13 señales de que estás madurando

¿Qué significa madurar? ¿Se evidencia esta madurez en nuestras acciones? ¿De qué forma? En este artículo hablamos de 13 señales que indican que estás madurando.
13 señales de que estás madurando
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 29 junio, 2022

¿Qué significa madurar a nivel psicológico? ¿Cómo saber si estás madurando? ¿La madurez puede observarse en aquello que hacemos o en nuestras ideas?

Como veremos, madurar implica cambios en nuestra forma de ver la vida y en nuestro propio comportamiento, además de ver las cosas desde otro punto de vista, relativizar, aprender… ¡Y mucho más!

Señales de que estás madurando

Si quieres saber si estás madurando, debes atender a ciertos aspectos de ti que han cambiado con el tiempo. A continuación explicamos los más indicativos de ellos.

1. Has aprendido de los errores

Una de las señales de que estás madurando es que has logrado aprender de tus errores. Todos nos equivocamos, pero no todos somos capaces de extraer un aprendizaje de ello.

Por ello, si eres capaz de ver el pasado con perspectiva, de entender qué te llevó a actuar de esa forma (aunque sientas que ahora lo harías de otra forma) y de comprender qué puedes extraer de esa situación, es que empiezas a madurar.

Mujer de espaldas pensando

2. Te responsabilizas de tus acciones

La responsabilidad es otra de las señales de la madurez. Ser responsable implica ser conscientes de las consecuencias de nuestras acciones, anticiparnos a ellas y entonces decidir si actuamos de una forma u otra.

“Acepta la responsabilidad de tu vida. Debes saber que eres tú el que te llevará a donde quieres ir, no hay nadie más”.

-Les Brown-

3. Pasas de la queja a la responsabilidad

Relacionada con el punto anterior, otra de las señales de que estás madurando es que has pasado de la queja constante a la toma de responsabilidad. Así, no estás tan centrado en quejarte, sino en ver qué puedes hacer con lo que tienes.

En otras palabras: pasas a ocuparte de tu vida (y no tanto a preocuparte por ella).

4. Eres más coherente

La coherencia tiene mucho que ver con la madurez emocional. Ser coherente implica que lo que sentimos, decimos y hacemos se corresponde; que están en sintonía.

No es fácil ser coherente, y no siempre lo vamos a lograr. Podemos ser maduros y tener momentos de incoherencia, pero a medida que crecemos, estas incongruencias van disminuyendo (el autoconocimiento y la terapia psicológica ayudan mucho).

“El autoconocimiento es el primer paso hacia la madurez”.

-Jane Austen-

5. Te abres emocionalmente

Madurar también implica abrirse emocionalmente al otro. No significa no tener miedo o reparos a la hora de hacerlo, sino ser capaz de hacerlo a pesar de ello -con toda la valentía que eso implica-.

Y es que, a medida que nos hacemos mayores, en realidad, la importancia que le damos a los demás se va reduciendo… Por ello, nos es más fácil abrirnos y además responsabilizarnos de esas emociones.

6. Te sientes más seguro

La confianza personal también es algo que va ganándose con el tiempo (y las experiencias), y es otra de las señales de que estás madurando. En la infancia y la adolescencia, por ejemplo, esta seguridad cuesta más de conseguir, y nos sentimos más vulnerables en este sentido.

En la adultez, sin embargo, nos sentimos cada vez más seguros de nosotros mismos. Además, se acepta que, dentro de esta seguridad en uno mismo, también se suceden las épocas de hipersensibilidad emocional o que esta desaparezca.

7. No te importa la cantidad, sino la calidad

Según Almudena Moreno, Doctora en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona y profesora titular de la Universidad de Valladolid, esta sería otra de las señales de que estás madurando: que le das más importancia a la calidad y no tanto de la cantidad.

Moreno afirma que cuando somos jóvenes queremos “tenerlo” todo, pero a medida que crecemos, perdemos esa necesidad de acumular. Nos centramos más en la calidad de las cosas que tenemos.

8. Sabes identificar mejor lo que quieres

También, según Almudena Moreno, saber lo que queremos (o al menos, más que antes) sería otra de las señales de madurez psicológica. Crecemos y nuestros gustos se afinan, nos volvemos más refinados. Buscamos vivir de acuerdo a nuestro propio sistema de creencias y valores, y desarrollamos un estilo más personal en las cosas (a la hora de viajar, vestir, relacionarnos, etc.).

9. Te comprometes

Con la madurez nos comprometemos más con las cosas, las acciones, las personas, las relaciones, etcétera. Las relaciones se afianzan y se vuelven más duraderas, gracias a que somos capaces de comprometernos con ellas.

10. Eliges tus amistades

Nos volvemos también más selectivos a la hora de escoger nuestras amistades y relaciones en general. Así, estas se conforman por afinidades culturales, familiares, motivacionales e intelectuales, y no tanto por intereses festivos, por coincidir en la vida (“los amigos de toda la vida”), etc.

11. Eres más resiliente

La resiliencia es la capacidad para adaptarnos a la vida y a los cambios, para afrontar los obstáculos y para salir reforzados de las experiencias complicadas. Por ello, a medida que crecemos y maduramos, nos volvemos también más resilientes.

12. Resuelves con más facilidad los problemas

Crecer es aprender, por lo que es lógico que recopilemos más -y mejores- estrategias para resolver los problemas. Así que, como en puntos anteriores, esto también es gracias a la experiencia.

“Vive como si fueses a morir mañana. Aprende como si fueses a vivir para siempre”.

-Mahatma Gandhi-

Hombre pensando

13. Eres más creativo

Finalmente, otra de las señales de que estás madurando es un aumento de la creatividad. La madurez psicológica favorece esta y otras habilidades que se encuentran en pausa durante algún tiempo (por ejemplo, mientras buscamos pareja o consolidarnos en el mercado laboral).

Y tú, ¿sientes que has madurado? ¿Te ves reflejado en alguno de estos puntos? Todos maduramos a nuestra manera, y por ello, no hay una única forma de hacerlo. Lo cierto es que, en general, a medida que maduramos, vemos la vida diferente: de forma más relativa quizás, o más tolerante.

“La madurez de la mente es la capacidad de soportar la incertidumbre”.

-John Finley-


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