¿Por qué nos da miedo crecer?

¿Por qué nos da miedo crecer? ¿Tiene algo que ver con la muerte? ¿Y con nuestra infancia? Analizamos 5 posibles causas de este miedo a crecer que casi todos hemos experimentado alguna vez.
¿Por qué nos da miedo crecer?
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 08 julio, 2021

¿Alguna vez te has preguntado por qué nos da miedo crecer? ¿Tú mismo has experimentado este temor? ¿De dónde crees que procede este miedo? ¿Con qué lo relacionas?

En este artículo hablamos de 5 posibles lastres para nuestro crecimiento. Estos tendrán mucho que ver con cómo nos sentimos frente al cambio, por cómo nos posicionamos frente a la incertidumbre, con nuestra historia vital y con nuestra forma de gestionar los momentos en los que la realidad le da la espalda a las expectativas.

¿Por qué nos da miedo crecer?

¿Por qué nos da miedo crecer? Quizás la respuesta tenga que ver con aquello que supone hacerlo: asumir responsabilidades, aceptar ciertas pérdidas, volar del nido… Analizamos 5 causas pueden ayudar a entender el por qué este miedo a hacernos mayores.

Mujer pensando

Separación simbólica de los padres

Una de las principales razones por las que nos da miedo crecer es la separación simbólica de los padres y otras personas que nos han ofrecido, desde la infancia, cierta sensación de seguridad. A medida que maduramos, vamos formando nuestra propia identidad y elegimos nuestro propio camino.

Sin embargo, si no logramos “desvincularnos” (en el buen sentido) de los padres, esa identidad y ese camino pueden verse truncados. Y ese miedo surge cuando crecemos: por un lado, tenemos ganas de ser independientes y por el otro, nos pesa aún cierta dependencia de esas figuras que fueron capaces de protegernos de la mayoría de peligros.

Esto lo vemos muy marcado en los adolescentes, que conjugan su deseo de autonomía con la inseguridad de caminar hacia un nuevo equilibrio en el que van a estar más desprotegidos.

Miedo a las responsabilidades

A medida que nos hacemos adultos, nuestras responsabilidades crecen. Y ese miedo a la responsabilidad también podría explicar por qué nos da miedo crecer. Debemos asumir nuevos retos, tareas, proyectos… y todo esto conlleva cierto grado de responsabilidad.

Además, implica soltar lazos y vínculos con un “yo” pasado, con un “yo” de la infancia, para empezar a tomar las riendas de nuestra propia vida sin necesidad de depender de los demás. Y esto implica madurez y autodeterminación, valores que no todas las personas han desarrollado a según qué edad.

Miedo a la soledad

“Volar del nido”, crecer, independizarnos… implica afrontar también la soledad. Sí, podemos tener parejas, amigos… pero al fin y al cabo, todos estamos solos (ya lo dicen, que nacemos y morimos solos). Además, esta soledad se vuelve más tangible a medida que crecemos, cuando debemos afrontar que nos separamos de nuestros padres (físicamente), y cuando decidimos empezar a “volar”.

Así, reconocernos como adultos independientes nos hace adquirir mayor consciencia de los problemas existenciales; uno de ellos, la soledad.

Por otro lado, también debemos afrontar el reto (o el miedo) a ser diferentes, o incluso, a destacar entre la multitud. Esto se relaciona con la amenaza primitiva basada en la evolución de ser separado de las tribus, lo que se equivale a un miedo a morir.

Miedo a morir

Otra de las causas que permiten entender por qué nos da miedo crecer tiene relación con el último punto mencionado; el miedo a la muerte. Cuando crecemos, la vida y el tiempo avanzan, y con ello, nos aproximamos cada vez más a la muerte. Y aunque sea ley de vida, no todos tenemos tan interiorizada la idea de muerte.

A medida que percibimos el inexorable paso del tiempo, nos enfrentamos también a frustraciones y decepciones que nos da la vida, a enfermedades, a eventos negativos y así, a los constantes recordatorios que nos dicen que la vida puede acabar en cualquier momento.

De forma paradójica, encontramos que, hay personas que a medida que le damos un valor especial a nuestras vidas, tienden a sufrir más por la muerte. Quizás la razón radique en el hecho de que, cuanto más amamos la vida, más tememos irnos de ella con la muerte.

Personas mayores preocupadas por la muerte en la vejez

Mecanismos de defensa: la fantasía

Muchas personas utilizan la fantasía como mecanismo de defensa cuando deben afrontar el reto de crecer (u otro tipo de mecanismos).

La fantasía en la infancia se reproduce a través de una conexión que nos imaginamos con los padres, y que nos ofrece cierto grado de seguridad. De esta forma, en los primeros años de vida formamos esta ilusión para compensar traumas personales o para reducir los sentimientos de frustración que surgen por el rechazo, la separación o la pérdida. Cuando nos hacemos mayores, estas conexiones de fantasía las transferimos a nuevas relaciones.

Así, ciertos sucesos de la infancia, cuando son dolorosos y traumáticos, pueden conducirnos a la disociación, a la represión o a la supresión (otros mecanismos de defensa), muy relacionados con procesos de fantasía. Estos patrones adquiridos durante la infancia pueden perdurar en la edad adulta, cuando uno debe afrontar la realidad que implica hacerse mayor.

Como hemos visto, el miedo a crecer se relaciona también con otros tipos de miedo: el miedo a la muerte, a perder el vínculo con las figuras de apego, a responsabilizarse de la propia vida, a otros tipos de pérdidas…

“Aprender a crecer implica aprender a vivir, y esto conlleva aceptar la incertidumbre y las ambigüedades que trae consigo la vida; por ello es una tarea que tanto nos cuesta”.

Sin embargo, aceptar estas incertidumbres y ambigüedades nos ofrece la posibilidad de abrirnos a la vida y al paso del tiempo, todo ello necesario no solo para crecer, sino también para madurar. Recuerda: crecer no está reñido con dejar de asombrarse por la vida… ¡toca seguir viviendo! Aunque a veces dé miedo.

“Voy a organizarme, si para tener una vida plena tengo que encontrar el equilibrio, practicaré en la cuerda floja hasta que sea capaz de saltar en ella”.

-Anónimo-


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Bailly, D. (1997) Angustia de separación. Masson: Barcelona.
  • Cabodevilla, I. (1999). Vivir y Morir conscientemente. Ed. Desclée De Brouwer: Bilbao.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.