life and death, el sujeto cuyos pensamientos y acciones están bajo la tutela de la razón, no de la pasión, no vive su vida pensando en la muerte.

No lo hace, entre otras cosas, porque sabe que no hay nada más allá. No hay cielo o infierno, no hay dolor ni salvación. Al no existir nada, no tiene sentido dedicarle tiempo o angustia a ella.

En este sentido, en Spinoza hay una negación de la inmortalidad. De hecho, se cree que una de las razones por las cuales la comunidad judía lo sometió al herem fue su pensamiento de que el alma muere con el cuerpo. Para él, entonces, solo tiene sentido reflexionar sobre la vida; en especial, en el conocimiento de uno mismo y del lugar que ocupa en la naturaleza.

«El hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría es una meditación no sobre la muerte, sino sobre la vida».

~ Spinoza ~

Vivimos para morir, dice Martin Heidegger

Otra de las reflexiones filosóficas de la muerte es la de Heidegger. Él considera que el ser humano es el único ser vivo consciente de que en algún momento morirá. Es por ello que considera a la muerte como un fenómeno o acontecimiento de la vida.

Su perspectiva apunta, como se analiza en Pacific Science Review B: Humanities and Social Sciences, a que nacemos o somos arrojados al mundo con el fin de morir. Más aún, nuestra única certeza en esta vida es el acontecimiento de la muerte. Con la llegada de esta , la totalidad existencial desaparecerá.

No obstante, Heidegger le otorga a la muerte una característica positiva porque la considera como apropiada. Es decir, el acto de morir nos pertenece si la convertimos en nuestro último y supremo acto de la existencia.

La vida más allá de la muerte

¿Existe la vida más allá de la muerte? Es tal vez una de las preguntas más enigmáticas que tenemos los seres humanos. Nuestra continua preocupación por la muerte nos obliga a considerar la posibilidad de seguir viviendo después de morir ¿Qué dice la filosofía al respecto?

El ser humano, por su condición mortal, tiene ansias de inmortalidad. Para la filosofía, esta existencia eterna tiene que ver con la perdurabilidad del alma o espíritu que sobrepasa los límites de la vida.

¿Para qué nos sirve una explicación como esta? Funciona en nosotros como un mecanismo de defensa ante el temor y angustia que nos genera la muerte. Así, buscamos darle algún sentido o justificación que nos permita soportar este suceso ineludible.



Apreciar la vida y afrontar la muerte con serenidad

Pensar en la muerte y la vida en relación con ella es un acto más que realizamos los seres humanos para comprendernos mejor. A través de estas reflexiones, aprendemos a apreciar la vida y afrontar la muerte con más serenidad y sabiduría.

Sin embargo, no hay que obsesionarnos con esto. Lo importante es cómo vivimos nuestras vidas presentes. Pensar a la muerte desde esta perspectiva sirve para centrarnos en el ahora, que es lo único que tenemos.


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