Sensibilidad a flor de piel

Con frecuencia confundimos a las personas hipersensibles con aquellas que tienen una alta sensibilidad. Pero, en realidad se trata de dos condiciones distintas.
Sensibilidad a flor de piel
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 15 febrero, 2020

Cuando decimos que alguien es muy sensible podemos estarnos refiriendo a situaciones muy distintas. Desde aquella persona a la que le molesta un olor que para el resto pasa desapercibido, hasta quien llora viendo una película. O, tal vez, quien se ofende ante un comentario sin importancia. Los conceptos relacionados con la sensibilidad a menudo son confundidos y utilizados de forma incorrecta. Por eso que hoy trataremos de arrojar algo de luz sobre el asunto.

Seguramente en algún momento hayas oído hablar de las personas altamente sensibles (PAS), y también de las hipersensibles. En algún punto te habrán parecido conceptos muy similares o intercambiables. Pero, en realidad, se trata de dos entidades muy distintas, tanto en su origen como en sus consecuencias.

Alta sensibilidad

La alta sensibilidad es una predisposición biológica de la persona que tiene el sistema nervioso más desarrollado que la mayor parte de la gente. Son individuos con una elevada sensibilidad sensorial, por lo que perciben mucha más información a través de sus sentidos que la media.

Es común que se sientan afectados por luces brillantes, olores fuertes y ruidos. Así como que se abrumen y se saturen en un ambiente sobre-estimulante. Esta cualidad está presente en, alrededor de un 20% de la población y tiene un origen genético o hereditario.

Respuesta química de la sensibilidad

Las personas altamente sensibles viven todo con una mayor profundidad y presentan una emocionalidad más intensa. Así pueden conmoverse fácilmente ante un paisaje o una película. Y pueden sufrir verdaderamente ante el dolor ajeno. Su gran capacidad de percepción de matices y sutilezas los lleva a desarrollar una elevada empatía y capacidad de comprensión. Pero, por lo mismo, pueden sentirse más fácilmente desbordados que quien solo percibe la superficialidad de un asunto.

Hipersensibilidad

Por su parte, la hipersensibilidad hace referencia a la fragilidad emocional. A la susceptibilidad y la tendencia a sentirse ofendido y reaccionar de forma, aparentemente, desproporcionada. Las personas hipersensibles son personas dañadas, que experimentaron vivencias negativas que aún no han superado.

Esto las lleva a mostrarse inseguras y defensivas ante los demás, pudiendo interpretar cualquier indicio como una ofensa o un ataque personal. Su elevada susceptibilidad les lleva a utilizar estrategias como la agresividad o el chantaje emocional, a fin de sentir una cierta superioridad.

Con frecuencia tienden a ser consideradas ariscas, malhumoradas o exageradas. Esto provoca que se sientan aún más frustradas e incomprendidas, y su tendencia a estar alerta ante la hostilidad ajena aumente. Pero, en realidad, no se trata de una actuación dramática. Su reacción es proporcional a la intensidad de la emoción que están experimentando. Simplemente esta es mucho más elevada que la de otras personas.

Mujer llorando por su sensibilidad

Un enfoque positivo

Como vemos las personas hipersensibles son diferentes de las PAS tanto en su percepción como en sus reacciones. Pero ambas pueden aprender a lidiar con su condición. Así lograrán una vida más feliz y unas estrategias más adaptativas y funcionales.

Las PAS, si desarrollan una buena inteligencia emocional, pueden obtener mucho provecho de su sensibilidad. Han de aprender a protegerse del exceso de estímulos y comenzar a regularlos para evitar sentirse desbordados.

Así disfrutarán de un mayor autoconocimiento y crecimiento personal que los demás. Y, además, gozarán de relaciones sociales más satisfactorias gracias a su elevada intuición y empatía. Si son capaces de no involucrarse en exceso, podrán aprovechar sus cualidades sin sentirse dañados o abrumados. 

Por su lado, las personas hipersensibles han de tomar conciencia de su exceso de reactividad y su susceptibilidad aumentada. Será necesario que trabajen en sus heridas infantiles y sanen aquello que los llevó a sentir que el mundo era un lugar hostil de que debían defenderse. Si logran fortalecer sus sentimientos, si logran amarse y aceptarse completamente, dejarán de verse tan afectados emocionalmente por los demás.

En cualquier caso, nunca hemos de hacer sentir culpable a ninguna persona por poseer una sensibilidad especialmente elevada. Todos merecemos ser comprendidos y respetados en nuestras diferencias. Y todos tenemos asuntos por trabajar.

Al fin y al cabo, tanto las personas hipersensibles como las personas con alta sensibilidad pueden enseñarnos algo. A ser cuidadosos con las emociones ajenas, a observar y deleitarnos con el mundo que nos rodea. A implicarnos y a vivir intensamente.


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  • de Beijl, K. Z. (2016). Personas Altamente Sensibles: Descubre si lo eres y aprende a gestionar el día a día en tus relaciones, el trabajo, con tus hijos…. La Esfera de los Libros.
  • Fernández-Pinto, I., López-Pérez, B., & Márquez, M. (2008). Empatía: Medidas, teorías y aplicaciones en revisión. Anales de Psicología/Annals of Psychology24(2), 284-298.

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