La regla de los dos minutos para dejar de postergar
¿Llevas una época siendo cautivo de la trampa de la procrastinación? ¿Tu bandeja de tareas pendientes está casi colapsada? Es más… ¿Te sientes mal contigo mismo porque estás retrasando en exceso ciertas obligaciones? Esta es una sensación muy recurrente en el ser humano. Sin embargo, en ocasiones, esa demora asfixiante llega a cuotas casi problemáticas.
Lo cierto es que el hecho de postergar una actividad no siempre tiene que ver con la propia pereza, sino más bien con querer eludir las emociones negativas asociadas a dicha tarea. Por ejemplo, lo sabe quien debería ponerse de una vez con ese proyecto laboral o académico tan decisivo, pero el miedo al fracaso o a no realizar un buen trabajo, lo paraliza.
También lo sabe la persona que debería empezar sus clases de inglés, estudiar su oposición o sacarse el carnet de conducir y, sin embargo, posterga ese inicio una y mil veces. Esto es así, porque para nuestra desesperación, quien mueve los hilos de la procrastinación es una mente llena de ansiedad e inseguridades.
Si te sientes identificado, te será de gran utilidad una sencilla estrategia.
«Cuando comienzas un nuevo hábito, debería tomar menos de dos minutos hacerlo».
-James Clear-
Así es la regla de los dos minutos para dejar de postergar
Uno de los libros más vendidos en materia de desarrollo personal y productividad es Hábitos atómicos. Su autor, James Clear, es un especialista en la formación de hábitos que adquirió un gran éxito con su blog personal y redes sociales. Así, algo que nos repite con frecuencia es que los grandes cambios parten de las estrategias más simples y elementales; «atómicas», casi…
La regla de los dos minutos para dejar de postergar es una estrategia sencilla desarrollada por Clear, para asentar nuevas habilidades y rutinas. Debido a experiencias personales, este empresario y formador, nos propone comprometernos con nosotros mismos para evitar caer en lo que define como el «valle de las desilusiones».
La mayoría hemos dejado de lado más de un sueño porque no hemos sido capaces de asentar buenos hábitos para alcanzar lo que deseamos. Porque el logro parte de la disciplina, y cuesta ser metódicos y disciplinados cuando estamos atenazados por el miedo al fracaso y la autoexigencia.
Tal y como señala James Clear, para tener éxito debemos poner más atención al método y a las herramientas que al propio objetivo. Veamos ahora, en qué consiste esta estrategia para dejar a un lado la pegajosa procrastinación.
1. Define qué hábito deseas desarrollar
Parece una obviedad, pero definir con claridad qué hábito queremos asentar en nuestro día a día, tiene una importancia nuclear. El hábito es el que nos permite alcanzar un objetivo y es esencial saber identificar el primero con claridad. Pongamos algunos ejemplos:
- Si deseamos aprobar una oposición, lo que necesitamos será asentar una rutina de estudio. Si ansiamos ganar un torneo de tenis, una maratón o una medalla en una competición de natación, integrar unos hábitos de entrenamiento diarios es el punto de partida más decisivo.
Todos tenemos el potencial de generar hábitos a largo plazo venciendo la procrastinación de forma sencilla.
2. Crea un hábito de entrada que dure solo 2 minutos
La regla de los dos minutos para dejar de postergar se basa en crear lo que se conoce como un «hábito de entrada». ¿En qué consiste? Nos preguntaremos. Bien, la clave está en dedicar solo dos minutos a esa tarea que deseamos integrar en nuestras rutinas cotidianas. Puede que algo así nos parezca tan elemental que nos cueste confiar en su eficacia, pero la tiene.
Un estudio de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, nos recuerda algo importante. A las personas nos cuesta alcanzar objetivos a largo plazo porque entran en conflicto con nuestros deseos e impulsos cotidianos (pasar tiempo en el móvil, ver series, quedar con gente, etc.). La mente enseguida se despista y nos cuesta comprometernos en un propósito.
Sin embargo, comprometernos en hábitos de solo dos minutos no nos quita tiempo, es sencillo y puede crear un compromiso cotidiano. James Clear lo describe en su libro del siguiente modo:
- Si tenemos que leer un libro cada noche, empecemos con hacerlo solo durante dos minutos.
- Si debemos hacer yoga, empecemos con solo dos minutos.
- En caso de que deseemos escribir un libro, probemos dedicándole cada día dos minutos.
3. Saltar de lo fácil a lo difícil poco a poco
La clave de la regla de los dos minutos para dejar de postergar nos propone priorizar primero las cosas más pequeñas antes que las más complicadas. También, empezar dedicando un tiempo insignificante a esos hábitos que deseamos normalizar.
El objetivo es doble. Por un lado, se busca que nuestro cerebro se habitúe a dichas tareas, gestionando su energía y la motivación.
En segundo lugar, lograremos sentirnos más seguros reduciendo la carga de la ansiedad. Ganaremos en confianza y en seguridad y no descarrilaremos en nuestro propósito por lograr dicha meta. Así, una vez asentado el hábito de entrada de los dos minutos, iremos aumentando el tiempo de inversión poco a poco, sin prisas.
No pasa nada si durante un mes lo único que hacemos es sacar los libros de nuestra oposición y dejarlos en la mesa. Tampoco si, a la hora de entrenar, nos limitamos solo a ponernos las zapatillas. Día a día y semana a semana, podemos aumentar el tiempo de inversión en dicha tarea, atemperando miedos y dudas para hacer de esa tarea un hábito en el cerebro.
La clave para dejar de postergar es empezar con pequeñas inversiones en la tarea de dos minutos. No más. Estandarizar un hábito nos permitirá ir optimizándolos poco a poco.
Antes de correr, basta con empezar a caminar. Antes de escribir un bestseller, basta con abrir el ordenador. Es cierto, el mundo no se conquista en un día y eso es algo que debemos comprender y asumir. Porque, a menudo, la mente nos presiona en exceso y desea que escalemos una montaña en una tarde.
Tengámoslo claro, para dejar de postergar es necesario activarnos, dar un paso pequeño, sin importar que este sea de lo más insignificante. Bastan dos minutos. Lo más decisivo es seguir avanzando cada día un poco más hasta ritualizarlo, hasta volverlo automático y aumentar ese tiempo de inversión.
Piensa que esa tarea insignificante ya está definiendo el tipo de persona en que deseas convertirte. Es lo que deseas lograr, es tu punto de partida y esa base desde la que tomarás impulso. Por otro lado, si sigues postergando y te pesa en exceso la ansiedad, el miedo al fracaso o la sombra de la exigencia excesiva y desmedida, no dudes en solicitar ayuda experta.
A veces, hay que sanarse para poder escalar en condiciones nuestras montañas particulares.
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- Clear, James (2020) Hábitos atómicos: Cambios pequeños, resultados extraordinarios. Diana
- van der Weiden A, Benjamins J, Gillebaart M, Ybema JF, de Ridder D. How to Form Good Habits? A Longitudinal Field Study on the Role of Self-Control in Habit Formation. Front Psychol. 2020 Mar 27;11:560. doi: 10.3389/fpsyg.2020.00560. PMID: 32292376; PMCID: PMC7135855.