Roman Krznaric, el filósofo de la empatía

Roman Krznaric hace hincapié en la importancia de salir de la dictadura del instante que prima hoy en día. Destaca que las personas y los gobiernos deben pensar la realidad en términos de siglos y no de nanosegundos.
Roman Krznaric, el filósofo de la empatía
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 27 enero, 2021

Roman Krznaric es un filósofo australiano con un enfoque muy interesante en el que la empatía lleva a lo genuino y lo genuino lleva al bienestar. En sus escritos y sus intervenciones es frecuente la inclusión de términos como “pensamiento catedral” o “ser buenos ancestros”.

Una de sus obras más recientes lleva precisamente un título que parece resumir sus inquietudes: El buen antepasado: cómo pensar a largo plazo en un mundo cortoplacista. Lo escribió hace un par de años, pero lo publicó en plena crisis de 2020. Esta le corroboró mucho de lo que ya había visualizado en sus reflexiones.

Para Roman Krznaric el mundo actual vive en un marco en el que predomina el cortoplacismo frenético y la tiranía del ahora. Esto se manifiesta en la cultura del hiperconsumo urbano y en una absoluta dictadura del segundo. Nada de esto coincide con la más auténtica naturaleza humana. Veamos lo que piensa al respecto.

Esa forma de pensar permitió levantar la Gran Muralla China o viajar al espacio, construir Machu Picchu o Brasilia: no sólo era actuar para el aquí y el ahora”.

-Roman Krznaric-

Mujer moviendo agujas de reloj

Roman Krznaric y la empatía

El concepto de empatía  es uno de los ejes en el pensamiento de Roman Krznaric. En un sentido texto, que escribió para The Guardian, expuso los motivos que hacían que este tema fuese tan importante para él. Cuenta que creció sin apenas recuerdos anteriores a los 10 años. A esa edad, su madre murió de cáncer.

Lo que hizo el futuro filósofo fue retraerse emocionalmente y desensibilizarse. Los niños suelen reprimir y negar para poder seguir adelante ante situaciones tan devastadoras. Por eso, para Krznaric era casi imposible conectar con los demás. Ni reía con las alegrías de otros, ni se apenaba por sus tristezas.

A medida que fue creciendo, nació en él un deseo muy fuerte de profundizar en el concepto de empatía. De una u otra forma, era su manera de recuperar ese yo empático que había asfixiado cuando era solo un niño. Entendió que esto no se trataba de sentir compasión por los demás, sino captar sus puntos de vista.

Un aprendizaje interesante

En su excursión por el mundo de la empatía, hubo varias experiencias que marcaron a Roman Krznaric. Una de ellas fue una larga entrevista de varios años que le hizo a su padre. Este era un polaco que se había visto obligado a emigrar a Australia, durante la Segunda Guerra Mundial.

La conversación le permitió saber que su padre había pasado por grandes sufrimientos. Ser testigo de una guerra cruenta, del hambre, de la enfermedad y la crueldad habían dejado marcas indelebles en él. Por eso, al llegar a su nuevo hogar se había esmerado en construir una vida estable, algo que Roman Krznaric deploraba.

Tras esa larga conversación, Krznaric comprendió por fin el origen de ese afán paterno por diseñar un mundo previsible para él y sus hijos. Era una especie de compensación para la terrible incertidumbre que debió soportar cuando era muy joven. Esto le reveló lo que es la empatía: esa capacidad para comprender el punto de vista del otro de forma profunda.

Amigos hablando sobre la empatía

Empatía y pensamiento catedral

En su obra, Roman Krznaric aboga por que la humanidad desarrolle empatía con quienes vendrán en el futuro. Piensa que en el mundo actual se ha tratado al planeta con una actitud “colonialista”, es decir, como tierra de nadie. Sin embargo, los seres humanos convivimos con otras especies y con la Tierra misma. Pasar por alto esto es una de las razones de la crisis de 2020.

Krznaric recuerda que el concepto de tiempo ha tenido una historia particular. Al principio los relojes marcaban solamente las horas. Un par de siglos después, se incluyeron los minuteros y un poco más adelante, los segunderos. Hoy ya se habla en términos de nanosegundos.

Desde su punto de vista, esto resulta inadecuado. Por eso habla del pensamiento catedral. Esto es una metáfora para referirse a los constructores de las catedrales góticas que pensaban su obra en términos de centurias y no de un par de minutos. Cree que el ser humano debe volver a pensar así y salir del cortoplacismo patológico que prima en la actualidad.

Roman Krznaric está convencido de que la humanidad debe hacerse consciente de que llegó la hora de diseñar un futuro a largo plazo. Este propósito solo tiene sentido si prima la empatía por lo humano, por los que vendrán. A su juicio, es tiempo de volver a pensar las acciones en términos de lapsos amplios. Esto, por sí solo, nos otorgaría una existencia más genuina.

Imagen principal: https://www.romankrznaric.com/about

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  • Krznaric, R. (2015). O poder da empatia: a arte de se colocar no lugar do outro para transformar o mundo. Editora Schwarcz-Companhia das Letras.

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