Rodéate de personas que se alegren de tus éxitos y felicidad

Hay personas que no dudan en apoyarte cuando las cosas te van mal. Sin embargo, cuando alcanzas el éxito y eres feliz, parecen volverse fríos y distantes. ¿A qué se debe?
Rodéate de personas que se alegren de tus éxitos y felicidad
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 octubre, 2021

Rodéate de personas que se alegren de tus éxitos y felicidad, de amigos, compañeros y familiares que sientan de verdad tu dicha. Porque en el mundo de las relaciones y los vínculos sociales abundan los que llevan máscara. Figuras que no siempre ven con buenos ojos que las cosas te vayan bien, que escales posiciones y vayas, granito a granito, dando forma a tus sueños.

Esto lo vemos de manera frecuente en los entornos de trabajo. De pronto, alguien empieza a destacar, se le elogia y logra por méritos propios un ascenso. Los demás no dudan en felicitar a esa persona. Sin embargo, son muchos los que perciben en el triunfo ajeno una clara amenaza. Lo que experimentan es una reacción instintiva motivada por una envidia soterrada y silenciosa.

De algún modo, esas dinámicas laborales las tenemos más que asumidas: forman parte de la evidente competitividad social. Sin embargo, el auténtico problema llega cuando alguien a quien apreciamos parece reaccionar de manera negativa ante nuestros éxitos. ¿Qué está ocurriendo? ¿A qué se debe esa frialdad o esa reacción tan impostada?

“¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!”.

-Miguel de Cervantes-

Mujer pensando en rodéate de personas que se alegren de tus éxitos

Rodéate de personas que se alegren de tus éxitos y felicidad y tu vida mejorará

¿Has visto a alguien triunfar y has sentido por él o ella una inmensa alegría? Lo más probable es que sí. Lo sentimos con frecuencia en eventos deportivos al ver a atletas alcanzar hitos excepcionales en sus disciplinas. También cuando nuestro actor o actriz favorita recibe un premio en esa serie o película que tanto nos gustó. Sin embargo, ¿sientes lo mismo cuando un amigo tuyo triunfa en algo?

Si la respuesta es positiva, ¡enhorabuena! Demuestras una clara calidad humana y unos sentimientos auténticos por esa figura cercana. Así, y puesto que tú lo demuestras por los demás, esperas lo mismo de los tuyos. Sin embargo, en lo que a relaciones sociales se refiere se da un hecho curioso… Si hay algo que queremos es que los nuestros sean ese soporte cercano cuando las cosas nos van mal.

Nos olvidamos que igual de importante es que estén en las malas como en las buenas ocasiones. De hecho, las amistades auténticas se relevan también cuando se sienten orgullosos de nosotros por nuestros logros. Necesitamos a nuestro lado figuras libres de envidia y ricas en muditā, un término que en sánscrito se traduce como alegría empática.

La envidia silenciosa presente en muchas de nuestras relaciones

La envidia nace de la comparación social. Es un tipo de emoción muy básica que todos experimentamos mucho más de lo que creemos. Es casi inevitable sentir un pinchazo en el interior cuando vemos a alguien lograr algo que nosotros anhelamos. No obstante, como sucede en cualquier experiencia emocional, dicha realidad cumple un fin.

No es otro que motivarnos para trabajar en aquello que consiguen los demás y que también nosotros ansiamos alcanzar. Sin embargo, también están quienes hacen de la envidia su forma de vida. Lejos de usarla para reaccionar, se enrocan en ella, odiando a los demás por lo que son, lo que tienen y han logrado.

Así, según un estudio, la envidia permanente deriva en un empeoramiento de la salud mental. Todo ello es comprensible y hasta puede que lo hayamos visto en alguien alguna vez.

Ahora bien, si te sugerimos eso de “rodéate de personas que se alegren de tus éxitos y felicidades” es por un hecho concreto. Percibir una repentina distancia de un amigo cuando conquistas un triunfo duele y contradice.  Notar como determinadas personas que creías significativas no responden como esperabas cuando las cosas te van bien genera un vacío. También sentimientos de decepción.

Esa envidia silenciosa que de pronto es revelada entre nuestras amistades ante los triunfos propios nos genera dolor. Percibir cómo alguien se aleja cuando las cosas nos van bien puede provocar incluso que lo logrado sea menos satisfactorio.

La alegría empática (muditā) clave de las relaciones auténticas

Rodéate de personas que se alegren de tus éxitos, de amistades que disfruten tus logros. Ten cerca figuras que se sientan orgullosas de ti por cómo eres y lo que logras en la vida. Esos y no otros son quienes merecen de verdad tu afecto y cariño. Porque, aunque bien es cierto que todos necesitamos el apoyo de los demás cuando las cosas van mal, es en las conquistas cuando se descubre también al amigo verdadero.

Esos hombres o mujeres te demostrarán lo que se conoce como alegría empática o solidaria. Se trata de un estado emocional en el que uno se siente genuinamente feliz por el éxito de otros. Esto no se puede fingir, la autenticidad se percibe, se palpa en el otro y esa dicha en nuestras amistades, compañeros o familiares intensifica aún más el propio logro.

Porque cuando algo se comparte  con las personas que más queremos todo se vive de manera más intensa.

Rodéate de personas que se alegren de tus éxitos como estas chicas

Rodéate de personas que se alegren de tus éxitos y alégrate tú por los triunfos ajenos

A veces, conservamos a determinadas figuras como quien custodia una vaca sagrada. No nos sirven de mucho, pero los tenemos presentes porque son amigos de la infancia, porque siempre han estado ahí… Sin embargo, no nos traen ninguna dicha, sino justo lo contrario. Hasta que al final llega ese día en el que percibimos claramente la envidia, la gelidez, la sonrisa impostada, la falsa alegría…

Rodéate de personas que se alegren de tus éxitos y pon distancia de quien no está, como suele decirse, ni en las buenas ni en las maduras. Asimismo, no descuides otro aspecto esencial.

Sé capaz también de celebrar los triunfos de los demás, demuestra esa alegría empática y solidaria por quienes conquistan sus sueños. Porque esa felicidad genuina también revierte en ti: te hace mejor persona.


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